Desde que Windows 11 se presentó oficialmente, ha surgido un mar de dudas en torno a los requisitos mínimos demandados por el nuevo sistema operativo de Microsoft. La empresa norteamericana ha modificado sus indicaciones varias veces a lo largo de la última semana, lo que ha hecho que muchos aún duden si su ordenador será compatible o no con la nueva versión del sistema operativo.
Para entender dónde estamos en estos momentos, debemos comenzar por el principio. Tras la presentación oficial, los de Redmond revelaron unos requisitos mínimos bastante exigentes para poder instalar Windows 11.
Era necesario contar con un procesador Intel de octava generación o posterior, un procesador AMD Zen 2 o posterior o un SoC Qualcomm de las series 7 u 8. Además, la empresa norteamericana también exigió que las máquinas tengan un TPM 2.o, un elemento que ayuda a mejorar la seguridad del equipo. Los requisitos eran tan exigentes que incluso más de la mitad de sus propios ordenadores Surface resultaron no ser compatibles con Windows 11.
En paralelo, Microsoft publicó un documento de soporte –ahora modificado– que flexibilizaba estos dos requisitos. Concretamente, en dicha web se indicaba que habría unos requisitos recomendados catalogados como "duros" y unos requisitos mínimos calificados como "blandos".
Esta diferenciación abría la puerta de Windows 11 a aquellos equipos sin TPM 2.0 y con procesadores de generaciones anteriores. Eso sí: los ordenadores que no tuvieran estos elementos recibirían diversas "advertencias de compatibilidad".
El citado documento, no obstante, volvió a ser actualizado pocas horas más tarde. Microsoft decidió dar marcha atrás y eliminó la diferenciación entre requisitos "blandos" y "duros". En la nueva versión del texto, la empresa norteamericana especificó que "todos los dispositivos que no cumplan los requisitos de hardware no podrán actualizar a Windows 11". En otras palabras: finalmente, sí será imprescindible tener uno de los procesadores indicados y, además, un TPM 2.0.
Microsoft aclara cuáles son los requisitos mínimos de Windows 11
Entre idas y venidas, muchos usuarios seguían sin tener realmente claro si iban a poder subirse al carro de Windows 11. Por ello, aprovechando el lanzamiento de la versión preliminar para Insiders de Windows 11, Microsoft intentó aclarar el panorama publicando un comunicado en su página web.
En primer lugar, la compañía estadounidense anunció la retirada de la aplicación PC Health Check. Esta permitía comprobar automáticamente si un equipo era compatible o no con Windows 11. Sin embargo, la aplicación era poco específica y no siempre funcionaba correctamente. La compañía, en consecuencia, ha decidido retirarla "hasta el otoño" con el objetivo de mejorarla de cara al lanzamiento final de Windows 11.
En cuanto a la exigencia de los procesadores y los TPM 2.0, Microsoft ha intentado explicar por qué ha sido tan estricta con estos componentes. Según la compañía, la decisión se ha basado en tres aspectos:
- Seguridad. Windows 11 requiere componentes que puedan habilitar protecciones como Windows Hello, el cifrado del dispositivo, VBS, HVCI y Secure Boot. Según la compañía, la combinación de todas ellas reduce en un 60% el malware. Las CPUs calificadas por Microsoft como compatibles con Windows 11 soportan todas estas tecnologías e incluyen un TPM integrado.
- Estabilidad. Todas las CPUs seleccionadas por Microsoft han adoptado el modelo Windows Driver que, según la corporación, permite lograr una experiencia libre de errores en un 99,8%.
- Compatibilidad. Microsoft exige un procesador de dos núcleos con al menos 1 GHz, 4 GB de RAM y 64 GB de almacenamiento porque, según la compañía, eso es lo mínimo que también exigen muchas de las aplicaciones que usamos actualmente, como Office o Teams.
La empresa estadounidense, no obstante, se ha comprometido a examinar detenidamente la posible compatibilidad de los procesadores Intel de 7ª generación y AMD Zen 1. Esto no quiere decir que los equipos con estos componentes vayan a poder actualizar a la nueva versión cuando se lance comercialmente. Microsoft, por el momento, solo se compromete a evaluar esta posibilidad a lo largo de los próximos meses. Los que sí parecen sentenciados a la incompatibilidad son aquellos equipos que tienen un procesador Intel de 6ta generación o un AMD anterior a los Zen 1.
Respecto al TPM 2.0, este elemento sigue siendo un requisito indispensable para el nuevo sistema operativo. Si quieres saber más sobre los TPM, puedes visitar este artículo en el que explicamos para qué sirven, por qué son importante para la seguridad del ordenador y cómo puedes verificar si está presente en tu PC.
Por último, Microsoft ha anunciado que quienes quieran probar la versión beta de Windows 11 no tendrán que cumplir los requisitos relacionados con el TPM ni con la generación del procesador. Es decir: los requisitos para la versión beta serán más laxos que para la versión final.
Entonces, ¿qué requisitos mínimos debe cumplir mi ordenador?
Para instalar la versión beta de Windows 11, tu ordenador únicamente debe cumplir los siguientes requisitos:
- Tener un procesador de 64 bits con al menos 1 GHz y dos núcleos.
- 4 GB de RAM.
- 64 GB de almacenamiento disponible.
- Una GPU compatible con DirectX 12 o posterior.
- Una pantalla de al menos 9 pulgadas con canal de 8 bits por color y resolución 720p (HD).
- Conexión a internet y una cuenta de Microsoft.
Para instalar la versión final de Windows 11, que llegará más adelante, el equipo tendrá que cumplir, además de los anteriores, dos requisitos adicionales:
- Tener un TPM 2.0.
- Que el procesador esté en la lista de chips compatibles publicada por Microsoft. En ella se incluyen, por el momento, todos los chips de octava generación de Intel (o posteriores), los chips AMD Zen 2 (o posteriores) y los SoCs Qualcomm de las series 7 y 8. Puedes encontrar la lista completa en la web de Microsoft.