El cuento de la Criada llegó a su cuarta temporada y también a una encrucijada. Una que la pone en el límite incómodo que tuvo que atravesar Juego de Tronos. La serie llegó a su temporada final en medio de controversias sobre su calidad, aunque no sobre sus niveles de audiencia.

Una discusión peligrosa que parece ahora rodear a El Cuento de la Criada y por razones parecidas. ¿Alcanzó la serie ambientada en el universo creado por Margaret Atwood su límite?¿Comienza a ser repetitiva la transición de todo tipo de sucesos violentos en busca de un motivo y un punto más alto de tensión? No son preguntas sencillas de responder. Después de todo, el éxito de HULU se ha distinguido por su capacidad de reinvención. De hecho, la serie ha tenido el curioso honor de ser incluida de forma tangencial en el libro Los Testamentos de Margaret Atwood. 

La obra que da continuidad a la historia menciona algunos elementos del fenómeno televisivo. Ambas, forman un único universo y también una versión elaborada sobre algo más poderoso. En su punto más alto, el fenómeno de El Cuento de la criada logró incluso erigirse como un símbolo político. 

Durante el 2018, se vio a manifestantes pro aborto y otros temas relacionados con el ámbito feminista llevando el icónico traje de la serie. La capucha blanca y la toga roja trascendió para hacerse algo más importante. De pronto, El Cuento de la criada era algo más que una serie. Era una manifestación de la cultura popular capaz de mostrar la atmósfera de lo que ocurría en el mundo político y social. 

Para cuando la primera temporada de la serie terminó, el fenómeno era de tal envergadura que llegó a hablarse una distopía convertida en predicción. Pero con el último capítulo, comenzó un curioso problema. La historia del libro terminaba y abría la puerta a la experimentación argumental sobre la narración de Atwood. 

El problema del universo expandido 

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Para entender las preocupaciones con respecto a la continuidad de El Cuento de la Criada, hay que remontarse al fenómeno más parecido y reciente. Juego de Tronos fue por casi diez años el ejemplo de una brillante adaptación. 

Fue, además, la perfecta combinación entre los puntos más complejos del libro y la versión televisiva. Hasta la temporada cinco. El último capítulo, transmitido el 14 de junio de 2015, mostraba al héroe Jon Snow muriendo sobre la nieve. Era también, el final del libro Danza de Dragones publicado en el 2011.

Pero la temporada seis, el grupo de guionistas de la serie tuvo la complicada misión de desarrollar la historia por separado de su versión literaria. Y aunque el argumento estaba basado en la versión no escrita de las futuras novelas, fue notorio el cambio en ritmo y en forma. Para su octava y última temporada fue evidente que Juego de Tronos había perdido profundidad, complejidad y la atmósfera que la habían hecho famosa. Los últimos capítulos recibieron la puntuación más baja de la crítica y fueron ampliamente criticados por su baja calidad.

¿El motivo de la debacle? Algo más sencillo de lo que parece. Sin el apoyo de los libros, los guionistas tuvieron que recurrir a fórmulas básicas de guion para agilizar, hacer avanzar la trama y resolver conflictos complejos. De las largas, estudiadas y profundas conversaciones literarias, los personajes se convirtieron en meras caricaturas de sus pares en papel. Para el último capítulo, fue evidente una prisa injustificada por cerrar arcos incompletos y el final de personajes sin la menor lógica. 

¿Podría ocurrir algo semejante con El Cuento de la Criada? Hasta ahora, la serie ha logrado mantener el tono y su segunda temporada fue alabada por sostener la calidad y coherencia de la anterior. No obstante, la inevitable pregunta de si la ausencia del material literario base podría afectar su solidez narrativa ya comenzaba a preocupar para la tercera. 

La cuarta, recién estrenada y que tuvo que atravesar reescrituras y un considerable retraso de la producción, llega sin sorpresas. Y aunque todavía puede presumir de una premisa fresca y de una puesta en escena impecable, la historia comienza a decaer. ¿Es el momento de analizar un posible final para la serie? 

El Cuento de la criada y su relevancia política

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Hulu

Por supuesto, algo en lo que lleva ventaja El Cuento de la Criada y que Juego de Tronos no pudo mantener fue su relevancia a través del tiempo. La serie de HBO atravesó discusiones sobre su uso de la violencia sexual y se vio obligada a replantear su historia.

En cambio, El Cuento de la criada todavía toca temas de suficiente relevancia como para que su transmisión siga teniendo importancia. Con su versión tétrica sobre el control del Estado y la identidad femenina, la serie todavía es parte de la conversación social. No obstante, a pesar de su mensaje poderoso, la serie comienza a tener problemas para contar una historia fresca. 

HULU tomó la misma arriesgada decisión de HBO de contar una historia compleja sin el material de origen. Pero la diferencia radica en que la historia de June admitía en buena medida el riesgo. El personaje y el siniestro Estado de Gilead eran elementos lo suficientemente poderosos como para sostener nuevas narraciones. Y de hecho, la segunda y tercera temporada lograron crear una tensión propia, que no dependía de la historia homónima. Pero con la cuarta temporada, el desgaste es más evidente.

De la misma manera que le ocurrió a Juego de Tronos, la serie comienza a repetirse como esquema. También, a utilizar fórmulas argumentales conocidas para hacer avanzar la trama. De hecho, la serie comienza en un punto confuso en el que nada y todo ha cambiado. Pero lo esencial del argumento — June en un intento de simbolizar una revolución inevitable — sigue siendo el centro de la historia. Y lo es a un extremo que incluso recuerda la resurrección inevitable de Jon Snow en uno de los momentos más trascendentales de Juego de Tronos.  

Lo más preocupante parece ser que el comienzo de la serie deja claro que la historia se definirá por la estética de la violencia. Algo que ya había hecho y que era parte del contexto general de la historia, pero que ahora rellena las fallas argumentales. Más allá, el problema radica que la serie parece haber perdido el propósito. La destrucción de Gilead es inevitable y es evidente que será el punto culminante de la futura y ya anunciada temporada cinco. 

No obstante, esa concepción del final o de las posibilidades un gran final parecen no estar cercanos. Por ahora, la historia parece nutrirse de sus propios clichés y momentos de pura violencia, sin avanzar a nivel narrativo. 

El más reciente capítulo abrió la posibilidad de romper ese largo tránsito de June a ninguna parte. No obstante, sin objetivo definitivo y cargada de fórmulas recurrentes, El Cuento de la Criada necesita algo más que un cambio de escenario para avanzar.

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