A finales de 2018, el Banco de Inglaterra puso en marcha una votación para elegir al científico que presidiría sus nuevos billetes de 50 libras. Entre los candidatos había personalidades como Rosalind Franklin o el entonces recién fallecido Stephen Hawking. Cualquiera de ellos lo hubiese merecido, sin duda. Sin embargo, finalmente el elegido ha sido el matemático Alan Turing.
Con esto, se pretende homenajear la estelar carrera del científico, cuyos cálculos, entre otros hitos, ayudaron a los Aliados a ganar la Segunda Guerra Mundial. Pero no solo buscan alabar su carrera. Y es que, en un comunicado, el Banco de Inglaterra ha manifestado también su repulsa por cómo se le trató en su día por ser homosexual. Un trato tan denigrante que le llevó, supuestamente, a suicidarse con solo 41 años.
La meteórica carrera de Alan Turing
Alan Turing fue un matemático y criptoanalista nacido en Inglaterra en 1912. Destacó en múltiples áreas, desde la informática teórica hasta la biología. En la primera formalizó los conceptos de algoritmo y computación.
Su “máquina de Turing” se convirtió en un prototipo de ordenador que sentaría las bases para el desarrollo de los que conocemos hoy en día. Y, gracias a muchos de los algoritmos que desarrolló, capaces, por ejemplo, de jugar una partida de ajedrez, se le conoce como el padre de la Inteligencia Artificial.
En lo referente a la biología, desarrolló un modelo sobre la formación de patrones animales, como las escamas de tiburón o las rayas de las cebras.
Muchos de aquellos cálculos eran predicciones totalmente revolucionarias para las que el tiempo ha demostrado que tenía razón.
Todo esto ya le hace valedor de convertirse en el protagonista del nuevo billete de 50 libras. Pero, sin duda, el motivo por el que más personas le conocen es por cómo ayudó a descifrar el código de la Máquina Enigma, con la que los nazis ocultaban sus mensajes durante la Segunda Guerra Mundial. De hecho, aquella historia es el centro de la película Descifrando Enigma, protagonizada por Benedict Cumberbatch en 2014.
Un amargo final
Durante sus primeros años, Alan Turing intentó ocultar en la medida de lo posible su homosexualidad. Llegó a pedirle matrimonio a su compañera Joan Clarke, interpretada por Keira Knightley en Descifrando Enigma.
De ese modo quizás podría disimular durante un tiempo más. Sin embargo, no fue capaz de continuar con el engaño, se lo confesó todo a ella y rompió su compromiso.
Más de una década después, un ladrón entró a robar en su casa cuando el matemático se encontraba con su novio. Tuvo que reconocer ante la policía su relación homosexual. En aquella época esto estaba considerado como delito, por lo que ambos fueron detenidos. En el juicio, fue declarado culpable y se le dio a elegir entre prisión y libertad condicional. Optó por lo segundo, cuya condición era someterse a un tratamiento hormonal con el que se pretendía “curar” su homosexualidad. Además, se le impidió continuar trabajando como consultor para la Agencia de Inteligencia de Señales Británica. Todo esto le sumió en un profundo pesar, que finalizó con su muerte, dos años más tarde.
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Apareció en su casa, junto a una manzana a medio comer. El motivo del fallecimiento, según la autopsia fue un envenenamiento por cianuro. El veredicto del forense fue que había sido un suicidio y que, quizás, usó la fruta como portadora del veneno. Sin embargo, esta nunca llegó a analizarse. Por eso, hay quien piensa que pudo ser una intoxicación accidental, a causa de la inhalación de los vapores de cianuro despedidos por una máquina para galvanizar cucharas que se encontraba en la habitación.
A día de hoy sigue habiendo mucha disputa sobre cuál de las dos teorías es la más acertada. Pero lo que está claro es que Alan Turing murió totalmente denigrado por algo tan sencillo como amar a alguien de su mismo sexo.
Así es el nuevo billete
La nueva divisa de 50 libras es un billete de polímero, con funciones de seguridad avanzadas.
Su circulación comenzará el próximo 23 de junio, coincidiendo con el cumpleaños de Alan Turing. Pero este no será el único homenaje. El Banco de Inglaterra también ondeará en su honor una bandera arcoíris. Con ello, el director de la institución, Jeremy Fleming, señala que “su legado es un recordatorio del valor de acoger todos los aspectos de la diversidad, pero también del trabajo que aún tenemos que hacer para ser verdaderamente inclusivos”.
Hoy nadie habría sometido a Alan Turing a un juicio ni le habrían obligado a hormonarse. Pero sí que sigue habiendo personas que le habrían señalado o insultado por ir con su pareja por la calle, cogidos de la mano. Por eso son tan importantes este tipo de homenajes. Por la ciencia, por supuesto, pero también para recordar que todos tenemos derecho a amar y ser amados por quien nos dé la gana, independientemente de cuál sea su género. Ojalá algún día esto sea completamente así y todas las orientaciones sexuales se respeten por igual, tanto si has usado las matemáticas para salvar el mundo como si no.