En Disney Plus ya podíamos pasarlo en grande con las entretenidísimas sagas de Star Wars (desde 1977) o del Universo Cinematográfico de Marvel (desde 2008). O con películas estupendas como Pesadilla antes de Navidad, Señora Doubtfire, papá de por vida (Henry Selick, Chris Columbus, 1993), La edad de hielo (Chris Wedge y Carlos Saldanha, 2002), Buscando a Nemo (Andrew Stanton y Lee Unkrich, 2003), las de la primera trilogía de [Piratas del Caribe](https://disneyplus.bn5x.net/6YxGK) (Gore Verbinski, 2003-2007), Ice Age 2: El deshielo (Saldanha, 2006) o Los Simpson (David Silverman, 2007).
Y WALL•E (Stanton, 2008), Up (Pete Docter y Bob Peterson, 2009), El viaje de Arlo (Peter Sohn, 2015) o Ralph rompe Internet (Rich Moore y Phil Johnston, 2018). Pero, como The Walt Disney Company se ha convertido en un titán audiovisual con la adquisición de otras empresas de la industria hollywoodisense, ahora puede ofrecer mucho más. Por ello, han metido el contenido adulto en Disney Plus a través del apartado de Star. Y ahí disponemos de la saga completa que inicia La jungla de cristal (John McTiernan, 1988), para que empecemos con un ejemplo muy adecuado.
Las películas más sobresalientes de Star
De esta manera, podemos pasarlo bomba —nunca mejor dicho— con Jungla de cristal: La venganza (McTiernan, 1995), su acción a raudales y el gran juego que da un protagonista como John McClane (Bruce Willis), quien además hace pareja cómica aquí con Zeus Carver (Samuel L. Jackson). O que unos tremendos escalofríos nos recorran la columna vertebral con los delirios religiosos de El crisol (Nicholas Hytner, 1996). O permitir que la tragedia perfecta de la inconmensurable Titanic (James Cameron, 1997), triunfadora absoluta de los Premios Oscar, nos estruje el corazón sin piedad.
Y que The X-Files: Enfréntate al futuro (Rob Bowman, 1998) nos asombre como la maravillosa serie televisiva de la que emana, entre las temporadas cinco y seis, también disponibles en Star. O que la hermosa sinfonía audiovisual de El protegido (M. Night Shyamalan, 2000) nos embobe hasta que su impresionante conclusión nos desorbite los ojos. O que el ejercicio hitchcockiano de Lo que la verdad esconde (Robert Zemeckis, 2000) nos empuje a mordernos las uñas de pura inquietud. Sin librarnos de que Moulin Rouge (Baz Luhrmann, 2001) nos deslumbre con su pintoresco surrealismo musical.
Ni de que la espeluznante Señales (Shyamalan, 2002) nos deje picuetos cuando todas sus piezas narrativas encajen en el último tramo. Como Solaris (Steven Soderbergh, 2002) y sus extrañísimas circunstancias espaciales, según la novela homónima del polaco Stanislaw Lem (1961). Ni de que la letal desesperación del protagonista de Última llamada (Joel Schumacher, 2002) se nos contagie. Ni de que la misteriosa belleza de El bosque (Shyamalan, 2004) nos obnubile para atizarnos al final. O que Otra Tierra (Mike Cahill, 2011) nos arrastre a su terrible drama fantástico.
Otros largometrajes de interés en Star
Muchos pensarán que falta una mención a la mítica y fundacional Alien: El octavo pasajero (Ridley Scott, 1979). Pero en Star también podemos toparnos con otros filmes que resultan muy disfrutables. Como Robin Hood, príncipe de los ladrones (Kevin Reynolds, 1991), tal vez la mejor o más grata adaptación de esta historia legendaria, sin escatimar en humor del bueno ni en horrores medievales. Y el espionaje romántico de Resplandor en la oscuridad (David Seltzer, 1992). O la épica desesperada de Braveheart (Mel Gibson, 1995) o la potencia inequívoca de La Roca (Michael Bay, 1996), lo único relevante de su director.
Tanto como la tremenda negrura de Camino a la perdición (Sam Mendes, 2002), o el culto merecido que se le rinde a La última noche (Spike Lee, 2002). Y la gustosa tragicomedia de la ácida Entre copas (Alexander Payne, 2004) y de Melinda y Melinda (Woody Allen, 2004). O la intensidad dramática de *Cinderella Man: El hombre que no se dejó tumbar* (Ron Howard, 2005) y la enigmática angustia de Plan de vuelo: Desaparecida (Robert Schwentke, 2005). O el desasosiego de El último rey de Escocia (Kevin Macdonald, 2006) y la esquisitez visual de *La vida de Pi* (Ang Lee, 2012). Y suponemos que no pocos añadirían Deadpool (Tim Miller, 2016) y Deadpool 2 (David Leitch, 2018).
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