CD Projekt no puede decir que haya empezado con buen pie el 2021. El estudio de videojuegos polaco ha tenido que capear todo el temporal del lanzamiento de Cyberpunk 2077, seguramente el juego más esperado y anunciado de la historia.

Tras su lanzamiento a finales de diciembre, los continuos bugs de las versiones de consola hicieron que muchas store tomaran medidas como la devolución del importe a los compradores o incluso su retirada. El resultado: una caída de acciones y acusaciones por accionistas que han dejado muy trastocados a la compañía.

Pero las cosas han ido a más la semana pasada cuando un grupo de hackers ha conseguido acceder al código de este mismo videojuego y The Witcher 3, subastándolo y poniendo una vez más con la cara roja al desarrollador polaco.

Como decimos, no habría peor manera de empezar el 2021.

Sin embargo, y con todos sus errores, CD Projekt sigue siendo a día de hoy un ejemplo de cómo una empresa tecnológica puede situarse desde Polonia como competidor de los grandes estudios mundiales. Toda una llamada de atención en un momento en el que Europa navega a la deriva en sus intentos por encontrar, más allá de Spotify, industrias tecnológicas que acorten la brecha que vive en este sector con respecto a Estados Unidos o Asia.

Una historia que comienza en los años 90, con sus fundadores, Marcin Iwinski y Michal Kiciński, vendiendo copias piratas de videojuegos, y que hasta el enorme resbalón de Cyberpunk, había conseguido un gran número de éxitos improbables.

La loca historia de CD Projekt

La historia de CD Projekt -o mejor dicho, su prehistoria- comienza en la Polonia de los 90, aún marcada por la herencia del telón de acero. En el creciente pero aún mínimo mercado de videojuegos, la piratería en Polonia era la Ley. Así, Iwinski, comenzó a introducirse en el mercado, copiando e importando incluso copias falsas. “No era realmente legal, pero había vista gorda”, reconocía en una entrevista con Eurogamer el que sigue siendo el actual CEO del estudio.

Luego, ocurrieron dos cosas muy importantes. La primera fue que Iwiński no fue admitido para un curso de informática que quería cursar desesperadamente en el instituto, porque esto le hizo aterrizar en la carrera de física y matemáticas al lado de su futuro socio de por vida, Michal Kiciński, que vendía juegos de Atari en ese momento.

La segunda cosa fue el surgimiento del CD-ROM. Un cambio total en la forma de ‘compartir’ videojuegos. Entonces, dejaron a un lado la piratería para montar un negocio de importación de juegos desde Norteamérica. Al principio, lo que hoy sería una tienda de videojuegos de toda la vida. Después, el mayor distribuidor de Polonia.

1994, el nacimiento de CD Projekt, la distribuidora

Los socios de CD Projekt, en su época como distribuidora en 1996.
Los socios de CD Projekt, en su época como distribuidora en 1996. Vía CD Projekt

En la primavera de 1994 se fundó lo que hoy es CD Projekt. Marcin Iwiński tenía 20 años. Los dos jóvenes contaban con 2.000 dólares y un ordenador, y su primera oficina fue una habitación en el piso de un amigo, alquilada gratuitamente. En ese momento, la distribución pirata en la que se apoyaron inicialmente fue su mayor competencia.

En ese momento aparece un primer juego que cambió sus vidas: Baldur’s Gate, un juego de rol que se distribuía en 5 CD’s y que hacía más complicado su pirateo. Además, los chicos de CD Projekt tomaron la decisión de traducirlo al polaco y al ruso, algo poco visto en el momento y por la que apostaron contratando además a actores locales famosos. La licencia de 3.000 copias les costó una inversión de 30.000 euros de la época.

Baldur's Gate costaba el equivalente a 30 euros cuando salió, lo que era caro para Polonia. CD Projekt solía cobrar 15 euros por sus juegos normales. Pero en el interior de la caja había todo el valor añadido que un pirata no podía proporcionar: un mapa en pergamino sellado con cera, un libro de reglas y un CD de audio. Iwiński esperaba que la gente dispuesta a pagar esa cantidad estuviera dispuesta a gastar algo más por algo especial.

Y de ahí a ‘The Witcher’

The Witcher 3

Acertaron. Tres meses antes del lanzamiento, los pedidos superaron con creces las expectativas. Fue un éxito que abrió las puertas a CD Projekt en todo el mundo. El negocio despegó. Y fue una lección bien aprendida sobre el poder del valor añadido.

Y con todo ese dinero dieron paso a la producción de sus propios videojuegos con el nacimiento de CD Projekt RED.

Para ello acudieron a por el que era el mayor éxito de fantasía literaria del país, Wiedźmin o, The Witcher, como lo conocemos. Los libros escritos por Andrzej Sapkowski, un hombre poco aficionado a los videojuegos, pero con una fantasía tan maravillosa que se le considera un Tolkien polaco.

Tal es su prestigio que Iwiński ni siquiera había considerado probable que pudiera firmar los derechos, entonces en manos de una desarrolladora de juegos para móvil que no parecía tener planes de hacer nada con ellos. Tras una reunión con Sapkowski, llegaron a un acuerdo.

Entonces les llegó el momento de formar su estudio. Contrataron a Sebastian Zielinski, uno de los mejores desarrolladores de Polonia, y abrieron su sede en Lodz, al sur de Varsovia. La primera demo de The Witcher desarrollada en un año, no llamó la atención de los distribuidores. En ese momento, Zielinski se baja del barco, y Kiciński se pone al frente del juego.

Cyberpunk 2077
Marcin Iwinski, co-fundador de CD Projekt RED

The Witcher 1, el juego que CD Projekt Red predijo inicialmente que llevaría a 15 personas para hacerlo, acabaría involucrando a 100 personas durante cinco años, y costó la cifra sin precedentes de 20 millones de Złoty polacos (el equivalente a unos 15 millones de euros en dinero actual).

Formar al equipo de desarrolladores no fue fácil. Polonia no tenía desarrolladores de juegos de suficiente nivel, y CD Projekt Red no tenía tirón internacional para atraer a gente del extranjero, así que en su lugar involucraron a gente de todo tipo con pasión por los juegos y por probar algo nuevo. Pero, al igual que CD Projekt Red, no sabían lo que hacían, sino que aprendían sobre la marcha.

El juego se recortó dos o tres veces, pero aun así terminaron con 100 horas de duración.

Llegaron a un acuerdo con Atari como editor internacional y CD Projekt Red se puso manos a la obra. "Durante medio año trabajamos 12 horas diarias, todos los fines de semana, todo el tiempo", recuerda el artista principal de personajes Paweł Mielniczuk. Algo que recuerda a las denuncias que algunos desarrolladores han hecho durante estos meses con el lanzamiento de Cyberpunk 2077.

Finalmente, en otoño de 2007 salió a la venta The Witcher 1, convirtiéndose en un éxito. El resto, hasta su situación actual, es historia.