Reino Unido, Sudáfrica, Brasil... Todos tienen en común que están preocupados por las nuevas variantes del SARS-CoV-2 con las que se están contagiando sus ciudadanos. Sin embargo, hay quien ya habla de nuevas cepas, como sucedió con la variante de Dinamarca, pero ¿es esto correcto? ¿Qué es una mutación? ¿Y una variante? ¿Cómo sabemos cuándo hay una nueva cepa?

Mutación, variante, cepa... vamos a tratar de entender todos estos conceptos mejor. Pero empecemos por lo fácil: las mutaciones. Se trata de cambios a nivel genético que se dan cuando el virus se replica en el cuerpo. Es decir, por un error a la hora de copiar su material genético, se producen cambios que pueden llegar a, por ejemplo, hacerlo más o menos infectivo o más o menos mortal. La gripe, por ejemplo, es un virus que tiene una gran capacidad de mutar; pero no sucede lo mismo con el SARS-CoV-2.

Al producirse las mutaciones cuando se replica en el cuerpo, esto implica que, para que las mutaciones pervivan más allá de ese momento; el paciente tiene que haber contagiado a alguien. Por ejemplo, la variante de Dinamarca surgida a finales del año pasado mutó cuando pasó de humanos a visones y de estos a las personas otra vez. Y por eso Dinamarca decidió hacer lo posible para que la variante no se expandiera por el país ni fuera de este.

Variantes o linajes

Cuando una o varias de las mutaciones pasan a ser características comunes en la secuenciación genética, es decir, cuando en varias personas se detectan estas mutaciones, hablamos de variantes o linajes. Esto implica que las mutaciones no se han quedado en un solo individuo sino que se han expandido.

Para conocer o estudiar los diferentes tipos de variantes o linajes se hacen árboles filogenéticos. Esto es algo así como un árbol genealógico en el que se representan las relaciones evolutivas entre organismos, en este caso del SARS-CoV-2. Pero, ¿cómo se hacen estos árboles filogenéticos? Bien, del SARS-CoV-2 salen varias ramas y estos son los linajes. A cada nueva variante se le pone un nombre con números y una letra del abecedario. Y, para ordenarlos a la hora de darles nombre, se tiene en cuenta cuándo aparecieron y su composición genética. Por ejemplo, ¿cómo se llamaría la variante de Reino Unido? La mal llamada cepa de Reino Unido (luego veremos por qué no lo es), siguiendo estas pautas se le ha puesto el nombre B.1.1.7.

Cuando sepamos más sobre las variantes de Sudáfrica o Brasil, habrá que ponerles una letra y numerarlas en función de si han aparecido antes o después que la británica; pero también de cómo de distintas son sus mutaciones. Con todas las variantes del SARS-CoV-2 puestas en orden y con nombre, tendremos un árbol filogenético.

En el siguiente tuit se ve el estudio que hicieron en el Instituto Nacional de Salud de Colombia sobre las variantes que circulaban por el país en marzo de 2020. Desde entonces la situación ha cambiado mucho y habrá muchas más ramas, pero es interesante para entender qué es un árbol filogenético de forma visual:

Cepas de coronavirus

Las cepas, de las que se ha hablado mucho últimamente, en realidad son algo mucho más distinto. Es casi como si fuera un salto (y bastante grande) tras producirse las variantes. Una cepa suele tener mutaciones, como las variantes, pero estas son tan diferentes al virus del que proceden que ya ni siquiera se les puede considerar el mismo virus. Por ejemplo, el SARS-CoV-1, el MERS-CoV y el SARS-CoV-2 son cepas de coronavirus, es decir, tipos de coronavirus.

Para poder decir que hay una nueva cepa de coronavirus tiene que darse un cambio sustancial. Es decir, que se hayan alejado lo suficiente para que sean virus diferentes, aunque provengan de un mismo punto.

En definitiva, mutación, variante y cepa no son lo mismo. Usar el lenguaje de la manera más correcta posible es muy importante. Como hemos visto, no es lo mismo una variante del SARS-CoV-2 que una cepa, que es algo que se ha desligado totalmente del virus original.