Tras un 2020 trágico, todos los seres humanos nos aferramos a la esperanza de que 2021 fuese un año mejor. De momento, no pinta demasiado bien. En menos de dos semanas ya hemos vivido un asalto al Capitolio de los Estados Unidos y una tercera ola de coronavirus brutal, que está dejando un reguero de muertos a su paso. Para colmo, en España hemos tenido que lidiar con la borrasca Filomena, que nos ha regalado bonitas estampas nevadas, pero también muertos por inundaciones, embarazadas pariendo en sus propias casas o sanitarios incomunicados por la nieve. Solos nos queda la esperanza de la vacuna, pero ahora la OMS ha avisado que posiblemente no tendremos la ansiada inmunidad de grupo en 2021.

Es muy cierto que las vacunas contra el coronavirus son la mejor arma de la que disponemos en esta pandemia. Lo más probable es que podremos ponerle fin gracias a ellas. Pero quizás no tan rápido como creíamos. Varios millones de dosis se han administrado ya en todo el planeta. De momento, los sanitarios de primera línea, los trabajadores de residencias y los ancianos están siendo los primeros en recibirlas en todos los países. Nuevas vacunas se van aprobando, para reforzar los planes de vacunación de las diferentes naciones. Sin embargo, el procedimiento está siendo más lento de lo que nos gustaría.

Por eso, el científico jefe de la OMS, Soumya Swaminathan, anunció ayer que debemos seguir siendo muy cautos durante todo este año.

¿Por qué cree la OMS que no habrá inmunidad de grupo al coronavirus en 2021?

Para contar con la conocida como inmunidad de grupo o de rebaño, debe estar vacunado más de un 70% de la población. Está más que comprobado el coste en número de vidas que tendría dejarlo a la inmunidad natural, por contraer la infección. Por eso, la única solución para llegar hasta ahí es la vacuna.

No es necesario que todo el mundo se vacune. De hecho, no puede ser. Por un lado, la mayoría de países no están haciendo obligatoria la vacunación. Esto deja fuera a aquellas personas que, bien por pertenecer a movimientos antivacunas, bien por desconfiar de esta en concreto, se niegan a recibirla. Por otro lado, algunos grupos poblacionales, como los pacientes inmunodeprimidos, podrían sufrir más efectos adversos, de modo que se recomienda que no se la pongan. Pero para eso es necesario que el virus no llegue hasta ellos y es ahí donde la inmunidad de grupo debe actuar como cortafuegos.

En sus declaraciones, Swaminathan explicó que “aún llevará bastante tiempo producir y administrar suficientes dosis de vacuna para detener la propagación del coronavirus”. Por eso, la recomendación de la OMS es que sigamos manteniendo las medidas que ya se nos han recomendado con anterioridad. Estas son el lavado de manos, el distanciamiento físico, la etiqueta respiratoria (toser y estornudar en el antebrazo) y, por supuesto, el uso de mascarilla.

Claro que la vacuna ha llegado paras sacarnos de esta. Y posiblemente a finales de este año los datos sean mucho mejores. Puede incluso que las predicciones de la OMS fueran demasiado cautelosas y se alcance la inmunidad de grupo. Pero es algo que aún no podemos saber. Por eso, debemos seguir siendo responsables. Nos va la salud y puede que incluso al vida en ello.