La compañía ha sido tajante en lo que a las medidas de control se refiere y las fiestas de Airbnb se han contado por lo sano, según un comunicado.

La nueva política entraba en vigor en agosto de este mismo año. Según el texto, la plataforma prohibía de forma expresa la celebración de fiestas durante las reservas. También limitaba los grupos a un máximo de 16, aunque esta medida quedó pronto obsoleta con las limitaciones comunitarias de entre 6 y 10 personas. Era una medida que complementaba al 75% de las viviendas que ya prohibían celebraciones incluso antes de la pandemia y se ajustaba a la nueva situación por la pandemia del coronavirus.

En cualquier caso, las fiestas de Airbnb han seguido su curso y la plataforma ha hecho balance de los últimos meses. El resultado se ha saldado con más de 5.000 reservas bloqueadas en apenas un mes y 800 anuncios de viviendas vacacionales en España eliminados por mala conducta. El programa piloto puso en jaque cierto tipo de reservas que, desde la compañía, consideraban de riesgo: menores de 25 años residentes cerca del lugar de reserva, mayoritariamente casas completas.

"Airbnb tiene tolerancia cero con los comportamientos antisociales y estos anuncios habían recibido quejas o violado las políticas de eventos y fiestas sin permiso, que están explícitamente prohibidos en los alojamientos anunciados en la plataforma", cita el comunicado. Y es que precisamente la tarea de vigilancia ha recaído en la llamada policía del balcón; serían los propios vecinos los que tendrían un papel esencial en el control de las reservas a través de un sistema de quejas y peticiones.

Estas medidas de control han llegado de la mano de uno de los momentos más sensibles para la plataforma de reserva. 2020 ha visto como el gigante de las casas turísticas –sin ninguna en propiedad- presentaba su salida a bolsa con millones de dólares en pérdidas –aunque menos de las esperadas–. Y 2020 también es el año en el que el foco de negocio de Airbnb, con fiestas o sin ellas, se desmoronó en apenas unas semanas.

La crisis por el coronavirus acabó con el turismo masivo y, por lo tanto, con el éxito de la plataforma –y como consecuencia también el negocio de los pisos turísticos–. De aquí a unos meses, Airnbnb ha estado luchando por volver a sus orígenes y retomar el contacto con un crecimiento sostenible respecto a la "nueva normalidad".