Airbnb ya está más que encaminada en su salida a bolsa. El unicornio de las estancias vacacionales comenzó la semana presentando su prospecto; una suerte de presentación en sociedad en la que se escudriñan hasta los más pequeños detalles de la empresa en cuestión.

En el caso de Airbnb, la expectación era máxima. Después de todo, las cuentas de uno de los modelos de negocio más polémicos de Silicon Valley han sido objeto de deseo desde su fundación en 2008.

De todos era sabido que el crecimiento de Airbnb iba por buen camino; también que sus deudas eran grandes. Al igual que Uber, en su presentación en los mercados públicos, la compañía fundada por Brian Chesky tendría que resolver ese importante punto si quería cotizar.

Y llegó el coronavirus, y el mercado del turismo y viajes se desplomó. Casi 9 meses después, no hay fecha para el fin de la pandemia ni horizonte de recuperación para el sector de las estancias vacacionales. Es precisamente esto lo que demuestran los resultados de Airbnb: una empresa que, poco a poco, va saliendo de la crisis, pero con un tamaño menor a como entró en ella. La pandemia por coronavirus ha sido, y sigue siéndolo, un duro golpe para Airbnb.

El primer y segundo trimestre de 2020 casi llevaron a la tecnológica a la ruina; el tercer registro, gracias a las reservas, Airbnb logró salvar los muebles. Pero las dudas seguían sobre la mesa.

Airbnb y unas cifras complicadas

Los datos de Airbnb son, a todas luces, lo que se podía esperar de una compañía dedicada al sector del turismo y los viajes en un año de pandemia. Pero que, pese a todo, ha sabido salir del bache más o menos airosa lista para su cotización en el Nasdaq bajo las siglas ABNB.

Unos ingresos crecientes desde 2017, que han venido acompañados del incremento de sus pérdidas netas. Hay que recordar, que la tecnológica de Chesky nunca ha tenido beneficios y, desde luego, 2020 no será el año para lograrlos. A falta de los resultados del último trimestre del año, todo apunta a que los ingresos de la tecnológica se parecerán a los alcanzados en 2018.

El cambio de estrategia, que apunta a la vuelta a los orígenes de la tecnológica, así como enfocar el negocio a las largas estancias en entornos rurales –fuera de los negocios de las grandes urbes– ha tenido una buena acogida en sus resultados. Una gran remontada para una empresa que, según palabras de su fundador, había perdido lo logrado en los últimos 10 años en apenas unas semanas.

No tanto así las pérdidas de la compañía. Pese a la reducción en un 25% de la plantilla, anunciado durante el segundo semestre del año, la caída de los costes de ventas y marketing, Airbnb batirá su récord de pérdidas netas. Y pese a recuperar el vigor, tras unos trimestres de resultados prácticamente planos, la realidad es que aún no han equilibrado sus cuentas que, además, se han dejado por el camino una gran cantidad de efectivo para sobrevivir a un complicado 2020.

Con todo, la compañía es consciente de la situación: "El impacto de las acciones para mitigar la pandemia Covid-19 han tenido un impacto material adverso y continuarán impactando materialmente adversamente nuestro negocio, los resultados de las operaciones y la situación financiera", apuntan en el análisis de riesgos del prospecto, “nuestra tasa de crecimiento de ingresos se ha desacelerado y esperamos que continúe disminuyendo en el futuro”. Asumen, asímismo, que queda un largo camino para una rentabilidad que, quizá, nunca llegue a alcanzarse.