Libra, la criptomoneda –o proyecto de– nacida en el seno de Facebook, daba la pasada semana un inesperado giro y cambiaba su nombre a Diem. Un movimiento que llega tras varios meses turbulentos, incertidumbre acerca de la naturaleza del proyecto y dudas sobre su futuro lanzamiento.

El anuncio de Libra despertó, en 2019, un buen número de críticas y llegó a encender varias alarmas a nivel global. Esto fue tras conocerse unos planes por parte de Mark Zuckerberg y compañía que pretendían llevar un nuevo complejo de criptodivisa a las masas y extender un nuevo sistema bancario a lo largo y ancho del mundo. Unas intenciones que no cayeron demasiado bien en el regazo de los organismos reguladores alrededor del globo.

Pero aunque el río parecía sonar caudaloso en un primer momento, sus aguas han ido descendiendo de manera paulatina hasta convertirse en poco más que un tenue riachuelo resonando en la distancia. Al menos, es la percepción que ofrece un proyecto que ha ido perdiendo apoyos de forma constante, a medida que las posturas contrarias a Facebook se reforzaban.

Libra Facebook

Sin embargo, la creación, implantación y expansión de una moneda virtual con la red social madre como firma impulsora sigue disponiendo de una evidente relevancia. A pesar de las numerosas dudas que presenta, Diem sigue adelante.

De Libra a Diem: en qué punto se encuentra la criptomoneda

Libra nacía (o era presentada, más bien), como una solución de Facebook basada en blockchain y aplicable a numerosos escenarios actuales. A día de hoy mantiene en su núcleo el hecho de mantener un precio estable gracias a estar respaldada por diversos activos reales de baja volatilidad y dinero fíat.

Las últimas informaciones, sin embargo, apuntan que guardará una equivalencia con el dólar estadounidense y otras monedas con controles centralizados. Podría perder, de este modo, uno de los principales atractivos como criptodivisa, quedando reducida a una moneda destinada a operaciones puramente virtuales o como pasarela de pago entre las plataformas soportadas.

Al mismo tiempo, existirá también una Reserva, gestionada por la propia Asociación Diem –quien estará a cargo de todo lo relativo a la moneda–, que garantizará que existen activos y fondos para respaldar las transacciones. Dicho de otro modo: que cada uno podrá convertir sus Diem en divisas de uso común cómo y cuando quiera.

Otra de sus características es que no podrá ser minada, de manera que, a diferencia del Bitcoin, Ethereum y derivados, Diem no terminará propiciando la creación de enormes estaciones de minado, espacios de aprovechamiento computacional sedientos de energía y poder gráfico.

La transmutación de nombre atiende más a motivos publicitarios que técnicos, y tal y como apuntan desde la plataforma se debe a la intención por parte de la Asociación de desligarse del nombre de Facebook. Autonomía e independencia son algunos de los valores que se buscan transmitir con un cambio de nombre que desde la empresa se espera que sirva para recibir una mejor acogida cuando la moneda comience a estar disponible.

Muchas dudas... por culpa de Zuckerberg

Diem, en su momento Libra, despertó dudas ante los organismos reguladores desde el primer instante. La incursión en el segmento de las finanzas por parte de una red social que llevaba meses acusando serios problemas relacionados con la privacidad y el tratamiento de los datos personales de los usuarios no se vio con buenos ojos.

Con un escrutinio firme acerca de la operativa de Diem, también ha existido cierto efecto dominó a la hora de abandonar el proyecto. Socios como Mastercard, Visa, eBay o Stripe saltaban por la borda, haciendo que el proyecto se tambalease. Una de sus fortalezas es, precisamente, el apoyo de compañías reconocidas a nivel mundial, muchas de ellas del más puro núcleo tecnológico de Silicon Valley.

Otras, como Lyft, Spotify, Coinbase, Shopify o Uber permanecen entre aquellos que se cuentan como miembros de la Asociación.

En términos generales, no obstante, las dudas se han ido tornando en escollos y entorpeciendo el camino de la empresa hasta el momento. Unos que ahora que, parece, conseguirá dejar atrás el tiempo suficiente para poder efectuar el lanzamiento. Si habrá otros nuevos más adelante es algo que todavía está por ver.

La gran baza: el poderío de Facebook

A pesar de que Diem no conservará todas las cualidades de Libra, sí seguirá estando presente la propia cartera virtual desarrollada por Facebook.

App Novi de Diem / Facebook

Bautizada como Calibra, esta se llamará ahora Novi. Como antes, el foco principal estará en los pagos entre pares, facilitando que cualquier persona pueda enviar dinero a otras en cualquier parte del mundo y sin comisiones. Vale la pena mencionar, eso sí, que en un primer momento serán el euro, el dólar estadounidense y la libra esterlina las tres divisas aceptadas.

El plato fuerte para Facebook viene con las inmensas posibilidades que le abre un servicio de estas características. La firma que comanda Mark Zuckerberg tiene previsto implementar de manera nativa los pagos con Diem en WhatsApp, Messenger y la propia red social madre. Un movimiento que, de base, da acceso a la marca a un mercado de más de mil millones de usuarios diarios.

La herramienta dejará de lado Instagram, por el momento, pero sí se podrá descargar como app aparte. No será, por tanto, necesario ser usuario de ninguno de los servicios de Facebook para utilizar Novi.

Pagos sin fricción

Poder crear una plataforma de pago nativa en las redes sociales más utilizadas del momento en Occidente, huelga decirlo, ofrece posibilidades muy extensas. Aunque el resultado final pueda distanciarse en cierta medida de lo que planteaba Libra, el trasfondo sigue ahí: dar alas a Facebook para meter el pie en las finanzas por la puerta grande.

Ejemplo del uso de Diem en WhatsApp

Y lo haría, además, con un producto que pone a disposición de cientos de millones de usuarios un servicio diseñado para hacer transferencias de dinero lo más fáciles posibles. En un mundo global, donde los pagos móviles son ya cotidianos en muchos países, no es difíciles imaginar a Diem consiguiendo hacerse un hueco.

En este sentido, cada vez son más las firmas tecnológicas que se interesan por ofrecer servicios relativos al espectro bancario como complemento a sus productos. Ahí están Apple Pay o Google Pay, por ejemplo, ambos con planes de expansión hacia una oferta mucho más personalizada para el usuario.

Novi, por su parte, también podría ofrecer ciertas facilidades para empresas y particulares en un futuro, más allá de firmar transacciones. Sería ese uno de los objetivos perseguidos por la empresa de Menlo Park, una vez la disponibilidad de Diem se haya hecho efectiva.

Al calor del Bitcoin

En que Diem y Novi lleguen finalmente al mercado hay, por tanto, mucho más en juego para Facebook de lo que pudiera parecer. Su lanzamiento e implementación abrirían no solo una nueva rama de negocio a futuro para la firma, sino que potenciaría también las existentes.

Moneda de Bitcoin con un gráfico de inversión detrás
Andre Francois/Unsplash

En medio de todo esto se encuentran aún por resolver varias cuestiones, que tendrán que ser diluciadadas por los correspondientes órganos de regulación. También queda pendiente en la ecuación la disposición de los usuarios a aceptar compartir datos bancarios o de pago con una empresa con un historial como el de Facebook. La empresa asegura que la información sensible de los perfiles no se compartirá con la plataforma sin antes preguntar a cada persona en cuestión.

Con todo, la llegada de Diem podría producirse en un momento idóneo. El foco que apunta a las criptomonedas ha vuelto a intensificarse de manera reciente gracias al aumento de precio del Bitcoin. Así, la "fiebre" por las divisas virtuales podría volver a vivir una nueva época de auge en 2021.

De este modo, no todo tendría un cariz tan pobre tanto para Facebook como para la Asociación Diem. A pesar de llegar mucho más tarde de lo esperado al exigente y constantemente escrutado mercado de las criptomonedas, pueden haberse topado, sin quererlo, con el momento oportuno.