La compañía SpaceX está generando una sensación agridulce en lo referente a cuidar nuestro planeta y sus alrededores. Por un lado, sus constelaciones de satélites pueden complicar mucho la observación del espacio a los astrónomos y quizás algún día a los propios aficionados que miramos desde la Tierra. Por otro lado, su sistema de recuperación de cohetes ha sido muy aplaudido, por el ahorro de material que supone. Es una ventaja económica, pero también evita la generación de demasiada basura espacial. Todo esto la convierte en una compañía diferente. Sin embargo, parece que pronto dejará de ser la única capaz de reciclar cohetes.

Tras sus pasos se encuentra el fabricante aeroespacial Rocket Lab, que ya ha realizado sus primeras pruebas de recuperación. De momento, el cohete, conocido como Electron, ha logrado volver aparentemente sano y salvo, aunque aún queda recuperarlo y comprobar más exhaustivamente si existen daños, según cuentan en The Verge.

Otra forma de reciclar cohetes

El sistema utilizado por SpaceX para reciclar cohetes consiste en que estos aterricen en una plataforma sobre el mar o en una nave autónoma de drones. Sin embargo, Rocket Lab ha recurrido a otro curioso mecanismo.

Básicamente, consiste en la apertura de dos paracaídas que amortigüen la caída. A medida que esta se produce, se envía un helicópetero, cuya función es sujetar directamente los paracaídas y levantar a Electron, antes de que este llegue a golpear el océano.

En una primera prueba realizada ayer mismo, se han llevado a cabo todos los pasos, salvo el último. Electron logró desplegar los paracaídas, pero cayó al Pacífico, sin ningún helicóptero que lo rescatase. El objetivo era analizar el estado del hardware después de su corta puesta en órbita y su vuelta de nuevo a la Tierra. Para ello, además han colocado una serie de sensores, encargados de recopilar información de todo el trayecto.

Una vez que la compañía rescate el cohete del agua lo llevarán a una fábrica donde comprobarán si ha sufrido daños. Si todo ha ido bien, el siguiente intento ya incluirá el rescate antes de que toque el mar.
Solo ha sido un ensayo, aunque la misión no fue de vacío. Se aprovechó para lanzar 30 pequeños satélites al espacio. Y, ya de paso, a bordo del cohete se subió una estatuilla impresa en 3D de un gnomo de jardín. SpaceX llevó a Baby Yoda a la Estación Espacial Internacional, pero Rocket Lab ha puesto en órbita un gnomo de jardín. Si hay algo que parece claro es que esta no va a ser una competición aburrida.