La trama de las averías en la Estación Espacial Internacional está pasando poco a poco de narración anecdótica a historia de terror. Por suerte, aún no ha llegado al segundo extremo, pero lo cierto es que las cosas se están complicando.
Desde este verano, los astronautas que se encuentran a bordo, así como los controladores que trabajan de forma remota desde la Tierra, han estado intentando dar con el origen de una misteriosa fuga de aire. La primera búsqueda no dio frutos, precisamente porque resultó estar en el compartimento en el que los tripulantes se encerraron mientras se iban sellando el resto de habitáculos en busca de algún orificio. En una nueva ronda de investigación se logró dar con la zona del problema, pero no con el punto exacto. Y parece ser que las desgracias no vienen solas tampoco en el espacio, pues a esto se ha sumado el fallo del sistema de suministro de oxígenode dicho módulo. Por suerte, había otro, por lo que los habitantes de la EEI están a salvo.
Continúa la sucesión de averías en la Estación Espacial Internacional
El pasado miércoles, tres nuevos tripulantes, dos cosmonautas rusos y un astronauta de la NASA, se unían a los otros tres que ya se encontraban a bordo.
Las averías en la Estación Espacial Internacional, más concretamente una fuga de aire inicialmente sin identificar, llevaron a plantear si se debía seguir adelante con los próximos planes del centro. Sin embargo, se decidió que no había peligro y que se podía continuar sin problema.
Al menos, ya se sabía que el problema se situaba en el módulo Zvezda, ubicado en el lado ruso de las instalaciones. Y fue precisamente ahí donde, poco después del ingreso de los nuevos tripulantes, comenzó a fallar el sistema de suministro de oxígeno.
Afortunadamente, según ha asegurado el portavoz de la Agencia Espacial Rusa, Roscosmos, ni la vida ni la salud de los habitantes de la EEI corre peligro, pues hay otro sistema similar que sí se encuentra en perfectas condiciones.
Ahora que han ubicado exactamente dónde se encuentra el fallo, tanto los cosmonautas como los astronautas recibirán las instrucciones pertinentes para solucionarlo. Pero este será solo “un parche” a un problema que tarde o temprano tendría que llegar. Y es que, en el momento de su colocación, los módulos del segmento ruso estaban preparados para su utilización durante quince años. Sin embargo, ya han superado los veinte. Los han exprimido todo lo posible, pero era lógico que comenzaran a fallar.