Hay que reconocer que el concepto de venganza resulta muy poco reconfortante, puesto que la “satisfacción que se toma del agravio o daño recibidos”, según define tal término el DRAE, nada tiene que ver con la justicia, con la que se le da a cada uno lo que le corresponde y no cualquier grado de satisfacción y ni cualquier manera. Quizá por ello nos choca que se lo apliquen a los generalmente benévolos superhéroes del Universo Cinematográfico de Marvel: los Vengadores, se autodenominan según el viejo proyecto de Nick Fury (Samuel L. Jackson), en cuyo origen rasca un pelín el último tramo de Capitana Marvel (Anna Boden y Ryan Fleck, 2019), que se encuentra en el catálogo de Disney Plus.

En la escena correspondiente y después de que el agente Phil Coulson (Clark Gregg) salga de su despacho, el director de SHIELD escribe en su ordenador sobre la iniciativa de reunir a una serie de individuos sobrehumanos para que se dediquen a proteger la Tierra de posibles amenazas, y la encabeza con la palabra “Protectors”, es decir, “Protectores”. Pero se queda mirando una fotografía de Carol Danvers (Brie Larson), en la que aparece junto al avión que pilotaba, y se fija en el nombre de dicho aparato: Avenger. Así que, ni corto ni perezoso, Nick Fury borra la denominación que había escrito y la sustituye por aquella con la que todos conocemos a los protagonistas del UCM, la de los Vengadores.

Pero, como bien apunta Ana Dumaraog en ScreenRant, la única película del UCM que da sentido al nombre de los protagonistas es Avengers: Endgame (Joe y Anthony Russo, 2019). Ni en Los Vengadores (Joss Whedon, 2012), ni en Capitán América: El Soldado de Invierno (Hermanos Russo, 2014), ni en Vengadores: La era de Ultrón (Whedon, 2015) ni en Capitán América: Civil War (Hermanos Russo, 2016), la principal motivación de Tony Stark (Robert Downey Jr.), Steve Rogers (Chris Evans) y compañía es vengarse unidos por alguna maldad perpetrada los villanos de turno, sino impedir que cometan más fechorías o incluso que lleven a cabo su plan malévolo.

avengers: endgame los vengadores
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Sí, Loki (Tom Hiddleston) mata al agente Phil Coulson en Los Vengadores, pase lo que pase luego en Agents of SHIELD (Maurissa Tancharoen, Jed y Joss Whedon, 2013-2020); Drax (Dave Bautista) busca resarcirse desde Guardianes de la Galaxia, vol. 1 (James Gunn, 2014) por el homicidio de su familia a manos de Thanos (Josh Brolin); Zemo (Daniel Brühl) provoca la muerte del rey T’Chaka (John Kani), padre de T’Challa (Chadwick Boseman), controlando a Bucky Barnes (Sebastian Stan) en Civil War; y enciende la ira de Tony contra el mismo Soldado de Invierno al revelarle que asesinó a sus progenitores, Howard (John Slattery) y Maria Stark (Hope Davis) para obtener el suero de los supersoldados.

Y Peter Quill (Chris Pratt) lucha contra Ego (Kurt Russell), su propio padre, en Guardianes de la Galaxia, vol. 2 (Gunn, 2017) por haberle ocasionado un cáncer terminal a su madre, Meredith (Laura Haddock); y Thanos mata a Loki y a Heimdall (Idris Elba) en el mismo inicio de Avengers: Infinity War (Hermanos Russo, 2018). Pero, hasta que Thanos no ganó entonces, aniquilando a la mitad de los seres vivos del Universo con su chasquido terrible, los Vengadores “realmente no tenían nada por lo que vengarse” en conjunto, advierte Ana Dumaraog. Y lleva toda la razón pues, si bien el objetivo del plan trazado en Avengers: Endgame es revertir el genocidio universal, basta que recordemos cómo Thor (Chris Hemsworth) decapita a Thanos en mitad de una frase sin contemplaciones.

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