Nació en 2019, pero ha comenzado su actividad en julio de este complicado 2020. WagonGo, dedicada al sector de la mensajería, ha querido aprovechar el tirón que los confinamientos y el comercio online ha tenido en las grandes urbes.

"Pensé que podríamos crear una compañía, que en el día a día, se haga cargo cuando alguien tiene que enviar algo", explica su fundador Miguel Ángel del Pino. ¿Diferencias con Glovo, Deliveroo o UberEats? "Nosotros no mandamos comida", apunta, centrados en los envíos inmediatos sea donde sea.

De momento con 5000 descargas en Madrid, se enfrentan a una gran competencia dentro de la capital. Además de la división de paquetería de Glovo que, ante la caída de la actividad en el sector de la restauración, ha cobrado una nueva importancia, hay que sumarle toda una nueva línea de negocio de compañías del sector: Koiki o Cleta son solos algunos.

También los propios servicios de reparto de las compañías. Con la guardia baja durante el momento de la pandemia, han visto ahora en el negocio online un filón mucho más rentable para sus cuentas.

Aún así, insisten, su nacimiento no tiene nada que ver con la llegada del coronavirus. "Empezamos a darle forma al proyecto y se lo presenté a mis socios inversores que me habían apoyado en mi proyecto anterior", dedicado al sector de la restauración, "les pareció una idea brillante y en 2019 se constituyó la compañía".

Con financiación propia y de un family office del que no quieren decir su nombre, por el momento, WagonGo mantiene unos objetivos ambiciosos.

"No podemos pensar a un año vista como tal, pero lo que queremos es crecer en España y luego a un año vista. Mínimo deberíamos llegar a 10 o 15 ciudades en España y abrir una europea", apunta. Un plan para el cual, añade, ya están preparando una ronda de inversión que quieren cerrar antes de fin de año con la que atraer a un 90% de fondos extranjeros.

Una estrategia interesante en un momento en el que las grandes compañías de reparto y mensajería están replegando su actividad con la venta de activos no estratégicos. La última de ellas ha sido Glovo, que tras semanas negando la posibilidad, anunciaron la venta de su negocio en Latinoamérica a Delivery Hero, uno de sus socios.

Huyendo de la polémica de los riders

Si bien el negocio de los repartos, cualquier que sea su modalidad, no es nuevo sí que se ha enfrentado a grandes polémicas de nuevo cuño.

El nacimiento de Glovo, uno de los primeros unicornios del panorama emprendedor español, el aterrizaje de Deliveroo o UberEats, así como el incremento del negocio de la compra online -incrementada por la llegada del coronavirus– ha traído toda una nueva línea de modalidad de empleo. Y con ella la larga sombra de los problemas.

WagonGo ha decidido comenzar su andadura justo en mitad de este torbellino que enfrenta a empleados, empresas e instituciones. Con una larga lista de sentencias, que van desde considerar a los repartidores como falsos autónomos –y la consecuente obligación de contratación y pago de cuotas atrasadas de la Seguridad Social– hasta posicionarse a favor de las tecnológicas, el sector contiene la respiración ante lo que tendrá que decir el Tribunal Supremo tarde o temprano. También ante la nueva regulación prometida por el Ministerio de Trabajo, en contraposición al Ministerio de Economía, que aboga por la contratación del sector rider.

En cualquier caso, la compañía fundada por del Pino ha elegido el modelo de la contratación asegurando que "ellos no son una empresa de mensajería, sino un operador de logística de transporte". Con un crecimiento menos explosivo que el modelo de negocio basado en riders, ellos han optado por "drivers que están en plantilla con su contrato, y luego flotas y empresas colaboradoras".

¿Cuántos de un lago y cuántos de otro? Ese dato se mantiene confidencial por el momento, aunque sí apuntan a que en total son 30. Aunque su sistema de recogida y reparto de mercancías de gran tamaño, así como la búsqueda de vehículos híbridos o eléctricos, apunta a una mayor apuesta por la contratación de servicios de compañías externas.