De Up! aprendimos dos cosas. Que hasta las personas aparentemente más frías pueden llorar en el cine y que todo es posible con unos cuantos globos de helio. Más allá del humor, lo primero es discutible, aunque hay que reconocer que la historia se convirtió en la Bambi del siglo XXI, arrancando las lágrimas tanto a niños como a adultos. Lo segundo es bastante más peliculero. Sin embargo, volar con globos de helio es posible, siempre que el objeto o persona que se levante sea menos pesado que una casa.
De hecho, es el objetivo del ilusionista estadounidense David Blaine, quien ya ha recibido la aprobación de la Administración Federal de Vuelo para ascender sobre Arizona dentro de una hora (5:55 PT) con la única ayuda de estos globos. ¿Podríamos entonces hacerlo nosotros? Lo cierto es que es físicamente posible, aunque son muchas las razones por las que no deberíamos planteárnoslo. Eso sí, para los curiosos que quieran saber cuántos globos necesitarían, el físico polaco Dominik Czernia ha desarrollado una calculadora en la que no solo podemos conocer este dato, sino también cuántos metros lograríamos ascender.
La calculadora para los que sueñan con volar con globos
Dominik Czernia, del Instituto de Física Nuclear de Polonia, tiene ya experiencia en el desarrollo de calculadoras recreativas. En 2019, por ejemplo, publicó una con la que podríamos saber nuestras posibilidades de sobrevivir en un apocalipsis vampírico. Quién le iba a decir que solo unos meses después la palabra “apocalipsis” ya no nos parecería tan chistosa.
Más tarde, este mismo año, elaboró una para calcular las posibilidades de existencia de civilizaciones alienígenas. Y, por si no fuera suficiente, ahora nos ayuda a saber cuánto “combustible” necesitaríamos para volar con globos de helio.
En la calculadora deja claro que levantar una casa no sería plausible, pero que elevar algo más ligero, como nosotros mismos, sí que lo es. Y para saber la cantidad de globos necesaria solo hay que introducir nuestro peso, el tipo de globo o incluso el gas con el que se rellenaría. No tiene que ser necesariamente helio, también da la posibilidad de utilizar hidrógeno, amoniaco o metano. Así sabríamos la cantidad mínima de globos para elevarnos del suelo. Si queremos subir a una altura concreta, tendremos que recurrir a la segunda parte de la calculadora.
Blaine, por ejemplo, quiere subir 18.000 pies, lo cual equivaldría a unos 5 kilómetros y medio sobre el suelo. Para una persona de 80 kilogramos, se necesitarían 6.694 globos de helio de un tamaño estándar solo para llegar a elevar el vuelo. En cambio, para alcanzar la altura a la que él pretende llegar, harán falta unos cuantos más, 7.115.
Si lo que quisiéramos fuera hacer volar una casa, asumiendo que pesara unas 100 toneladas, solo para alzar el vuelo serían necesarios más de 8 millones de globos. Eso, además, suponiendo que no tuviese muebles ni tuberías y que no hubiese unos cimientos que la adhieren al suelo. Sería imposible, pero nosotros sí podríamos levantar los pies del suelo con una cantidad asumible de helio.
La física detrás del vuelo
La razón por la que se puede volar con globos de helio y no con otros iguales pero inflados con aire de nuestros pulmones es una cuestión de densidad.
Físicamente, esta es una magnitud que hace referencia a la masa albergada en un determinado volumen. Dos objetos con un mismo volumen serán más densos cuanto mayor sea su masa. Sin embargo, si la masa es la misma, la densidad será mayor en el que ocupe un volumen más pequeño. En un fluido, para que un material o incluso otro fluido floten sobre él, deben ser menos densos. Por ejemplo, el aceite flota sobre el agua porque es menos denso que esta. En cambio, si añadimos miel se irá al fondo, porque su densidad es mayor.
En el aire pasa lo mismo. El aire exhalado de nuestros pulmones tiene principalmente dióxido de carbono, que es más denso que el oxígeno, que se encuentra en mayor cantidad en el aire. Por eso, un globo inflado por nosotros caerá al suelo. Sin embargo, el helio es muy poco denso, de modo que, al contacto con el aire, flotará en el mismo y se elevará. Si colgamos un objeto del globo, la densidad total posiblemente pase a ser mayor que la del aire, por lo que no subirá. Sin embargo, si seguimos sumando globos, llegará un momento en que la masa para un determinado volumen disminuya, y la densidad vuelva a hacer posible el ascenso.
Esta es la razón por la que la aventura del ilusionista estadounidense es físicamente posible. Sin embargo, no por eso deja de ser muy peligroso. Ha tenido que obtener un certificado de piloto de globo aerostático y una licencia de paracaidismo además de aprender a leer el viento. Y con todo eso, sigue siendo una maniobra de riesgo. Será mejor que no intentemos imitarlo en casa; pero, ya que la curiosidad no es peligrosa, ¿por qué no calcular cuánto helio necesitaríamos para volar con globos?