Es una historia que viene de largo y ahora, por fin, ha quedado resuelta: Uber gana en Londres. Un juez ha dictaminado que Uber es una compañía "adecuada y apropiada" para operar en la ciudad británica, según ha podido adelantar Bloomberg.
Esto no quiere decir, en cualquier caso, que la licencia para Uber sea indefinida, se da de plazo hasta hoy para que se anuncie la duración del nuevo permiso de operaciones. La posición del juez forma parte de una apelación que Uber presentó contra Transport for London (TfL) y por la cual se le permitió mantener las operaciones hasta conocer la opinión de los juzgados. En este sentido, se asume que Uber ha cometido "fallas históricas" que, según el tribunal, han sido resueltas con el objetivo de mejorar los estándares. "Estoy satisfecho de que estén haciendo lo que se podría esperar de un negocio razonable en su sector, quizás incluso más", apuntan.
En concreto, las fallas analizadas por la corte se refieren a los motivos exactos por los que TfL quitaba los permisos a Uber. Entre ellas la identificación de funcionarios de control del transporte, así como el uso de licencias oficiales por conductores no registrados; lo que supuso que casi 15.000 viajes operados por Uber estaban fuera de la cobertura de los seguros. Esta trama fue llevada a cabo por 14 conductores que compartieron sus datos con otros 20 operadores.
Este acuerdo, en cualquier caso, no viene solo. La concesión de una nueva licencia viene acompañada de condiciones a cumplir por todas las partes. Todas ellas con la mejora y perpetuidad de revisión de documentos o verificaciones en tiempo real, así como desarrollos de software que no estuviesen pensados para tratar de frustrar la supervisión regulatoria. El mantenimiento de esto asegurará la permanencia de Uber en la ciudad británica. Porque, pese a que la corte haya fallado a favor de la tecnológica, mantienen el debate sobre la duración del permiso; lo que indica que las revisiones sobre las operaciones de la compañía se vigilarán de muy cerca.
Uber gana en Londres sí, pero tras una larga batalla que aún no termina
Esta situación viene arrastrándose desde 2017, momento en el que TfL anunciaba su posición respecto a Uber. Este era un duro golpe para la tecnológica en su situación comercial en Europa. Si bien España había mantenido una actitud combativa, liderada por el sector del taxi, respecto a la situación jurídica y operativa de Uber en el país, Reino Unido había sido uno de los principales bastiones para la empresa.
30.000 vehículos. Esa era la cifra récord que Uber manejaba en la capital británica para competir con el férreo control de los lujosos y caros black cabs. Con una ley creada en 1998 que permitía pedir vehículos por teléfono, Uber encontraba su hueco en una ciudad en la que, salvo los taxis, todos les dieron la bienvenida.
Con unos precios muy bajos y aprovechando el tirón de los Juegos Olímpicos de Londres 2012, Uber pronto se popularizó. Hubo que esperar hasta 2014 para que TfL diese el visto bueno y ofreciese una licencia. Una que duraba 3 años.
Desde entonces, y tras conseguir un permiso temporal hasta que llegase la decisión de los Tribunales, Uber ha cambiado de aspecto. Las políticas de acoso y derribo con las que la tecnológica aterrizaba en Europa hace casi 10 años, forman parte del pasado. El cumplimiento de la normativa ha sido la máxima de Uber para poder mantener sus operaciones en el Viejo Continente.
No sin ofrecer resistencia, por supuesto. En el momento en el que TfL anunciaba la retirada de la licencia, Uber accionaba su mejor discurso: con la paralización de sus operaciones, Londres tendría casi 40.000 conductores parados. Eso, junto a la revisión de sus procesos y políticas, ha marcado la balanza a favor de la compañía.
No obstante, Uber gana en Londres, pero no ha acabado su batalla en Reino Unido. Al igual que en California, donde esta misma semana habrá noticias sobre el proceso, el país británico quiere regularizar la situación laboral de los conductores asociados a plataformas de transporte. El sector está pendiente de la decisión de la Corte Suprema, que marque si los conductores de Uber son "trabajadores autónomos o empleados".