Llevar a cabo un proyecto de cine con una decidida estética ochentera, no solo por su ambientación en aquellos años sino también por sus múltiples referencias culturales, implica una inmersión en la nostalgia de los espectadores que repercute en su interés por la obra. No en vano, el mayor público objetivo de la industria pasó su niñez y adolescencia entonces. Así, a nadie debería extrañar que una serie como Stranger Things (Matt y Ross Duffer, desde 2016), que se cuenta entre de las más exitosas de Netflix, aproveche estos recursos. Ni que los huevos de pascua sobre la película E.T., el extraterrestre (Steven Spielberg, 1982) sean algo en lo que insisten durante sus episodios.
Según la recopilación de los mismos que ha hecho Adrienne Tyler en ScreenRant, para empezar, cuando Will Byers (Noah Schnapp) es perseguido por el temible Demogorgon, durante un buen rato le puede escuchar moverse pero no verlo, como Elliott (Henry Thomas) al percatarse de la presencia del inofensivo E.T., y a los dos les causa una enorme inquietud este trance. Y cuando Mike Wheeler (Finn Wolfhard) y compañía se topan en el bosque de Hawkins con una Once huida caóticamente del laboratorio a las órdenes del doctor Martin Brenner (Matthew Modine), la enfocan en plena cara con una linterna como Elliott al entrañable alienígena.
La ocultan en el sótano de la casa de la familia Wheeler, por la que ella curiosea durante las horas del día en las que no hay nadie al acecho, y descubre la televisión, todo de la misma manera que E.T. Más tarde, le ponen un vestido y una peluca rubia para que pase más desapercibida en el instituto, igual que la pequeña Gertie (Drew Barrymore) al forastero interestelar en el filme poco antes de que este diga que quiere “telefonear” a su planeta. Por otro lado, los trabajadores del laboratorio secreto del doctor Brenner espían a los habitantes de Hawkins desde camionetas de telecomunicaciones, como los agentes gubernamentales en E.T., el extraterrestre.
Y el grupo de amigos de Stranger Things escapa de ellos en una ocasión gracias a que Once utiliza sus poderes de telequinesis para levantar su camioneta en el aire, como el alienígena hizo que volaran las bicis para huir de los agentes en la escena más icónica del filme. Además, el atuendo que usa Holly Wheeler (Tinsley Price), la hermana menor de Mike, cuando sigue las bombillas en la casa de los Byers es muy parecido al de Gertie al final de E.T., el extraterrestre, cuando él retorna a su planeta. Y, en la temporada dos, Once decide disfrazarse de fantasmita con una sábana blanca para que Jim Hopper (David Harbour) la deje participar en la noche de Halloween, y así sale E.T. a por dulces sin problemas.
En la tercera temporada de Stranger Things, el querido Dustin Henderson (Gaten Matarazzo) regresa de un campamento estival con una inesperada noticia: se ha echado una novia que se llama Suzie (Gabriella Pizzolo). Pero, como no reside en Hawkins, debe ideárselas para poder hablar con ella a menudo sin que la factura del teléfono acabe siendo kilométrica. Y se le ocurre construir una torre de radio que nos recuerda a la que montan Elliott y el alienígena para que este último pueda “llamar a casa”, e incluso ambas funcionan al tercer intento. Y, por si todo lo anterior fuera poca cosa, en el cuarto de Dustin vemos una figurita del propio E.T. junto al acuario en el que mete a D’Artagnan, el bebé Demogorgon.