Todos hemos sentido alguna vez eso de que el tiempo pasa más o menos deprisa en función de lo que estemos haciendo. No es lo mismo una hora escuchando una conferencia aburrida que asistiendo a una charla sobre un tema que nos apasiona. En el primer caso posiblemente se haga eterna, pero en el segundo pase volando. La percepción del tiempo varía, ¿pero por qué?
Según un nuevo estudio, recién publicado en JNeurosci, la clave está en una zona concreta del cerebro, llamada circunvolución supramarginal.
La percepción del tiempo en el cerebro
Según los autores de este estudio, que ha sido financiado por la Sociedad Japonesa para la Promoción de la Ciencia, la Agencia Japonesa de Ciencia y Tecnología, el Instituto Nacional de Salud y la Fundación Nacional de Ciencias, la clave de la percepción del tiempo está en las neuronas de la circunvolución supramarginal.
Esta es una región cerebral muy vinculada al aprendizaje y la lectoescritura. Sus células nerviosas son muy eficientes, pero “se cansan”.
Concretamente, cuando se exponen repetidamente a un estímulo de una duración determinada, se agotan. Sin embargo, otras neuronas siguen actuando normalmente, por lo que la percepción del tiempo cambia y queda sesgada para tareas diferentes.
¿Cómo llegaron a esta conclusión?
Esta conclusión sobre la percepción del tiempo es el resultado de un experimento realizado sobre un grupo de voluntarios. Todos tenían que observar un círculo gris durante un periodo de tiempo determinado, un total de 30 veces seguidas.
Después se les mostró ese mismo estímulo y se les preguntó sobre el tiempo que duraba. Si el tiempo durante el que observaron el círculo era largo, lo subestimaron, considerándolo más corto de lo que en realidad era. En cambio, si era corta, lo sobreestimaron.
Además, cuando analizaron el cerebro con ayuda de una resonancia magnética funcional, comprobaron que la actividad en la circunvolución supramarginal disminuyó cuando la duración del estímulo de prueba y la observación eran similares. Esto indica que se había generado fatiga neuronal. Este además era un dato que estaba directamente relacionado con el grado en el que se sesgaba la percepción del tiempo. Si esta estaba subjetivamente muy alterada, las pruebas de imagen mostraban un mayor agotamiento neuronal en la zona.
¿Para qué sirve el estudio?
Según ha explicado a Hipertextual uno de los autores del estudio, el doctor Masamichi Hayashi, el objetivo principal del estudio es comprender el mecanismo neuronal básico de la percepción del tiempo. Sin embargo, si bien ahora mismo no tiene aplicaciones directas, sí que podría ir más allá en un futuro. "Es posible que nuestro hallazgo no tenga ningún impacto inmediato en la aplicación a la vida real, pero en el futuro posiblemente podamos desarrollar un método para controlar nuestra experiencia subjetiva del tiempo basado en nuestros hallazgos".
En cuanto al hecho de que el tiempo pase más lento cuando estamos aburridos, aclara que si su descubrimiento está relacionado es todavía una pregunta abierta. Aún queda mucho por investigar; pero, al menos, ahora estos científicos conocer un poco mejor los mecanismos que se esconden detrás de uno de los mayores misterios del cerebro.