El punto de inflexión en Estados Unidos fueron las elecciones legislativas de 2018. Ese noviembre, un grupo de militares procedentes del estado de Virginia Occidental que estaban de servicio en el extranjero fueron las primeras personas en votar a través de un smartphone. En teoría, iba a ser una buena noticia porque se podía interpretar como el principio de la implementación del voto online. Pero no fue así. Un grupo de expertos en seguridad cibernética puso el grito en el cielo y afirmó que el peligro de manipulación del voto es muy grande. Este debate ha vuelto a estar en el punto de mira a pocos meses de las elecciones presidenciales, que pueden acabar con la reelección de Donald Trump o la victoria del demócrata Joe Biden.

El voto online podría ser una opción muy positiva actualmente. En medio de una pandemia, esta forma de emitir la papeleta evita aglomeraciones y, con ello, contagios de coronavirus. En noviembre, además, se espera un rebrote de los casos. Paralelamente, el voto por correo está también en el centro del debate. En las últimas semanas, el Servicio Postal estadounidense (USPS, por sus siglas en inglés) ha sido motivo de polémica por las medidas de su director, Louis DeJoy. Los recortes aplicados de forma repentina -y que ya fueron revertidos- pusieron en duda que todos los votos pudieran emitirse a tiempo. Donald Trump parece estar detrás de estas medidas, por las que ha sido criticado y acusado de querer mermar la capacidad del servicio postal de cara a las elecciones.

DeVoy sostiene que USPS es capaz de soportar la emisión de millones de votos en noviembre a pesar de la polémica aunque, en momentos como este, asalta la duda. En la sociedad prácticamente digitalizada, ¿por qué el voto online sigue siendo uno de los mayores retos de las democracias alrededor del mundo? Hay escollos todavía por superar, como que el 19% de los estadounidenses todavía no cuentan con un smartphone y hasta 21,3 millones no cuentan con conexión a internet de banda ancha, según la Comisión Federal de Comunicaciones. Pero la respuesta ha sido y sigue siendo la seguridad.

Blockchain y voto online, una alianza que todavía está muy verde

Las vulnerabilidades que pueden ocurrir al votar en línea pasan, en primer lugar, por un posible malware o una falla de seguridad en el navegador desde el cual se accede al portal. En muchos casos, los votantes reciben un enlace a una página a través de sus correo electrónico y este link podría falsificarse. Por otro lado, los servidores podrían ser atacados por un virus y los votos podrían ser manipulados a través de ataques DDoS. En estos casos, el problema del voto online también reside en que es más difícil auditar las elecciones si hay una sospecha de manipulación.

Ted Allen, profesor asociado de Ingeniería de Sistemas Integrados de The Ohio State University, dijo a Hipertextual que es posible que algún día haya identificadores sólidos e impresionantes posibilidades dentro del blockchain -la tecnología en la que se sostienen una mayoría de iniciativas relacionadas con el voto digital- y un buen software para que los votantes puedan verificar que se han contado sus votos. "Sin embargo, en este momento no tengo conocimiento de alternativas confiables a la votación en persona o por correo".

A pesar de que blockchain sigue pisando fuerte, los expertos apuntan a que está lejos de ser la solución definitiva porque puede ser manipulada. "Existe una industria de virus para manipular las transacciones de criptomonedas antes de que ingresen en la cadena de bloques y no hay nada que impida que estos virus puedan utilizarse también para cambiar el voto", explicó a Wired Poorvi Vora, experto en seguridad electoral de la Universidad George Washington.

Pero blockchain puede no ser eficaz porque no está diseñado para ello. G. Toribio, embajador de Cryptoplaza, indicó a Hipertextual que la inseguridad no es el mayor reto de esta tecnología. "Se está intentando utilizar para un propósito distinto al de la propuesta de valor de la herramienta". Toribio resumió que blockchain consiste en la implementación digital de un libro contable y sirve para anotar transacciones y registros. Tiene la particularidad de poder hacerlo de forma distribuida para que varios actores puedan realizar esta gestión y cuando uno de ellos inserta un movimiento, el resto sea notificado.

El experto aclaró que, por lo tanto, el objetivo de esta tecnología no es almacenar fotografías, ni grandes cantidades de texto -información útil para la identidad digital-, ni fungir como una base de datos. Tampoco se puede asegurar el anonimato ni identificar quién puede tener acceso a los datos. Pero, reiteró Toribio, blockchain no ha sido diseñada para cumplir estas funciones. "Se han lanzado mensajes que no son realistas", concluyó.

Y entonces llegó Voatz

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A pesar de que la tecnología afronta retos, cada vez hay más plataformas para fomentar el voto digital. Una de las más conocidas en Estados Unidos es Voatz, que ha sido utilizada en elecciones locales como la de Virginia Occidental. La app utiliza las huellas dactilares -para los dispositivos iPhone y Android que cuentan con esta tecnología- y con reconocimiento facial para verificar la identidad de los votantes. Para ingresar los votos, se utiliza la tecnología blockchain que comentábamos anteriormente. El director ejecutivo de Voatz, Nimit Sawhney, confía en su sistema aunque admitió en FiveThirtyEight que la app no está lista para afrontar las elecciones presidenciales de noviembre.

Voatz estuvo en el punto de mira en febrero, cuando un grupo de investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) concluyeron en un estudio que la app contenía una serie de vulnerabilidades que la invalidaban como una alternativa al voto presencial o por correo. El grupo de expertos afirmó que un ciberdelincuente podría observar, suprimir o alterar los votos.

"Dada la gravedad de las fallas discutidas en este documento, la falta de transparencia, los riesgos para la privacidad de los votantes y la naturaleza trivial de los ataques, sugerimos que se abandone cualquier plan futuro cercano para usar esta aplicación para elecciones de alto riesgo", destacaron los investigadores. Voatz, por su parte, negó que estos ataques pudieran tener lugar en la plataforma.

Los desafíos para el voto digital también han provocado duras condenas por parte de organizaciones como Verified Voting. La presidenta del grupo que analiza procesos electorales, Marian K. Schneider, dijo en un comunicado que la votación por internet es peligrosamente insegura.

"Llevar a cabo una elección utilizando la votación por Internet pondría en peligro la integridad de los resultados electorales y, en estos tiempos de incertidumbre, es más importante que nunca mejorar la confiabilidad de nuestras elecciones. Estamos trabajando para garantizar que los resultados de las elecciones de noviembre sean resistentes y (...) votar por Internet simplemente no es una opción segura para los votantes".

El voto online, otra víctima de Rusiagate

La seguridad es el reto principal para el voto digital y esta realidad fue todavía más evidente después de las elecciones de 2016. La injerencia rusa, llamado Rusiagate tambaleó el sistema electoral estadounidense y provocó una investigación a cargo del Fiscal Especial Robert Mueller. Ahora, el miedo a que esta situación pueda repetirse hace un flaco favor a la imagen del voto online. En opinión de Ted Allen, los rusos hicieron principalmente tres cosas:

"Irrumpieron en el Comité Nacional Demócrata y entregaron la información a los medios de comunicación y a la campaña de Trump. Provocó conflictos al incitar a diferentes formas de pensar e ideologías en las redes sociales. Comprometió una parte de los sistemas electorales en diferentes condados, incluidas las posibles bases de datos de registro".

Más allá de la huella del Rusiagate, Allen también destacó que la votación presencial no está exento de fallos, sobre todo en el caso de Estados Unidos, donde utilizan máquinas para que los ciudadanos emitan su voto. Allen dijo a Hipertextual que muchas de estas son muy antiguas y que la seguridad de estos votos también puede verse comprometida. Por lo tanto, añadió, la votación por correo es por ahora la mejor opción.

"Soy optimista y creo que el servicio postal puede manejar la carga adicional por las elecciones. Tengo la esperanza de que los sentimientos negativos sobre el servicio postal sean simplemente el presidente Trump tratando de disuadir la votación".