Warner Bros y Christopher Nolan decidieron que Tenet sería un experimento a gran escala para probar los frágiles cimientos del cine. No solo tenía la complicada misión de demostrar que el público aún tenía interés por visitar las salas (con las debidas precauciones), sino que la experiencia del cine continuaba siendo lo suficientemente atractiva como para que la audiencia decidiera correr y el riesgo.
Es, sin duda, una estrategia arriesgada: en unas semanas de incertidumbre, en las que la curva de contagios aumenta y disminuye sin previo aviso, la reapertura de los teatros parece supeditada al azar y a la imprevisible posibilidad de que el público decida arriesgar la salud para continuar algunas pequeñas rutinas pre pandémicas. ¿Podría lograr Tenet algo semejante? ¿Es la película lo suficientemente poderosa para lograrlo?
En realidad, Tenet tiene el dudoso honor de ser el chivo expiatorio de una industria que intenta calcular, de una manera u otra, el coste que requerirá la reconstrucción de las líneas de distribución del cine, como negocio y entretenimiento.
Para sostener algo semejante, la película de Nolan debía ser un espectáculo extraordinario. Una obra sólida que justificara no solo el riesgo y la forma en que el cine necesita repensar sus prioridades en los meses siguientes.
Disney temió dar el paso y envió a Mulán, de Niki Caro, su gran título de temporada, a Disney Plus en una jugada complicada que mostró algunas grietas en la opinión general que la meca del cine podría apoyar una reactivación paulatina. Pero para Warner, la posibilidad de que Tenet fuera un éxito de crítica y de taquilla, a pesar de las condiciones de contexto, fue un reto concreto que decidió asumir.
Finalmente, el film se estrena con resultados mixtos, pero sobre todo demostrando un matiz preocupante: la obra más esperada de Nolan ha decepcionado por varias razones distintas. No solo no se trata de la película el estudio intentó vender, sino quizás la obra menos espectacular de un director conocido por sus argumentos asombrosos y su cuidadosa puesta en escena. ¿Qué ha sucedido?
Nadie parece tener muy claro qué es Tenet o por qué está cosechando críticas divididas, pero en su mayoría negativas. Eso, a pesar, de que la filmografía de Nolan está llena de situaciones semejantes. Aun así, vale la pena repasar lo que no deberías esperar si decides ir a la sala de cine para comprobar si toda la expectativa alrededor de la película es real o solo se trata de un bulo publicitario:
Tenet no es película tan confusa como se insinuó
Desde luego es complicada. El argumento — que no detallaremos aquí — juega de nuevo con las obsesiones habituales de Nolan — tiempo, pertenencia, la posibilidad del olvido, el heroísmo trágico — pero no es el rompecabezas filosófico a gran escala que el director había anunciado.
Si pones atención y eres fan de la obra de Nolan, no tendrás problemas en deslizarte entre las medias verdades, las conversaciones confusas y las insinuaciones sobre el futuro y la necesidad de evitar un desastre mayúsculo por medios asombrosos.
No necesitarás un libro, un cuaderno o una pizarra llena de cálculos para entender lo que el guion desea contarte.
Es ciencia ficción, pero en realidad es un poco más un espectáculo de acción
Sí, su centro medular es la ciencia ficción, y sin duda Nolan tuvo algunas ideas muy interesantes en esta ocasión para vincular el pasado y el presente en una versión de la realidad coherente.
Pero en realidad el porqué es mucho menos importante que el cómo. De la misma manera que en las películas de James Bond muy pronto deja de interesar el motivo o el sustento científico del hilo fundamental de la narración, para prestar atención hacia dónde nos lleva todo y la manera en que los personajes lograrán salvar el día.
Si esperabas un guion basado en un truco científico abstracto, sofisticado y por completo novedoso no lo encontrarás aquí. Pero de nuevo, la imaginación de Nolan sigue siendo fértil y ofrece una perspectiva emocionante sobre una matiz de la realidad bastante bien construida.
No es una película trepidante: de hecho, es solemne, con cierto aire amargo y secuencias lentas
Lo cual no es malo ni bueno, sino que pareciera contradecir la intensa campaña publicitaria que mostraba a los personajes corriendo de un lado para otro en una situación inexplicable que se agravaba por minutos. Y ocurre, pero en realidad Nolan se toma bastante tiempo para reflexiones — alguien les llamaría sermones —, análisis de la filosofía central que sustenta el argumento y, al final, esa percepción inherente al bien y al mal moral sobre las acciones de sus personajes.
Hay un par de escenas de acción sencillamente asombrosas (no hay otra forma de describirlas) pero no toda la película encaja en la definición de asombroso y colosal portento visual.
El guion no se explica demasiado (como todos los de Nolan), pero en esta ocasión, el rasgo termina por ser un puntero obvio de lo que se oculta
De nuevo, nada de spoilers, pero en realidad el truco de Nolan de dejar muchas cosas a la imaginación termina esta vez por lograr el efecto contrario al que usualmente busca. Si en Interstellar (2014) el no explicar nada terminaba por construir un misterio en una especie de caja de refracción que hilaba un astuto juego de líneas temporales y en Origen (2010), la noción sobre lo que no podía explicarse terminaba por ser el pilar fundamental de un final ambiguo, en Tenet las cosas avanzan con rapidez hacia el nudo medular del misterio.
El guion tramposo no es lo suficientemente brillante como para sostener sus enigmas y pronto se revela con los detalles suficientes para pasar al siguiente escaño. Y para una película en la que su director insistió “se entregaría un libro” para entender la trama eso podría resultar un poco decepcionante.
En realidad, ya has visto un par de películas con tramas parecidas a Tenet: así que no se trata de un momento álgido de la cinematografía moderna, como se anunció
No nos malinterpretes: Tenet es una buena película y si deseas ir a la sala de cine para disfrutarla no te arrepentirás, pero es conveniente tengas claro antes de sentarte en la butaca que apenas haya transcurrido unas cuantas secuencias ya tendrás muy claro que algunos otros films — que no mencionaremos aquí — han elaborado premisas muy parecidas al que verás en pantalla. Y no, no todos son de Nolan.
La percepción de la cualidad del tiempo — esto no es un spoiler — es un punto de enorme importancia, pero en realidad no se lleva a cabo de manera novedosa y, mucho menos, de forma por completo inédita. Solo que esta ocasión es mucho más espectacular — y más costoso — a cómo se ha hecho hasta ahora.
Este no es un rompecabezas cuidadoso, sino un argumento pensado para que debas poner atención — al menos durante la primera media hora — y luego, disfrutar como puedas de lo que ocurre a continuación.
¿Vale la pena ir al cine para ver a Tenet? Sin duda, es un espectáculo digno de la pantalla grande — digno de IMAX, si tienes la posibilidad — pero no es la película colosal e inclasificable que vendió la publicidad del estudio. En realidad es una película cuidada, interesante y, aunque no la mejor de su director, sí es un intrigante punto de inflexión sobre varios de sus tópicos favoritos.
¿Eso es malo? ¿Es bueno? Te dejamos la decisión final.