“Si yo voy bien”. Si nos dieran un euro por cada vez que hemos escuchado a alguien-o a nosotros mismos- decir eso después de una noche de fiesta, como mínimo, estaríamos leyendo esto en un móvil o un ordenador más caro. Ciertamente, el alcohol tiene la capacidad de nublarnos el entendimiento hasta el punto de hacernos creer que aún no estamos experimentando sus efectos. Como consecuencia, muchas personas deciden conducir, a sabiendas de que han tomado unas cuantas copas de más. Al fin y al cabo, ellos no notan que les falten reflejos. Por eso, la aplicación de móvil para detectar borrachos recién creada por un equipo de investigadores de la Universidad de Pittsburgh es una gran noticia por las vidas que puede salvar.

Su objetivo no es otro que detectar que alguien se ha pasado bebiendo simplemente a través de sus andares. De momento, según explican en un estudio preliminar publicado en Studies on Alcohol and Drugs, solo la han probado en 22 personas, pero los resultados han sido muy prometedores.

Así funciona la aplicación de móvil para detectar borrachos

Para el desarrollo de la aplicación era necesario “entrenar” un algoritmo de inteligencia artificial.

Por eso, se reclutó a 22 personas, que en primer lugar fueron alentadas a emborracharse a base de vodka. Todo sea por la ciencia.

Una vez finalizada esta fase, se les hizo caminar 10 pasos en línea recta, girar y dar otros 10 pasos más en el sentido contrario. Mientras tanto, la aplicación medía la velocidad y el movimiento, tanto hacia los lados como adelante y atrás y arriba y abajo. Las caminatas se fueron repitiendo, alternadas con test de alcoholemia, de modo que se pudiera establecer una relación entre la tasa de alcohol y la forma de andar.

Y así fue; ya que, tras el adiestramiento, la aplicación de móvil para detectar borrachos podía identificar si una persona superaba la tasa permitida de alcohol para poder conducir en un 90% de los casos. En Estados Unidos esta se encuentra en un 0’08%; pero, por supuesto, podría ajustarse a la normativa de otros países.

Aunque los resultados son muy alentadores, los propios autores del estudio reconocen que será necesario repetir el procedimiento con más participantes. Si así se mantiene esta misma tendencia, su invento podría comercializarse para que cualquiera pudiera llevarlo y comprobar si debe o no conducir. Lógicamente, el papel de la aplicación termina ahí. También es importante que el usuario haga caso de sus directrices. Al menos, ya no habrá excusa para eso de “si yo voy bien”. Porque, no, si nos hemos tomado unas cuantas copas de más, no importante cómo nos sintamos en ese momento. No vamos bien.

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