A veces, comer en la playa implica recurrir a ciertos snacks y platos poco saludables, fáciles y rápidos de preparar y, ¿por qué no? , también típicos. Es inevitable pensar en la playa sin que nuestra mente vuele hacia los filetes empanados o la tortilla de patatas.

Sin embargo, cada vez son más las personas concienciadas con un estilo de vida saludable que buscan otras opciones de las que alimentarse. Son por ejemplo recomendables las frutas, las ensaladas de pasta o legumbres, los sándwiches vegetales o el gazpacho y el salmorejo. Sin embargo, en estos casos no solo debemos saber cómo alimentarnos de forma saludable, también es importante hacerlo con seguridad. Por eso, en Hipertextual nos hemos puesto en contacto con la farmacéutica y experta en seguridad alimentaria Gemma del Caño, quien nos ha dado algunos consejos para que nuestras excursiones a la playa sean sanas en todos los sentidos.

No te desprendas de la nevera para comer en la playa

La mayoría de alimentos saludables, al igual que muchos de los no saludables, requieren un transporte en frío para que los podamos comer en la playa con seguridad.

Es, por ejemplo, el caso de ensaladas y gazpachos. Para empezar, si somos nosotros los que cocinamos alguna de estas opciones debemos transportarlas correctamente envasadas. En caso de que no podamos, hay opciones muy buenas en el mercado.

Por otro lado, al contrario de lo que muchos hemos hecho alguna vez, la nevera no debe transportarse con hielo, sino con las placas de frío que se comercializan para ello. “El hielo lo que hace es empapar la parte de debajo de la nevera y eso genera agua, calorcito y alimento, por lo que es un sitio maravilloso para las bacterias”, comenta la experta consultada por este medio.

Además, ni siquiera utilizar la nevera significa que podamos llevar desde las 9 de la mañana esa ensalada que pensamos comernos a las 3 de la tarde. “Si todos los alimentos están fríos, estos alimentos deberían permanecer en la nevera aproximadamente dos horas”, explica. “De todos modos, estos depende también de otros factores, como si está al sol o si se transporta en un sitio muy caliente”. Esto último, por ejemplo, ocurre si se lleva en el coche, que ha estado previamente aparcado en un lugar muy soleado.

¿Y qué pasa con la fruta?

Otra opción muy saludable para comer en la playa es la fruta. Es ligera y fresca y resulta muy apetitosa después de un rato al sol o al darnos un baño. Sin embargo, no todo vale y también es importante que tengamos en cuenta algunas medidas de seguridad.

“La mejor opción es recurrir a fruta entera, que se corte directamente en la playa”, aclara Gemma del Caño. Con esto hace referencia a frutas como la manzana, el melocotón o el plátano.

Muchas personas optan por melón o sandía, al ser estas frutas con un alto contenido en agua, que sientan muy bien en un día caluroso. El problema es que son frutas muy grandes, por lo que a veces recurrimos a llevarlas directamente cortadas. Y es aquí donde nos encontramos con otro problema. “La fruta tiene mucho azúcar, que le encanta a las bacterias, aumentamos mucho la superficie de contacto al cortarla y, además, le quitamos la protección que le da la piel”.

Otra opción son las frutas de tamaño reducido, como cerezas, frambuesas o arándanos. En ese caso, no hay nada que pelar, solo es necesario lavarlas. “Las podemos lavar cuando queramos, porque las vamos a comer en ese día, pero tendrían que estar refrigeradas y sin cortar”, recuerda la experta en seguridad alimentaria. “Las cerezas van protegidas por esa piel tan fina, que se estropea muy rápido. Si tenemos la opción de lavarlas en la playa, estupendo. Si no, no pasa nada por hacerlo en casa, pero siempre que estén separadas de otros alimentos”.

Otras medidas a tener en cuenta

Por supuesto, para comer en la playa de forma segura también es muy importante hidratarse. Para eso, desde luego, no hay nada como el agua.

Por otro lado, y aunque no tenga nada que ver con la alimentación, no debemos olvidar usar protección solar. De nada sirve cuidar lo que comemos si no estamos velando por nuestra salud de otras maneras.

Y, finalmente, también es necesario recordar que si comemos saludable todo el año y un día de playa queremos comer unas patatas fritas no va a pasarnos nada. A la hora de optar por una alimentación saludable lo primero que debemos tener en cuenta es que no debemos convertir excepciones en normas. Si somos conscientes de nuestra elección, pero estamos dispuestos a disfrutarla de forma ocasional, no tenemos por qué sentirnos culpables. De este modo estaremos cuidando nuestra alimentación, nuestra piel y nuestra mente. Así debería ser un día de playa perfecto.

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