Actualizado martes 9 de junio, 12:24.
Hasta el 22 de junio. Ese es el tiempo que ha puesto el juez del juzgado mercantil 6 de Barcelona para recibir ofertas de compra por la joya emprendedora de la Ciudad Contal: Scytl. En concurso de acreedores desde este mismo mayo, y en preconcurso desde diciembre de 2019. Lejos quedan esos momentos dulces en los que la tecnológica jugaba con la idea de salir a cotizar en el Nasdaq.
Las ofertas de compra, las mejores sobre la mesa, se enfrentarán en una subasta. El ganador se hará con las patentes, marca y la mayor parte de la plantilla cualificada de la tecnológica. En ese momento, Sctyl pasará a manos de su nuevo propietario y comenzará su nueva etapa.
La realidad es que el proceso de venta de la compañía ha sido rápido. Y no es para menos, Scytl está en números rojos desde el pasado diciembre y la crisis sanitaria por el coronavirus no ha hecho más que empeorar la situación económica con una larga lista de procesos electorales pospuestos. Con una facturación de 22 millones y casi 80 millones de deuda urge la entrada de liquidez en las arcas de la empresa.
Es por esto que se valoró en un primer lugar una venta rápida a uno de los fondos interesados; era el deseo de la compañía. Una oferta realmente baja, pero que salvaría alguno de los muebles de Scytl. Sandton Capital puso hasta el 31 de mayo una oferta de compra que finalmente fue rechazada por el juez a la espera de mejores cifras. Una venta rápida no era justa.
Y no es para menos. El control de Sandton del capital de Scytl supondría que los acreedores de la compañía se quedarían fuera del reparto de las deudas pendientes. Era uno de sus requisitos para cerrar la compra. Esto supondría que las inversiones públicas en la compañía se perderían; casi 24 millones entre las diferentes áreas de inversión I+D del Gobierno de España y la Generalitat.
Un proceso rápido, por favor
Rechazada la venta, que era una de las mejores opciones dentro de la compañía, ahora se abre la veda para los mejores postores. Los cuales solo tendrán dos semanas para tomar una decisión que, entre otras cuestiones, debe tener en cuenta la necesidad de capital dentro de la compañía.
Para la elección del comprador se tendrá en cuenta, sin duda, el precio establecido por todos los activos de la compañía, el mantenimiento de la mayor parte de sus 130 empleados y el conocimiento del sector; la idea es dar el premio a la compañía que se comprometa a mantener la mayor parte del negocio. Con todo, el proceso no debería alargarse mucho más allá de principios de julio.
No está claro quién se presentará a la subasta y si Sandton volverá a probar suerte en un proceso con competencia. Pero ya resuena el nombre de Indra como posible comprador de Scytl; según adelanta La Vanguardia.
Un final poético para Scytl
Si Indra llegase a presentar una oferta vinculante por el negocio de Scytl sería un final peculiar para la tecnológica catalana. Después de todo, la evolución de la empresa –con el paso de los años– tenía precisamente la misión de desbancar a Indra de su trono en los procesos electorales.
Tras años controlando la gestión de las elecciones con prácticamente su sola candidatura, encontró un rival que no esperaban. Más pequeños, más jóvenes y, por supuesto, más baratos. Esto último era lo más goloso para unos Gobiernos que venían repitiendo procesos electorales ante la falta de acuerdos para la gestión de los cargos.
En una prueba de fuego en la Cámara de Comercio de Barcelona, Scytl fue acusada de pucherazo. Desde la compañía aseguran que esa acusación carecía de fundamento ya que solo se auditó el proceso, peor nunca se descifró el contenido de los votos.
Igualmente, Scytl quitaba las Elecciones Europeas, Municipales y algunas autonómicas de 2019 al gigante Indra. Y dos millones de euros tenían la culpa. La pequeña tecnológica pedía 8,7 millones, sus rivales 10. . Para el encuentro del 10-N, Indrá volvió a recuperar el puesto.
Si Indra comprase a su rival, sería un golpe sobre la mesa para reivindicar su posición de control en la gestión de los procesos electorales venideros.