Las protestas por el asesinado del ciudadano afroamericano George Floyd a manos de un policía blanco están provocando una sacudida de envergadura en esa gran caja de refracción de la cultura como es el mundo del espectáculo. A las disculpas de Martha Kauffman por la poca cualidad inclusiva de Friends, siguieron las cancelaciones de la serie COPS de Paramount Network (que llevaba 33 temporadas a cuestas) y Live PD de A&E, que mostraban el trabajo policíaco desde una perspectiva casi heroica. Pero lo que parece haber sobrepasado la barrera del asombro para buena parte de los amantes del cine fue el anuncio de HBO sobre el retiro de su catálogo de la clásica épica de 1939: Lo que el viento se llevó, dirigida por Victor Fleming. Debido a las acusaciones del guionista John Ridley acerca del hecho que el film muestra una versión romántica de la esclavitud y el racismo.
La polémica no se hizo esperar y de inmediat, hubo un revuelo a través de redes que incluso provocó una rápida enmienda del canal, que se vio en la obligación de aclarar que la película regresaría a su contenido disponible con una “explicación de su contexto histórico”.
No obstante, la medida (y la aclaratoria) no lograron sofocar las voces que apuntan a que se trata de un acto de censura, y en especial a un innecesario revisionismo histórico. En contraste, también hubo opiniones que insisten en la necesidad de reflexionar sobre una renovada sensibilización antirracista, que por supuesto incluye una reflexión desde un cariz por completo nuevo de obras clásicas.
Cualquiera sea la postura en medio de la polémica, una cosa está clara: HBO actuó como reacción al crispado clima que provocó las manifestaciones multitudinarias a lo largo y ancho del país, lo que hace inevitable preguntarse si su decisión implica, además, una verdadera discusión alrededor del clima, contexto e implicaciones de la versión del esclavismo y el racismo que ofrece la obra de Mitchell y la película de Fleming.
Por ahora no está claro sobre qué versará la explicación que antecederá la transmisión de la película y que busca complacer a Ridley y al público afroamericano que podría sentir malestar por su repercusión mediática. La gran pregunta que se desprende de todo lo anterior es: ¿qué explicará HBO al momento de volver a incluir Lo que el viento se llevó en sus plataformas?
Hay tres posibles escenario que el canal podría tocar:
La novela de Margaret Mitchell y todos los conflictos que ocasionó su publicación
Margaret Mitchell no imaginaba el éxito de crítica y de ventas en que se convertiría su libro Lo que el viento se llevó, una especie de anecdotario en clave de ficción sobre la vida en el Sur de los Estados Unidos durante y casi al final de la Guerra de Secesión.
Mitchell ganó el premio Pulitzer y de alguna manera la novela se convirtió en una especie de símbolo de esperanza en medio del durísimo período posterior a la Gran Depresión de finales de los años ’20. La historia, con su tinte melancólico y cursi, pero en esencia esperanzador, mostró a una Norteamérica capaz de recuperarse de sus heridas. Y también de afrontar los peores escenarios desde la fortaleza de la voluntad y la bondad espiritual.
Por supuesto, también se trataba de una versión incómoda sobre la esclavitud. En especial cuando la discusión sobre el racismo comenzaba a tener cierta relevancia en algunos grupos intelectuales del país.
Mitchell, que había nacido en una familia acomodada y tradicional de Atlanta, contó en más de una ocasión que la historia de Scarlett O’Hara fue una forma de homenaje al pasado de su familia y de un estilo de vida con el que creció imaginando a partir de las narraciones de sus parientes.
El resultado es un relato tardío y distorsionado sobre un período controversial y confuso de la historia estadounidense que aún se encuentra en debate, en especial cuando varios grupos ultraderechistas del país utilizan la bandera confederada para simbolizar su rechazo a la integración y sus ideas supremacistas.
¿Se extenderá HBO en detalles sobre la forma en Mitchell comprendía el racismo? ¿La manera en que la novela es una especie de reliquia de su época y además, motivo discusiones sobre el tema?
La adaptación cinematográfica y todos sus problemas
Para el momento en que Lo que el viento se llevó fue estrenada, Hollywood atravesaba uno de sus momentos de mayor racismo. Lo que había motivado que los personajes afroamericanos se redujeran a un patrón esquemático y bajo un estereotipo, que encajaba muy bien con la narración de Mitchell.
Cuando la novela de la autora se convirtió en un autentico Best Seller, David O. Selznick luchó a brazo partido hasta lograr sus derechos para el cine, consciente de que se trataba de una obra que había inspirado y cautivado al país. También de una reliquia histórica que despertaría el interés sobre el tema de la Guerra entre el Norte y Sur.
No obstante, llevar la historia al cine fue todo un trayecto agónico de casi dos años y que atravesó todo tipo de obstáculos.
Para comenzar, los papeles protagónicos se disputaron entre lo más selecto de Hollywood y la selección de Vivien Leigh y Clark Gable llevó a largas discusiones puertas cerradas, además de una serie de situaciones que en la actualidad parecen absurdas, pero que, en realidad, tenían relación con la absoluta fe que Selznick tenía sobre el éxito del proyecto.
Desde implementar todo un sistema de iluminación que garantizara que los ojos grises de Leigh tuvieran en pantalla el color verde esmeralda de Scarlett O’Hara, hasta una puesta en escena detallada de los platós y decorado tal como la escritora los describía en su libro. Todo esto convirtió a la película en un riesgo financiero de considerable peligro para la estabilidad del estudio.
No solo se trató de la ingente cantidad de dinero que requirió la lenta y a menudo accidentada producción, sino todos los cambios detrás de cámara que sucedieron mientras se llevaba a cabo la filmación.
En primer lugar, el guionista Sidney Howard perdió su trabajo después de que Selznick considerara que su adaptación era solo un conjunto de escenas sin mayor atractivo, lo que repercutió en la actividad frente a las cámaras.
Los problemas no terminaron allí. Después de contratar al escritor Ben Hecht — que imprimió a la narración un tono más emocional y épico — todo el elenco debió adecuarse al nuevo ritmo, lo que supuso que escenas que ya habían sido grabadas volvieran a rodarse.
El director George Cukor fue despedido por presiones del estudio — su visión sobre la historia de Mitchell era mucho más lúgubre y parecida a la adaptación de Howard — y sustituido por Victor Fleming, que había sufrido los rigores de la larga y problemática grabación de El Mago de Oz. En más de una ocasión se comentó que Fleming era el rostro visible en la silla del director, y que Selznick era el que movía los hilos de cada cosa que ocurría en el plató de filmación.
¿Mostrará HBOMAX un pequeño resumen sobre la accidentada historia de la adaptación y cómo la versión final fue el resultado de la necesidad de los ejecutivos de potenciar lo más llamativo de una obra tardía sobre el esclavismo?
La segregación en Hollywood
Como era de suponer, Lo que el viento se llevó se convirtió en un instantáneo éxito de taquilla, a un nivel tan colosal que adecuando la cifra que obtuvo durante los meses que estuvo en pantalla a la inflación actual aún perdura.
Su estreno se convirtió en un evento de considerable importancia y, pronto, los fans del libro llevaron al film de Fleming a convertirse en un éxito sin precedentes en la meca del cine.
Corría los últimos meses de 1939 y primeros de la década de los cuarenta: la segregación racial estaba en su apogeo y el estreno de la película puso en relieve lo acentuado de la situación en la mayor parte del país, y la considerable brecha entre la población blanca y la afroamericana en la cultura estadounidense.
De inmediato llovieron las críticas, encabezadas por voces tan notorias como la del guionista, actor y director Carlton Moss, que acusó Selznick de utilizar la película como “ataque frontal” a la población negra, algo que desde luego no era una discusión nueva y que ya llenaba artículos y columnas a lo largo y ancho del país. En especial una vez que fue evidente que el film Lo que el viento se llevó se convertiría en un hito en el mundo cinematográfico.
Para más inri, Moss puntualizó que la película avivaba tensiones raciales y podía brindar un segundo aire a grupos supremacistas alrededor de EE.UU., algo que de hecho provocó todo tipo de protestas y la percepción de la película como una provocación en mitad de una situación crítica a lo largo y ancho del país.
Selznick no solo no respondió, sino que redobló sus esfuerzos por convertir la película en un colosal éxito. Cosa que logró gracias al apoyo de los fans del libro y las multitudes que se agolpaban en los cines, a pesar de las protestas y críticas.
La situación se hizo aun más tensa cuando el activista Walter Francis White acusó a la actriz Hattie McDaniel (nominada al Oscar como mejor actriz de Reparto en la entrega del Oscar de 1940) de “Tio Tom”. Un término peyorativo que supone una gravísima humillación en medio de la comunidad afromaericana.
Para entonces, era obvio que la gran triunfadora de los Oscar tendría que enfrentarse a la realidad de la segregación en la entrega del premio. Y de hecho uno de los momentos álgidos de la polémica alrededor de lo que El Viento se llevó ocurrió justamente durante la entrega del galardón.
El Ambassador Hotel de Los Ángeles en la que se llevó a cabo la gala tenía una dura política segregacionista, por lo que Hattie McDaniel asistió solo después de la insistencia —y se habla del pago de un soborno— por parte de Selznick.
Se trató de uno de los momentos más duros y angustiosos de la industria del cine de la llamada época dorada: McDaniel, que finalmente obtendría el galardón y haría historia en la meca del cine, pasó buena parte de la ceremonia sentada en la parte más alejada y oculta de la sala. Después se le prohibió ocupar una silla en la mesa de los triunfadores. La imagen de la actriz, sentada a solas con el Oscar entre las manos fue por años el símbolo del racismo en Hollywood y, sobre todo, sus repercusión en la cultura popular.
¿Hablará HBO sobre las crueles políticas de discriminación que por años imperaron en el Hollywood dorado? ¿Mostrará las consecuencias del racismo en el mundo del entretenimiento?
Todavía no está claro qué decisión tomará HBO sobre una de las películas más famosas de la historia. No hay fecha para su retorno al catálogo del canal y tampoco ninguna información sobre las medidas que tomará para hacer su contenido más políticamente correcto. ¿Es el primero de una serie de decisiones que afectarán la noción sobre el cine tal y cómo lo conocemos?