El pasado lunes la inmensa mayoría del territorio español entró en la fase 0 de desescalada. Esta incluye algunas medidas de alivio del aislamiento, pero a su vez trata de reforzar la seguridad, para evitar una posible nueva ola de contagios. Por eso, entre otras, se ha expuesto la obligación de llevar mascarilla, tanto en el transporte público como en los traslados en vehículos privados. Además, se recomienda su uso en cualquier salida al exterior en la que se pueda interaccionar con otras personas, para evitar contagios. Utilizarlas es muy sencillo, pero puede suponer algún que otro inconveniente. Por ejemplo, ¿se puede llevar mascarilla con barba?

Estos días se ha repetido mucho la importancia de que esté ajustada y cubra la mayor parte de la cara, desde la nariz hasta la barbilla, ambas incluidas. Parece claro que una barba espesa podría impedir este ajuste. Y así es. De hecho, es algo que saben bien las personas que trabajan con ellas a diario.

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De los sanitarios a la población

A finales de febrero hubo un cierto revuelo, después de que comenzara a compartirse en redes sociales una infografía del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos sobre la posibilidad o no de llevar mascarilla con barba y bigote.

En ella, se muestra un sorprendente abanico de formas de afeitado, aclarando si es posible usar mascarilla con cada una de ellas. Se empezó a difundir que, en base a esa información, el vello facial podría ser un impedimento para protegernos de la COVID-19 y el propio CDC tuvo que intervenir.

En sus redes sociales explicaron que la infografía es de 2017, por lo que no tiene nada que ver con el coronavirus. Además, aclararon que se trata de una recomendación para sanitarios, pues son ellos los que deben utilizar preferentemente las mascarillas.

Sin embargo, las cosas han cambiado mucho desde entonces. La propia CDC ha cambiado sus directrices sobre su uso, e incluso ha explicado cómo hacerlas de forma casera. También la OMS y las autoridades de muchos países, como España, han comenzado a aconsejarlas para la población general. Si todos las llevamos, será más difícil que los asintomáticos propaguen la enfermedad.

¿Mascarillas sí o no?: la explicación al cambio en las recomendaciones

El problema es que, una vez que las mascarillas pasan a formar parte de la población general, los problemas de los sanitarios en lo referente a llevarlas también son nuestros problemas.

La clave está en que se adapte a la cara

Llevar mascarilla con barba presenta principalmente tres problemas. Por un lado, si no se ajusta bien y quedan huecos, es más fácil que, en caso de hablar o toser, las gotículas cargadas de virus puedan pasar al aire y contagiar a alguien cercano o depositarse en superficies. De hecho, el ajuste no solo es un problema para el uso de mascarillas. También dificulta la correcta colocación de los respiradores en pacientes barbudos.

Por otro, el propio pelo de la barba puede molestar y dificultar la respiración si esta es muy densa. Lo explicaba a la BBC el pasado mes de abril John Adamson, un hombre que, además de trabajar como cuidador de personas vulnerables, forma parte del Edinburgh Beard and Moustache Club. Lucía orgulloso su frondosa barba hasta que la mascarilla comenzó a presionar el vello, que se metía por su boca y su nariz y le impedía respirar fácilmente. Se vio obligado a afeitarse, como también han hecho muchos trabajadores sanitarios.

Cómo fabricar tu propia mascarilla con materiales que tienes por casa

Finalmente, la mascarilla puede retener patógenos, ya no solo el coronavirus, sino también cualquier otro. Por esto y por higiene existen las “mascarillas de barba” que cubren el vello facial para evitar la caída de pelitos o las posibles contaminaciones. Además, lógicamente, es importante lavar la zona con regularidad.

Es algo con lo que han tenido que lidiar siempre los sanitarios, pero también trabajadores de otros sectores, como la industria alimentaria o la química.

Ante esta situación, se puede optar por un afeitado completo, como hizo Adamson, o, en todo caso, un recorte de la barba que facilite su ajuste. De todos modos, llevar la mascarilla siempre será mejor que no hacerlo, por lo que no vale la excusa de la barba para no utilizarla cuando sea necesario. Según el nivel de exposición, habrá que decidir qué hacer con la barba; pero la mascarilla, si se puede poner en riesgo a otras personas al no llevarla, no debe faltar.