En medicina, las distinciones de género son muy importantes a la hora de tratar muchas enfermedades. Por ejemplo, los síntomas de un ataque al corazón pueden variar entre hombres y mujeres. Es precisamente la razón por la que se intenta que cuando se realizan ensayos clínicos haya una buena representación de ambos. Y, por supuesto, la mayor preocupación actual en temas de sanidad no podía ser menos. También hay factores diferenciales para el coronavirus en hombres y mujeres.

Para empezar, se ha comprobado que la mortalidad es mayor en los primeros. En un principio se apuntó a que, por sus hábitos, los hombres suelen ser mayoría entre los grupos de riesgo de la COVID-19. Hay más fumadores que fumadoras, por lo que también suelen ser mayoría los que desarrollan enfermedades como la EPOC o algunos trastornos cardiovasculares. Además, estos y otros hábitos a menudo derivan en la contracción de otras patologías, como la diabetes.

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Sin embargo, un nuevo estudio, llevado a cabo por científicos de la Escuela de Medicina de Harvard, da una razón mucho más concreta. Según ellos, la clave está en la puerta por la que el virus entra a las células, la proteína ACE2.

Más puertas de entrada, mayor riesgo

Inicialmente, estos científicos, cuyos resultados acaban de publicarse en el European Heart Journal, no se dedicaban a estudiar el coronavirus.

El objetivo de su investigación era localizar marcadores que sirvieran para determinar las diferencias en la incidencia de algunos trastornos cardiovasculares en hombres y mujeres.

Casualmente, uno de los marcadores que tuvieron en cuenta era una proteína que se ha hecho más que famosa desde que comenzó la actual pandemia, la enzima convertidora de angiotensina 2 (ACE2 en inglés).

Se sabe que esta proteína actúa como puerta de entrada para el coronavirus y que, a mayor cantidad, mayor es la posibilidad de que se complique la enfermedad. En este caso, los autores del estudio querían saber qué factores influyen en que la concentración de enzima en el plasma sanguíneo aumente.

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Para ello, reclutaron a 2.022 personas, procedentes de 11 países. Al analizar su sangre, comprobaron que los hombres tenían una mayor concentración de ACE2 que las mujeres. Se encontraban realizando esta investigación cuando comenzaron a llegar las primeras noticias sobre el coronavirus y su relación con esta proteína. Su trabajo podía servir para dar información acerca de su relación con la susceptibilidad de hombres y mujeres. Pero eso no era todo.

Fármacos y coronavirus en hombres y mujeres

El pasado mes de marzo se publicó en Lancet un estudio que abordaba la posibilidad de que algunos fármacos dirigidos al tratamiento de la hipertensión pudieran aumentar la posibilidad de que se dieran complicaciones por COVID-19.

Desde su publicación se ha discutido mucho al respecto. La conclusión general de los cardiólogos ha sido que no hay pruebas concluyentes de ello y que, por lo tanto, los pacientes no deben dejar su tratamiento habitual.

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Si estos fármacos empeoraban el transcurso de la enfermedad parecía ser precisamente por la posibilidad de que generaran un aumento en la concentración de ACE2. ¿Pero ocurre esto realmente?

Si bien su objetivo inicial nunca fue la COVID-19, estos científicos también tenían una respuesta para esta pregunta. De hecho, al estudiar la proteína observaron cómo influían en su concentración cuatro factores: el género, antes comentado, y el consumo de tres tipos de fármacos. Estos eran los inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (ECA), como el captapril y el enalapril, los bloqueadores del receptor de la angiotensina (ARB), entre los que se encuentran el valsartán y el losartán, y los antagonistas de los receptores de mineralocorticoides (ARM). En este último grupo se encuentran, por ejemplo, la eplerenona y la espironolactona.

Observaron que, de todos esos factores, el único que realmente influía notablemente sobre la concentración de ACE2 era el género. De hecho, los inhibidores de la ECA y los ARB generaron una disminución de los niveles de la proteína y los ARM sí que dieron lugar a un aumento, pero muy leve. Era tan leve que, según los autores del estudio, en ningún caso se debería indicar por ello que los pacientes que los toman dejen de hacerlo.

Limitaciones del estudio

Al no haberse desarrollado inicialmente para ver cómo actúa el coronavirus en hombres y mujeres, el estudio cuenta con algunas limitaciones en este aspecto.

La más importante, según han reconocido sus autores, es que solo se analizan las concentraciones de ACE2 en el plasma sanguíneo. No se observa qué ocurre en tejidos, como el pulmonar, donde se produce la principal afectación de la enfermedad.

Por eso, sería necesaria una investigación más concreta al respecto. De cualquier modo, sus conclusiones dan una pista más sobre la razón por la que los hombres parecen ser más susceptibles al coronavirus que las mujeres y, de paso, supone un alivio para quienes toman alguno de los fármacos mencionados. De momento, no hay razón para cambiar ni abandonar el tratamiento. Hacerlo podría ser muy contraproducente, más aún en una época como esta.