Volver a verse las caras con personajes queridos del cine es un gusto para los espectadores y, en el caso de Jean-Luc Picard, al que siempre ha dado vida el británico Patrick Stewart (Logan), el gusto se asemeja al que sentimos por reencontrarnos con Han Solo (Harrison Ford), Chewbacca (Peter Mayhew), Leia Organa (Carrie Fisher) y Luke Skywalker (Mark Hamill) en la última trilogía de Star Wars. Porque tiempo tuvimos para encariñarnos con él en la serie Star Trek: La nueva generación (Gene Roddenberry, 1987-1994) y en las cuatro películas que de ella salieron entre 1994 y 2002.
Como cuarto capitán prolongado de la USS Enterprise, nave insignia de la Flota Estelar de la Federación Unida de Planetas, lo ha sido después de Jonathan Archer (Scott Bakula), Christopher Pike (Jeffrey Hunter, Sean Kenney, Bruce Greenwood y Anson Mount) y James T. Kirk (William Shatner y Chris Pine); y sus nuevas aventuras en Star Trek: Picard, creada por Alex Kurtzman, Kirsten Beyer (Star Trek: Discovery), Michael Chabon (Star Trek: Short Treks) y Akiva Goldsman (Fringe) este 2020, nos han hecho salivar desde que el proyecto fue anunciado en agosto de 2018.
Y no sin motivo, pues es muy posible que estemos ante la serie televisiva de la veterana saga de space opera más interesante de las siete que se han emitido hasta el momento, por varias razones: la primera, que Picard manda por fin a tomar viento las historias episódicas y se centra en una intriga muy específica, lo que consigue una concentración dramática de la que hasta su más inmediata predecesora, Discovery, carece; la segunda, que juega muy bien su carta de la nostalgia irresistible, la de la memoria emocional de los espectadores sobre el pasado de sus personajes; y la tercera, su eficiente realización.
Se ve beneficiada, además, en que diversifica sus escenarios y, con ello, sus situaciones, alejándose decisivamente de la machacona dinámica espacial en los pasillos y el puente de la nave de turno. Es más libre, en definitiva; y han dosificado las revelaciones en el desarrollo del jugoso misterio al que se enfrenta el almirante con astucia, relacionado con lo sucedido durante los lustros que separan el filme Star Trek: Némesis (Stuart Baird, 2002) de Picard, sin esconder la intención de que deseemos saber más viendo un episodio tras otro, hasta concluir los diez de esta primera temporada.
Y, si el escritor ruso-estadounidense Isaac Asimov pasó de decir que la serie original de Star Trek (Roddenberry, 1966-1969) no era realista como sci-fi a asesorar a sus responsables e incluso sostener que se había convertido en el programa del género más inteligente de la televisión, ahora no debería extrañarnos lo más mínimo que lo subyacente en Picard, entre otras cuestiones, sea la problemática de los robots, o los sintéticos según el lenguaje de Star Trek, que el novelista analizó tantísimo en múltiples obras y con una profundidad no igualada por ningún otro narrador contemporáneo.
Hay tensión y elocuencia en los diálogos escritos por sus ocho guionistas y, aunque acaba perdiendo un poco de fuelle con los enigmas despejados, nunca sucumbe. Y Star Trek: Picard no puede tener envidia de las lujosas producciones con las que cuentan las tres últimas películas de la saga (2009-2016): sus medios son ingentes, casi no se distinguen de los de estas y cubren de sobra sus necesidades, y a la planificación audiovisual no se le escapa el talento que requiere, con un buen ritmo en el montaje de Andrew Coutts (Discovery), Steve Haugen (Krypton) y Sarah C. Reeves (Gotham) y una cámara inquieta.
Patrick Stewart no ha estado jamás tan conmovedor como Picard: sus vivencias y el peso sus errores se le echan encima aquí, como a Michael Corleone (Al Pacino) en El Padrino 3 (Francis Ford Coppola, 1990), salvando las distancias. Y sus acompañantes no decepcionan, ni la encantadora Michelle Hurd (Daredevil) e Isa Briones (American Crime Story) en la piel de Raffi Musiker y las sintéticas ni Alison Pill (Medianoche en París), Santiago Cabrera (Big Little Lies), Harry Treadaway (Penny Dreadful), Evan Evagora (Fantasy Island) o Peyton List (Mad Men) como Agnes Jurati, Cristóbal Ríos, Narek, Elnor y Narissa Rizzo.
El compositor Jeff Russo, especialista en bandas sonoras para series de televisión como Counterpart, Legión (Justin Marks, Noah Hawley, 2017-2019) o la misma Discovery (Kurtzman y Bryan Fuller, desde 2017), nos ha entregado una partitura en la que solo a veces se oye el eco de temas reconocibles de Star Trek, pero con su estilo que evoca a menudo el entusiasmo por las maravillas estelares o sus rincones amenazadores y misteriosos. Tal vez Discovery resulte más intensa, pero nunca más sugerente y emotiva. Por ello, no dudaríamos en volver a enrolarnos en la nueva nave del almirante Picard para una segunda temporada.