Si el inversor más reputado de Silicon Valley y, por extensión, prácticamente de todo el mundo dice que la crisis del coronavirus puede afectar, y mucho, al ecosistema emprendedor es que la situación es seria. O al menos se lo están tomando en serio teniendo en cuenta las circunstacias que han afectado a China, mayor fabricante del mundo, Europa y ahora también en Estados Unidos, donde Amazon o Facebook ya han tomado medidas de contención.

La principal empresa de Silicon Valley, Sequoia Capital, ha decidido prepararse para lo peor. Inversora de Airbnb, Atari, Apple, Bird o Cisco entre otras muchas, la firma inversora ha enviado un comunicado a todas su participadas titulado de la peor (o mejor, según se mire) forma posible: Coronavirus: el cisne negro de 2020. En dicho texto teorizan sobre las posibles consecuencias comerciales que tendría una propagación masiva del virus en las cuentas y negocios, ya no solo de sus participadas, también del resto de tecnológicas de Silicon Valley y el resto de geografías. Todo a través de la ya histórica figura del cisne negro, acuñada por Nassim Taleb, para referirse a sucesos con alto grado de impacto con consecuencias inesperadas en las reacciones en personas ante la elevada incertidumbre del caso.

Fundada en 1972, Sequoia se basa en su perspectiva histórica para entender la evolución de las crisis a las que ha sobrevivido. Durante sus casi 50 años de vida, y unas cuentas recesiones comerciales a sus espaldas, entienden que han aprendido una importante lección: "Nadie se arrepiente de haber hecho ajustes rápidos y decisivos a las circunstancias cambiantes. En recesiones, los niveles de ingresos y efectivo siempre caen más rápido que los gastos. De alguna manera, los negocios reflejan la biología. Como Darwin supuso, los que sobreviven 'no son los más fuertes o los más inteligentes, sino los más adaptables al cambio'". Esto quiere decir, en otros términos, que el fondo está incitando a las compañías a ser realistas con la situación para que puedan tomar decisiones rápidas en un momento complicado.

Y este realismo pasa por tomar decisiones controvertidas en lo que a gestión y control de gastos se refiere. Basados en la ya presente caída de la actividad empresarial y el problema de la interrupción de la cadena de suministro de productos para hardware –cuestión que, de momento, pasa por alto al ecosistema software–, Sequoia propone poner en duda todos los puntos de los modelos de negocio de sus empresas. Una ironía que haya tenido que ser la crisis del coronavirus la que incitase a las compañías a poner realismo en sus previsiones.

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¿Tienen suficiente efectivo para sobrevivir un tiempo sin producir?, pregunta Sequoia. En este sentido, solicitan que se analicen con realismo las reservas de cada compañía para asegurar si, en el caso de seguir operando, poner mantener los pagos sin ingresos fijos. Todo esto se aliña, además, en que las previsiones de ventas y acuerdos que hasta hace unas semanas se daban por cerrados pueden caer en saco roto y que la financiación privada, alimentada por unos fondos de inversión también retirados de la escena hasta ver qué pasa, puede desplomarse. Es, para el fondo, un momento de mantener la salud de los negocios por encima de cualquier cosa y de tomar decisiones controvertidas.

Si bien es cierto que alguna empresa saldrá beneficiada de esta crisis, Sequoia "propone que debemos prepararnos para las turbulencias y tener una mentalidad preparada para los escenarios que pueden desarrollarse". Recortes, posibles despidos y previsiones entran en la lista de lo que ya se está pintando como una nueva recesión.

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