2010 fue un buen año para Facebook. Estaba en una fase de crecimiento masivo de usuarios y su valoración había subido hasta los 23.000 millones de dólares, pero en esa época ya era acusada de vulnerar la privacidad de las personas que se abrían un perfil en su web, aunque eran una nimiedad con los escándalos -Cambridge Analyica a la cabeza- que han venido después.
En concreto aquel año la empresa de Mark Zuckerberg saltó a los titulares porque estaba otorgando a aplicaciones de terceros datos de sus usuarios, a los que no advirtieron del peligro. Pese a que la empresa solo tenía entonces seis años, su importancia ya era tal que Zuckerberg se vio obligado a pedir disculpas en una carta abierta en The Washington Post donde explicaba que: "Debía haber una forma más sencilla de controlar su información. En las próximas semanas, agregaremos controles de privacidad que serán mucho más simples de usar.", prometió.
Y ese mismo año también se estrenó La Red Social, la película dirigida por David Fincher y escrita por Aaron Sorkin que ahora cumple 10 años. Basada en el libro The Accidental Billionaires de Ben Mezrich, la cinta ganó tres Oscar -entre ellos el de mejor guion adaptado para Sorkin- y estuvo nominada a mejor película.
Con su lema, "No haces 500 millones de amigos sin ganarte algunos enemigos" en su cartel, la película, pese a no basarse fielmente en los hechos históricos que se conocen (Sorkin llegó a decir: “No quiero que mi fidelidad sea la verdad; sino a la narrativa”) vista hoy tiene en cierto modo un aura de profética. En La Red Social el Mark Zuckerberg de Jesse Eisenberg juega el papel de villano. El chico inteligentísimo que no encaja con sus compañeros de Harvard pero profundamente rencoroso y con una perturbadora (y viendo la cinta hoy más) obsesión por las chicas y acceder a los clubs privados de Harvard, y que acaba teniendo solo lealtad a sí mismo. Una visión que podemos tomar como cierta hasta donde queramos, pero que encaja perfectamente con el tono que tiene que tener la película para que funcione.
De Facemash a Cambridge Analytica
Curiosamente, pese a que aún hay pocas películas que pongan el foco en las Big-Tech, Jobs (2015), con Michael Fassbender en el papel del creador de Apple, también fue escrita por Sorkin y también se acentúa a la hora de dibujar la cara B y menos agradable de otro millonario tecnológico.
Sin embargo existe un mensaje en la película que sí que ha sobrevivido bien, aunque no parece que haya calado mucho: la privacidad en línea es importante. El Zuckerberg de la película crea en el primer tercio del metraje el portal Facemash despechado y borracho después de que su novia (una ficticia Erica Albright, interpretada por Rooney Mara) lo dejara. Para ello, accedió a la base de datos de Harvard para extraer las imágenes de las chicas del campus y colgarlas en una web donde se podía votar cuál era tu favorita.
Año I después de Cambridge Analytica: todo lo que ha cambiado y lo que no en Facebook
De esta forma, y mediante las manos del propio Zuckerbeg, la película ya exponía el que después se ha revelado como el principal problema de Facebook y otras plataformas: el manejo de los datos de sus usuarios, aunque en 2010 esto pareciera un asunto menor.
El caso de la creación de Facemash por parte de Zuckerberg es real, e incluso es cierto que lo hizo borracho -según los extractos de su blog, en él que iba posteando-. El director de Facebook llegó a comentarlo en una de sus comparecencias ante el Senado por los escándalos de los últimos años, por los casos de Cambridge Analytica.
Y sin embargo, el personaje de Eisenberg que roba fotos de chicas para publicarlas que nos muestra la película nos da mucho más miedo o parece mucho más insano que el del Zuckerberg de 2018 y 2019, acusado de que su compañía había permitido que los datos de 86 millones de usuarios sirvieran para acciones de propaganda poco éticas que ayudaron a la victoria de Donald Trump. Las fotos que se le tomaron en sus declaraciones ante el Senado con el rostro 'robótico' tardaron poco en convertirse en meme.
Y de Saverin y los Winklevoss a las nuevas tiranteces
Porque volviendo a 2010, como decíamos al principio, Facebook ya se enfrentaba entonces a problemas de privacidad. Entonces Zuckerberg respondió con la carta en el Post. En 2017, cuando los problemas sobre las fake-news revoloteaban por todas partes, el creador de Facebook publicaba en su perfil que quería volver a 'conectar' a sus usuarios, y anunciaba un cambio de algoritmo que limitaba el alcance las publicaciones de los medios, a los que señalaba sin citar como origen del problema sin distinción alguna. En 2018, cuando se sentaba ante el Senado de Estados Unidos por el mayor escándalo de su historia, también respondía: "Está claro que no hicimos lo suficiente".
Y ahora sí, puede que dé más miedo el Zuckerberg que se limita a pedir disculpas y tirar el balón para delante con pocas palabras y su apariencia de tener pocas habilidades sociales, que el de Eisenberg y su tono engreído y egoísta cuando empieza a alcanzar el éxito.
En La red social también se nos cuenta que Zuckerberg redujo de un día para otro la participación en la empresa de Eduardo Saverin (Andrew Garfield) o cómo plagió una idea de los hermanos Cameron y Tyler Winklevoss o se dejó adular por el fundador de Napster Sean Parker (Justin Timberlake). Y aunque parece que exagera demasiado al poner a Saverin y compañía demasiado como víctimas frente al villano, la historia también parece contarnos parte de las tiranteces y cruces de declaraciones que ha habido entre 'Zuck' y los creadores de Whatsapp e Instagram, ahora ambos fuera de la empresa por discordancias.
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Zuckerberg ha contado después en varias ocasiones que la película "se compone sobre un montón de cosas que [él] encontró algo dolorosas", y que “eran todo exageraciones dramáticas”. Pero lo cierto es que Sorkin parece tener material más que suficiente para una secuela.
Sobre esta posibilidad, Vanity Fair publicó hace unos meses, coincidiendo con el 15 aniversario de Facebook, que el guionista tenía algo en mente y que estaría encantado en trabajar en la idea. Y Jesse Eisenberg también se ha prestado a volver a meterse en la piel del CEO, pero por ahora no hay ningún proyecto serio en producción.
La única verdad es que Facebook roza ahora con Instagram y Whatsapp los más de 2.500 millones de usuarios, y que el perfil siniestro que nos mostró La red social, cuando aún usábamos la plataforma sin preocupaciones, ha serlo aún más, aunque no sea de una forma tan dramática, sí en la práctica.