Desde que se descubrió que la enfermedad que estaba dejando un reguero de neumonía en China estaba causada por un coronavirus, se han publicado numerosos estudios sobre la secuencia genética de este patógeno. Conocerla a fondo aporta a los investigadores información necesaria, tanto para buscar tratamientos o vacunas como para conocer su origen y ponerle freno.

El coronavirus de Wuhan tiene mucho en común con el SARS y esa es una buena noticia

Su parecido con el SARS ha favorecido que algunos ensayos preclínicos que se habían iniciado tras el brote de 2002 hayan podido retomarse, restando tiempo a lo que supondría el desarrollo de un fármaco desde cero. No obstante, lo referente al origen de la enfermedad sigue dando buenos quebraderos de cabeza a los científicos. La mayoría de estudios coinciden en que 2019-nCoV tiene su origen en los murciélagos; pero que, si bien podría haber pasado a los humanos directamente desde ellos, es posible que exista un huésped intermedio. Uno de los primeros estudios señalaba como posible candidatas a las cobras, cuya carne se vende en mercados como el primero en el que se detectó la enfermedad. Sin embargo, posteriores secuenciaciones más exhaustivas descartaron esa posibilidad. Ahora, la agencia estatal Xinhua ha anunciado que los últimos trabajos al respecto han terminado por apuntar al pangolín, un animal muy preciado también, tanto por su carne como por sus escamas, supuestamente medicinales.

Un mamífero en peligro de extinción

Los pangolines son mamíferos escamosos similares al armadillo, constituidos por varias especies, distribuidas entre Asia y África.

Algunos, como el pangolín chino (Manis pentadactyla), se encuentran en peligro crítico de extinción por su caza furtiva y venta en el mercado negro, tanto para el consumo de su carne como para el uso de sus escamas con fines curativos.

Esta última aplicación deriva de creencias de la medicina tradicional chino, que le confieren a esta parte de su cuerpo propiedades analgésicas y antiinflamatorias, además de la capacidad de curar todo tipo de enfermedades. Aunque no hay ninguna evidencia científica de que esto sea cierto, estos animales siguen capturándose y, a menudo, se venden vivos en lugares como el mercado de marisco de Wuhan, en el que se inició el brote.

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Por eso, cuando se analizaron muestras de coronavirus extraídos de este animal y se comprobó que su secuencia genética tenía un 99% de coincidencia con el presente en las personas infectadas, no fue una sorpresa que pudiera ser ese hospedador intermedio tan buscado.

Localizarlo es importante; ya que, aunque el mercado se cerró el 1 de enero, justo un día después de que el brote se diera a conocer, e incluso antes de que se determinara qué virus estaba causando la enfermedad, estos animales podrían estar vendiéndose todavía en el mercado negro, sin que las autoridades puedan hacer mucho por frenar la situación. Se ha recomendado en general a la población que dejen de comprar animales vivos, especialmente los ofrecidos en venta ambulante. Ahora, alertan de que se debe tener especial cuidado con el pangolín. Sin embargo, este es un anuncio que debería mantenerse, incluso después de que finalice la alerta por coronavirus. Sus escamas no tienen ningún poder curativo y utilizarlas lo único que puede conseguir es hacer enfermar a quienes las usan y llevarles a ellos a la extinción. Un precio muy duro que pagar para todos.

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