Buena parte del temor que está despertando el coronavirus COVID-19 procede de la incertidumbre. Al ser un virus que nunca había entrado en contacto con el ser humano, ha sido necesario investigarlo todo desde cero. ¿Cuál es su tiempo de incubación? ¿Cómo se contagia? ¿Qué personas corren mayor riesgo de enfermar? Todo son dudas; por lo que, a pesar de no ser tan letal como otros virus de su misma familia, es lógico que ese desconocimiento genere cierto miedo.
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Por supuesto, uno de los objetivos principales de los científicos ahora mismo es la búsqueda de vacunas o tratamientos eficaces, pero eso no es todo. También es necesario aclarar cómo se transmite, con el fin de implementar medidas preventivas adecuadas. Hasta ahora se sabe que se contagia de un modo similar a otros virus respiratorios, como la gripe, a través de las gotitas que los enfermos desprenden al toser, estornudar o hablar, y también a través del contacto directo. Algunos estudios apuntan a que también podría transmitirse por vía fecal, pero esas gotitas son la principal vía de contagio. Pueden ser respiradas, pero es más probable que pasen a otra persona por contacto directo, ya sea con individuos infectados o con superficies contaminadas, como pomos de puertas, barandillas o interruptores. Por eso es importante lavarse las manos regularmente y también desinfectar objetos o superficies de uso común. Ahora bien, ¿durante cuánto tiempo puede permanecer el peligro en estas últimas? ¿Puede mantener el virus su capacidad de infección después de 24 horas depositado en una manija o la mesita de una sala de espera? De momento, dada la información de la que disponemos sobre COVID-19, es imposible responder a estas cuestiones. Por eso, un equipo de científicos de la Universidad de Leibniz ha revisado los 22 estudios en los que se analiza la permanencia en diferentes materiales de otros coronavirus, como el SARS, el MERS o los coronavirus humanos endémicos (HCoV). Los tiempos en todos ellos son similares, por lo que se puede extraer una idea orientativa al respecto.
No todos los materiales son iguales
En los estudios analizados para esta revisión se tenía en cuenta la duración de los virus en diferentes superficies inanimadas, en base a parámetros tales como la temperatura o la humedad relativa.
Se observó que las temperaturas elevadas, por encima de 30ºC-40ºC, disminuían notablemente la persistencia de los coronavirus, mientras que las humedades relativas elevadas, de más del 50% la aumentaban.
En cuanto al material, los tiempos varían mucho de unos a otros. La mayor duración registrada es la del plástico, en el que ciertas cepas de SARS pueden llegar a mantener su capacidad de infección hasta 9 días. También se registraron persistencias elevadas en la cerámica, el teflón y el caucho, en los que el HCoV puede mantenerse durante 5 días. La mayor duración fue para los coronavirus veterinarios, que llegaron a mantenerse en algunas superficies hasta 28 días. Afortunadamente, esto no ocurría con ninguno de los humanos.
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El estudio no establece solo cuáles son los materiales que pueden albergar a los coronavirus durante más tiempo. También analiza si estos pueden limpiarse fácilmente con los métodos de desinfección habituales y, afortunadamente, así es. De hecho, en todos los estudios se encontró una efectividad muy alta con el uso de desinfectantes tan comunes como el peróxido de hidrógeno (agua oxigenada), los alcoholes, el hipoclorito de sodio (lejía) o el cloruro de benzalconio.
No se puede saber con seguridad si estos resultados son extrapolables. Se sabe, por ejemplo, que el SARS tiene una mayor capacidad de transmisión directa a través de las gotitas expulsadas al aire, pero no hay constancia de que también permanezca más tiempo en superficies inanimadas. Sí que hay constancia de que son virus muy similares, por lo que podría ser que también se parezcan en este aspecto. Lo que está claro es que, tanto si queremos evitar el coronavirus como si se trata de la gripe, lavarnos las manos y desinfectar regularmente las superficies que están en contacto con muchas personas es la mejor medida de precaución.