Cuando a un padre o madre le llega una carta circular del colegio de sus hijos no es raro que los sudores fríos comiencen a resbalar sobre su frente a medida que abre el sobre y empieza a leer su contenido. Si el asunto versa sobre excursiones, reuniones o disfraces puede ser más o menos agradable, pero al menos no tiene nada que ver con los piojos, esos temidos bichitos que tantos mensajes escolares protagonizan. Pero no son los únicos.

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También son habituales las circulares destinadas a avisar de la aparición de los primeros casos de alguna enfermedad contagiosa, como la escarlatina. Para los que lo leen por primera vez puede resultar chocante. “¿Pero esa enfermedad no estaba erradicada”, se preguntan. Es una duda habitual, especialmente si han visto recientemente películas como Mujercitas, en la que varios personajes mueren a causa de la enfermedad. Ahí empieza la alarma. ¿Es en realidad una enfermedad mortal? Lo fue. Por suerte, hoy en día, gracias a los antibióticos, no es más que una afección muy simple y fácil de tratar. Que no cunda el pánico.

Dolor de garganta y sarpullido

La escarlatina, conocida también como fiebre escarlata, es una enfermedad causada por la bacteria Streptococcus pyogenes del serogrupo A. Este microorganismo es conocido también por provocar las típicas placas de pus en la garganta, de ahí que este sea uno de los síntomas habituales de la escarlatina.

Sin embargo, otro de sus síntomas representativos es un sarpullido, resultante de una toxina generada por esta bacteria. Además, como ocurre normalmente cuando hay una infección, la enfermedad se caracteriza también por la presencia de fiebre.

Los padres que reciban la circular deben estar atentos a la aparición de estos síntomas en sus pequeños y, en caso de que aparezcan, llevarlos a su pediatra, que comprobará si realmente se trata de escarlatina. En caso afirmativo, se les recetará un antibiótico durante diez días. Los síntomas comenzarán a remitir enseguida, pero el tratamiento no debe interrumpirse hasta que pase el periodo pautado por el especialista. De cualquier modo, una vez que la fiebre comience a remitir y el pequeño se encuentre mejor, ya puede volver al colegio.

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Al contrario de lo que ocurre con otras afecciones contagiosas, como la varicela, la persona que la pasa una vez no está exenta de volver a enfermar, ya que la bacteria puede generar varias toxinas diferentes. Así, el sistema inmunitario puede quedarse preparado para una, pero en el momento que se encuentre con la otra no dispondrá de armas para combatirla.

¿Es una enfermedad antigua que ha resurgido?

Dado que aparece en obras como la ya mencionada Mujercitas, no es raro escuchar que se trata de una enfermedad antigua, que ha vuelto a resurgir. Esto podría aplicarse a enfermedades con vacuna, como el sarampión. Esta nunca llegó a estar erradicada del todo, pero las vacunas la han mantenido a raya hasta que los grupos antivacunas le han dejado vía libre para volver a proliferar en muchos puntos del mundo.

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Sin embargo, el caso de la escarlatina es diferente, pues no hay ninguna vacuna disponible para su prevención. De hecho, nunca ha remitido ni ha dejado de ser una enfermedad relativamente frecuente en niños. Lo que ha cambiado ha sido, por un lado, las medidas de higiene, que sí que ayudan al menos en parte a prevenir los contagios. Por otro, gracias a los antibióticos es una enfermedad fácilmente tratable y por lo tanto mucho menos temida que en la antigüedad. Esto ha llevado a que se banalice y mucha gente ni siquiera la conozca. No olvidemos que cuando Louisa May Alcott publicó Mujercitas, en septiembre de 1868, faltaban aún 60 años para que Alexander Fleming descubriera la penicilina. Esto hacía que enfermedades como esta no pudieran tratarse con la facilidad con la que hoy en día las combaten los antibióticos y se convirtieran en patologías potencialmente mortales. Por motivos como este no deberíamos tomarnos el tema de las resistencias a la ligera y tendríamos que respetar siempre las pautas de uso de este fármaco que tantas vidas ha salvado. Solo así podremos seguir tranquilos ante enfermedades como la escarlatina.