Entre 2002 y 2003, una virulenta enfermedad respiratoria acabó con la vida de 774 personas e hizo enfermar a más de 8.000, la mayoría de ellas en China, aunque llegó a propagarse por un total de 37 países. Se trataba de una grave epidemia de síndrome respiratorio agudo severo y mortal (SARS), una afección causada por el coronavirus SARS-CoV, y caracterizada en primer lugar por fiebre alta y después por otros síntomas como escalofríos, dolores musculares, dolores de cabeza, diarrea, dolor de garganta, secreción nasal, malestar y molestias musculares. Más tarde los enfermos desarrollan tos seca, dificultad para respirar y una infección del tracto respiratorio superior.

Tras el fin de la epidemia, los que la vivieron la recuerdan como una mala pesadilla, que están empezando a revivir de nuevo, después de que las alarmas del país asiático salten a causa de un brote de casos de neumonía, aparentemente generada por un virus similar a este. En total son 59 las personas afectadas. Algunas han sido ya dadas de alta, pero otras se encuentran en estado crítico. Afortunadamente, por el momento no hay víctimas, pero se teme lo peor. Por eso, las autoridades sanitarias están manos a la obra, tratando de desentrañar el origen de esta rara enfermedad, que ha resultado no ser SARS, pero que igualmente resulta suficientemente preocupantes para estrechar las medidas dirigidas a evitar su expansión.

¿De qué enfermedad se trata?

El brote se inició el pasado mes de diciembre en la ciudad central de Wuhan, provincia de Hubei, donde parece que han estado al menos en una ocasión la mayoría de enfermos.

Tras realizarles las pruebas pertinentes, se ha detectado en una quincena de ellos la presencia de un coronavirus, pero no el causante del SARS. Estos virus son conocidos por provocar enfermedades tan graves como la que ocasionó la epidemia del 2002, o el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS), que también causó el pánico en 2012, con un brote iniciado en Arabia Saudí, que finalmente acabó con la vida de 851 personas en todo el mundo.

No obstante, algunos coronavirus se encuentran detrás de enfermedades mucho más leves, como el resfriado común. Este parece ser un caso intermedio, no tan grave como el del SARS o el MERS, pero sí preocupante.

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¿Cómo se está procediendo?

Ante casos como este, uno de los primeros pasos es identificar el origen de la enfermedad. Por el momento, las autoridades encargadas han descubierto que algunos de los infectados tienen puestos de comida en un mercado de mariscos ubicado en Wuhan, por lo que se ha suspendido la actividad y se ha procedido a investigar la existencia allí de una posible fuente del virus, según Associated Press.

Por otro lado, es necesario saber con seguridad de qué tipo de patógeno se trata. Las pruebas preliminares han apuntado a un nuevo tipo de coronavirus. No obstante, se espera realizar más investigaciones patogénicas y epidemiológicas durante las próximas semanas para confirmarlo.

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Mientras tanto, con el fin de evitar la proliferación de la enfermedad, se está midiendo la temperatura a aquellas personas que pretendan salir de la ciudad en la que se ha iniciado el brote, ya que un aumento de esta es una de las primeras señales de presencia de la enfermedad. Por el momento, en la vecina Hong Kong ya se han detectado 38 casos de pacientes con fiebre y problemas respiratorios que habían viajado recientemente a dicha ubicación. También se ha detectado un posible primer caso fuera del país, concretamente en Corea del Sur, donde una mujer que viajó a Wuhan el pasado mes de diciembre ya se encuentra aislada y en tratamiento, a falta de pruebas que confirmen si se trata del temido coronavirus.

Ambos países han intensificado aún más las medidas de precaución y han alertado a sus habitantes, no solo para que estén pendientes de cualquier síntoma, sino también para que eviten el contacto con animales de granja, especialmente aves, pues habitualmente son vectores de virus como este. Por otro lado, la población, claramente preocupada, está agotando las existencias de mascarillas, tanto en tiendas físicas como online.

Estas precauciones se volverán especialmente complicadas en las próximas semanas, pues el 25 de enero se celebrará el año nuevo chino y, al igual que hemos hecho en occidente en las semanas anteriores, muchas personas se desplazarán por todo el país para reunirse con sus amigos y familiares durante las fiestas.

No debe cundir el pánico, pero tampoco hay que olvidar las medidas preventivas, de cara a evitar la expansión de la enfermedad. Solo así se evitará que todo termine en una epidemia de esas que luego es imposible olvidar.

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