Muchas personas son incapaces de desarrollar sus tareas del día a día sin tomar antes una taza de café al despertar. Algunas, de hecho, ni siquiera consiguen articular palabras hasta que lo hacen. Es una forma muy buena de entrar en acción, pues está sobradamente demostrado que se trata de una bebida sana; que, además de aportar energía, cuenta con otras muchas propiedades beneficiosas. No obstante, algunos individuos no pueden tomarlo por razones concretas, que van desde la ansiedad hasta los embarazos.

El café ya hace tiempo que dejó de ser malo para tu salud

¿Cómo pueden entonces comenzar el día con fuerza? Para dar una respuesta a esta pregunta, un equipo de científicos de la Universidad Western, en Ontario, ha enfrentado cara a cara al café con el ejercicio físico, por ser un prometedor candidato a sustituto. Y, efectivamente, los resultados apuntan a que se trata de una buena elección para quienes no puedan o no quieran tomar esta maravillosa bebida.

Ejercicio suave para empezar el día

Se sabe que tanto el ejercicio físico suave como la cafeína suponen claros beneficios en el desarrollo de la memoria de trabajo. Esta hace referencia a la capacidad para almacenar y manipular información mientras tanto. Por ejemplo, es la que se usa cuando recuerdas la lista de la compra después de desplazarte al supermercado o al retener todos los nombres y situaciones de The Witcher a medida que avanza la temporada.

Un buen empleo de esta cualidad nos ayuda a llevar a cabo con eficacia muchas de nuestras tareas diarias, tanto en casa como en el trabajo y, por supuesto, en los estudios. ¿Pero qué ayuda más a conseguirla? ¿El café o el ejercicio?

Numerosos estudios han analizado el papel de ambos en conjunto, pero no por separado. Por eso, los autores de este trabajo, publicado en Scientific Reports, decidieron poner ambas situaciones cara a cara y comprobar cuál era mejor.

Para ello, reclutaron a 59 voluntarios, con edades comprendidas entre los 18 y los 40 años. De ellos, 30 reconocieron ser consumidores habituales de cafeína, con una ingesta diaria superior a los 150 miligramos, mientras que los 29 restantes no llegaban a los 30 miligramos al día.

Todas las cosas buenas que el café puede hacer por ti

Todos ellos tuvieron que tomar una dosis de cafeína equivalente a una taza de café y, además, se sometieron a 20 minutos de ejercicio suave en una cinta de correr. El orden de ambas prácticas fue aleatorio, por lo que unos empezaron por la cafeína y otros por la caminata.

En una segunda fase, participaron solo los consumidores habituales, que realizaron de nuevo aleatoriamente solo una de las dos acciones después de 12 horas de privación de cafeína. Este experimento se llevó a cabo con el fin de comprobar si se habían recuperado bien de la abstinencia.

Para analizar cómo habían afectado ambas pruebas a su memoria de trabajo, todos ellos tuvieron que realizar una prueba, conocida como n-back, en la que se presentan en una pantalla una serie de estímulos, de modo que el sujeto debe contestar cuándo el que está viendo coincide con el que se le mostró n pasos atrás. Así, si n=1 se le pregunta por los estímulos que se mostraron en la pantalla anterior, si n=2 por los que se vieron dos pantallas antes y así sucesivamente.

¿Por qué me mareo al usar una cinta de correr?

Todos vieron una mejoría de sus capacidades en este sentido y, lo que es mejor, no hubo un claro ganador, pues los resultados parecían ser equiparables. Esto es muy positivo, pues indica que alguien que no pueda o quiera tomar café obtendrá la misma mejoría cognitiva con una caminata de 20 minutos. Todo eso sin tener en cuenta el resto de beneficios del deporte.

En cuanto al segundo experimento, también comprobaron que el ejercicio ayuda a inhibir la abstinencia en personas consumidoras habituales de cafeína. Desde luego, parece ser que el propósito de andar más puede ser también un buen sustituto para ir por la vida con energía y pronunciando algo más que gruñidos.

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