Star Wars: El ascenso de Skywalker finalmente se ha estrenado y funciona como un largo final de la saga Skywalker que inició hace 40 años con el Episodio IV: Una nueva esperanza.

Una de las preguntas más recurrentes que los fans se han hecho después del estreno de El despertar de la fuerza es el verdadero origen de Rey. A lo largo de las dos películas de la nueva trilogía, la respuesta ha sido sumamente ambigua, manteniendo un misterio que ha hecho mucho más interesante al personaje.

La pregunta se hizo aún más grande en Los últimos Jedi, cuando Rey entrenaba con Luke Skywalker, en que vio decenas de versiones de ella misma, y la posibilidad de convertirse en el lado oscuro de la fuerza. El personaje salió de esa cueva con más preguntas que respuestas y la audiencia también.

El dudar sobre su origen y la búsqueda de la persona en quien debería convertirse era uno de los aspectos más interesantes del personaje. Todas las dudas se respondieron, más allá de cualquier duda, durante El ascenso de Skywalker, en que nos enteramos que Rey es la nieta del Emperador Palpatine y que por lo tanto su padre era su hijo directo.

Rey, de hecho, era una cacharrera, abandonada por su familia, como se comenta en las primeras películas, pero las motivaciones quedan claras: protegerla de su abuelo y del lado oscuro de la fuerza. Palpatine califica la acción de cobarde, pero ella le da la vuelta, eran tan fuertes que hicieron todo lo que hacía falta para que pudiese sobrevivir.

Los padres de Rey aparecen unos cuantos segundos en pantalla, pero finalmente podemos verlos. Ella es interpretada por Jodie Comer (Killing Eve) y el por Billy Howle.

El conectar a Rey con Palpatine es un acto despiadado de retrocontinuidad, que muchos rechazaron en el momento en que sucede, por restarle dimensión al personaje y muchos lo consideraron interesante e inclusive necesario para explicar sus inmensos poderes.

Star Wars: El ascenso de Skywalker ya está siendo proyectada en cines de todo el mundo.