No es fácil despedir a una serie que nos gusta y que hemos seguido desde su primera temporada. Y realmente no importa el éxito con la crítica sino lo valiosa que es para nosotros. Aunque, eso sí, es también de agradecer que se termine a tiempo y no abuse de nuestra hospitalidad. Mr. Robot ha emitido su final en un especial de dos episodios que nos muestra los últimos ases bajo la manga de su creador, Sam Esmail.

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El episodio anterior nos llevó a un universo alterno (?) o algo así, en donde vimos a una versión de Elliot con una vida mucho más llevadera que nuestro "friend", pues ese Elliot no sufre ansiedad, no se siente solo, vive una vida "exitosa" profesional, personal y emocional. Tiene unos padres que lo aman —por supuesto Mr. Robot no es un abusador—, su madre lo trata con amor y, lo mejor de todo: Elliot está comprometido con Ángela —aunque Darlene no figura en dicho universo. Por supuesto que este mundo es una alucinación o algo, pensamos, pues ya sabemos que a Esmail le encanta jugar con su público.

Pero lo que preparó el creador de Mr. Robot para este final fue elevar la marca y finalmente presentarnos un verdadero rompecabezas. El capítulo comienza con la versión del "otro" Elliot, o mejor dicho, el hacker y cómo va descubriendo ese mundo alternativo. Primero descubre que el negocio de su padre, o sea, Mr. Robot, sigue funcionando y el señor sigue con vida. Luego va a la casa de sus padres, su mamá está viva, es amable y funcional. Ella le explica que está por casarse y Elliot va a buscarse (!) en su departamento. Ahí encuentra los rastros de un Elliot feliz, pleno y enamorado. Sin embargo, él mismo duda de todo aquello y "escarba" en el disco duro de la computadora. "Todos somos demonios", dice, y da con una parte del disco que está encriptado. Lo hackea y encuentra un montón de dibujos con el nombre de "fsociety", en los que aparecen los miembros de la asociación responsable del Gran Hack del 9/5 y uno de él mismo. Es aquí cuando llega el otro (?) Elliot y ambos se preguntan: ¿Quién eres tú?

Esta pregunta que ambos se hacen es clave para lo que viene a continuación, pues la locura apenas habrá comenzado. Vemos como ambos discuten y cuando están muy cerca uno del otro el mundo se cimbra. El Elliot feliz se sacude tanto que se golpea contra un mueble de calefacción y queda malherido; sin embargo, el Elliot friend hace lo impensable: termina de quitarle la vida al Elliot feliz moribundo, claro, para adueñarse de su envidiable vida. "No me juzquen", nos dice.

Así es como llegamos al siguiente episodio y el bucle de locuras continúa. Vemos como Elliot friend intenta deshacerse del cuerpo del Elliot feliz y, es descubierto por una agente de policía, quien, curiosamente es Dom. Como Dom solo puede ser lista en ese y en cualquier multiuniverso —real o imaginario— se da cuenta de que Elliot esconde algo. Descubre el cuerpo e intenta arrestarlo. Elliot como siempre se le escapa. Y cuidado acá porque lo que se desvela a continuación: solo hemos estado viendo partes del inconsciente del propio Elliot. Se lo dice el mismísimo Mr. Robot, sin embargo, Elliot —o ese Elliot que ya no sabemos quién es— se niega a aceptar todo aquello. Va a Coney Island a casarse con Angela, pues, al parecer el amor por esta chica sigue tan vivo como siempre. El lenguaje visual, las escenas y los personajes se van apareciendo como si se tratara de un sueño, como si pudiéramos ver un sueño del propio Elliot.

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En un momento se encuentra frente a Krysta, o al menos con alguien con su apariencia, y es precisamente ella la que nos explica lo que está ocurriendo. Le dice que Elliot sufre una disociación de personalidad y que todo empezó el día que se lanzó por la ventana —lo supimos antes, porque no resistía los abusos de su padre. Y que después se fueron desprendiendo otras personalidades para proteger al verdadero Elliot. Incluso Krysta sabe de nosotros, sí, de nosotros los "friends" de Elliot que lo hemos acompañado por varias temporadas. Esta escena es muy buena, Krysta rompe la cuarta pared y nos habla. Eso sí, no queda duda de que lo más impactante es cuando la terapeuta le dice que él no es el verdadero Elliot, sino el "mastermind". Él se niega, lucha, pero pronto comprende que es verdad. Y así es como, por fin, despierta en la realidad —o eso creemos.

Darlene está ahí. Los hermanos hablan sobre lo mucho que se quieren y Elliot le pregunta si todo es verdad. Darlene dice que sí, que la fsociety, sus amigos, el golpe que le dieron al Deus Group, que todo eso sí existió. Respiramos tranquilos. Sin embargo, lo que sigue nos deja en una ambigüedad que cualquier buena serie puede sostener: vemos a Elliot caminar por un pasillo, llegar a una sala de cine y ahí encontrarse con su Elliot pequeño, con su madre y Mr. Robot. Ellos —los cuatro— conforman las personalidades del "verdadero" Elliot. Una serie de imágenes se proyectan; son partes que conocemos de la vida de Elliot, y el personaje que hemos visto se conmueve hasta las lágrimas de ver todo aquello. Como si esto no fuera suficiente, "salimos" de la mente de Elliot y vemos de nuevo a Darlene que le dice: "Hola, Elliot", pero lo sorprendente no es lo que dice sino cómo. Suena distinta, incluso sorprendida de ver "despierto" a su hermano.

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Muchas cosas quedan en el aire, como bien sabe hacer Sam Esmail. Mr. Robot es un viaje por el inconsciente de un Elliot que conocimos por sus partes y no por su todo. Se trata de una jugada muy buena por parte del creador que a través de cuatro temporadas consiguió armar un thriller psicológico muy elaborado y dramático, con un tema subyacente fascinante: el mundo hacker. Adiós, friend.

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