A finales de 2018 saltaban todas las alarmas: un investigador chino, He Jiankui, anunciaba que había modificado genéticamente a dos bebés para hacerlas inmunes al virus del VIH. Las consecuencias de esta acción no solo atañen a la ética sino que también pueden haber afectado a la salud de las pequeñas.
Ahora, más de un año después, el tribunal de Shenzhen ha anunciado que considera culpable al investigador y le ha condenado a tres años de cárcel y a pagar una multa de tres millones de yuanes (380.000 euros), tal y como informa The Guardian. No es el único que ha sido condenado, otros dos colaboradores de su equipo han recibido una pena a prisión y una multa menores por el mismo delito.
¿Bebés modificados para resistir el sida? La nueva polémica genética desarrollada en China
He Jiankui puso en marcha un estudio en el que ayudaba a parejas en las que el hombre está infectado con el virus del VIH para que tuvieran hijas sanas, es decir, que no se contagiaran. Para ello modificó el genoma de las niñas mediante la herramienta CRISPR-Cas9 para que fueran inmunes a este virus.
Sin embargo, esta modificación no solo supone un problema ético sino también de salud. Por un lado, las niñas no necesitaban este cambio en su genoma ya que su padre toma antirretrovirales y, cuando los pacientes toman la medicación, no pueden transmitir el virus. Por tanto, era innecesario y el científico mintió a las familias para llevar el estudio a cabo. Además, ha puesto en peligro la salud de las pequeñas ya que al modificar el genoma con una herramienta que no está refinada del todo puede cambiar otras zonas del ADN.
El problema de modificar el genoma de bebés para que sean resistentes al VIH
Esta investigación también supuso todo un revuelo en el mundo científico ya que He Jiankui cruzó los límites de la bioética: detrás de esta investigación de modificación genética no había ni un Comité Ético ni un Comité Intermediario, solo el doctor He Jiankui y su equipo de la Universidad de Ciencia y Tecnología del Sur (Shenzhen). De hecho, ni el hospital ni la universidad para los que trabajaba sabían que esta investigación se estaba realizando, según comentaron cuando saltó el escándalo.