En un momento en el que el mundo entero se mantiene en alerta por el consumo de cigarrillos electrónicos, a causa de la enfermedad que ya ha matado a 40 personas en los Estados Unidos, la ministra de Sanidad, María Luisa Carcedo, presentaba esta semana junto a la delegada del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, Azucena Martí, unos datos bastante alarmantes al respecto.
Se veía venir, pero no queríamos darnos cuenta: la enfermedad detrás del vapeo
Se trata de los resultados de la XIII Encuesta sobre Uso de Drogas en Enseñanzas Secundarias en España (Estudes), en la que se analiza el consumo por parte de este sector de la población de sustancias como el tabaco o el alcohol, entre otras. No obstante, si hay una cifra que realmente llama la atención entre sus conclusiones es la que denota un aumento del consumo de cannabis a través de cigarrillos electrónicos. Es precisamente esta sustancia la que se encontraba en la mayoría de dispositivos usados por los pacientes estadounidenses afectados por la enfermedad del vapeo. Tras varios meses en busca de culpables, el acetato de vitamina E, usado como espesante en los líquidos de vapear con cannabis comercializados en el mercado negro, parece ser el principal candidato. Sin embargo, eso no significa que consumir otros formatos, adquiridos en otros países del mundo, pueda considerarse seguro. Por eso, los resultados de la encuesta indican que se debe prestar especial atención a los hábitos de los adolescentes en este aspecto.
Cannabis, ni fumado ni vapeado
Un 33% de los jóvenes de 14 a 18 años entrevistados durante la encuesta reconoció haber probado alguna vez el cannabis, lo cual significa un resultado dos puntos mayor que el de los últimos resultados. Además, un 27’5% reconocieron haberlo hecho en el último año y un 19’3% en los últimos días. En ambos casos, el porcentaje era alrededor de un punto mayor.
Estas cifras son el resultado de una concepción equivocada de lo que es el cannabis. Para muchos jóvenes, al ser una opción más segura que el tabaco, supone una forma inocua de fumar; cuando, en realidad, es una droga cuyos efectos no se deben infravalorar. Por ejemplo, recientemente se presentaron dos estudios que concluían que el consumo regular de esta sustancia aumentaba en jóvenes la probabilidad de experimentar alteraciones en el ritmo cardíaco, así como un derrame cerebral.
Por suerte, algunos adolescentes sí que son conscientes de los riesgos. De hecho, un 87’5% considera que su consumo habitual puede causar problemas. Sin embargo, la cifra ha bajado con respecto a resultados anteriores, pues en 2016 fueron bastantes más, concretamente un 90’7%.
No, un porro diario no es inocuo para la salud
En cuanto a la forma de “administración” más frecuente, suele ser el porro, aunque en los últimos años el cigarrillo electrónico ha llegado pisando fuerte y se ha posicionado ya en un 5’4%, mucho mayor que la cifra anterior, que era del 1’8%.
El dispositivo no tan seguro
Desde sus inicios, el cigarrillo electrónico se ha presentado como una forma segura de fumar, que podría servir a las personas con adicción al tabaco para dejar el vicio. No obstante, no es este el único uso que se le ha dado. Por ejemplo, los adolescentes, ya concienciados de los peligros del tabaco, lo perciben como una buena manera de introducirse en el hábito, sin experimentar los riesgos de los cigarrillos convencionales. Por desgracia, aunque existen estudios contradictorios al respecto, no está demostrado que realmente sea un buen método para dejar el tabaco y, por supuesto, tampoco ninguno que apoye que sea una buena idea que los jóvenes los consuman. De hecho, incluso los que no llevan cannabis o nicotina contienen otras sustancias que podrían causar problemas respiratorios, aunque por el momento, dada la novedad del producto, no es posible conocer los efectos a largo plazo.
Cigarrillos electrónicos: cuando el marketing pone en peligro la salud
No es moco de pavo que los adolescentes se inicien en el vapeo, de ahí que sea tan preocupante que un 48’4% de los encuestados asegurara haberlo usado alguna vez, más aún si se tiene en cuenta que en 2016 solo fueron un 20’1%. Para colmo, el 67’1% de ellos lo hace con cartuchos de nicotina, lo cual hace la cuestión aún más peligrosa.
Otras sustancias
En cuanto al resto de sustancias que se tuvieron en cuenta en la encuesta, el alcohol se mantiene en porcentajes elevados, aunque apenas ha experimentado cambios en los últimos años, igual que el tabaco. Son mejores las noticias de la cocaína, cuyo porcentaje de consumo ha alcanzado su mínimo histórico en esta ocasión.
Está claro que la nueva moda es el vapeo, en todas sus versiones, y que quizás los que lo consumen lo hacen pensando que no están dañando a su salud. Hoy en día oímos a muchos padres y abuelos decir a sus descendientes eso de “yo fumo porque cuando yo era joven no había información, tú no deberías hacer lo mismo”. Ojalá en un futuro no tengamos que escuchar a nadie repetir esa frase, pero haciendo referencia al vapeo.