Netflix está experimentando con la reproducción de su contenido a mayor velocidad, una opción que desde hace tiempo ha sido aprovechada en otras plataformas como YouTube o las diversas aplicaciones para podcasts.
Lo anterior ha sido reportado por Android Police, quien descubrió en la app de Netflix para Android que es posible seleccionar cuatro velocidades distintas a la normal (0,5x, 0,75x, 1,25x y 1,5x). Esta característica no está habilitada para todas las personas y forma parte de una de tantas pruebas que realiza Netflix.
Al parecer esto no ha sido del agrado de actores y directores, quienes se han manifestado en contra de que Netflix la ofrezca como una alternativa final a los usuarios. El mismo Aaron Paul, protagonista de Breaking Bad y la película El Camino, dijo en su cuenta de Twitter.
Alto. Como soy uno de los mencionados en este artículo, sentí la necesidad de hablar. NO HAY MANERA de que Netflix avance con esto. Eso significaría que están tomando el control del arte de todos los demás y lo están destruyendo. Netflix es mucho mejor que eso. ¿Estoy en lo cierto, Netflix?
Peyton Reed, director de Ant-Man, Ant-Man y la Avispa y Di que sí, también criticó la posibilidad de reproducir las películas a mayor o menor velocidad.
Querido Netflix, esta es una idea terrible, y yo y todos los directores que conozco lucharán contra ella. Sinceramente, Peyton Reed.
Netflix confirma que solo es una prueba
Ante estas críticas, Netflix ha confirmado que se encuentran realizando pruebas para variar la velocidad a la que se reproducen las series o películas en los dispositivos móviles. La empresa comenta que esta opción no necesariamente se convertirá en una característica permanente de la aplicación.
El tema de la variación en la velocidad de reproducción se suma a otras opciones, como el efecto telenovela, que ha provocado reacciones negativas de los cineastas, quienes comentan que las producciones deberían respetar la visión del director.
Un ajuste en la velocidad no es del todo malo en los videotutoriales, podcasts o libros, en donde las personas pueden cambiarla de modo que asimilen mejor el contenido. Las películas o series son otro caso, aunque a final de cuentas, el usuario debería ser quien decida si lo utiliza o no, puesto que es él quien paga por el servicio.