Paramount Pictures

Este viernes 11 de octubre se estrena la nueva película de Will Smith, Géminis, y la próxima semana, el día 18, llegará a nuestras pantallas la nueva serie de Netflix Cómo vivir contigo mismo, en la que el actor Paul Rudd descubre que ha sido clonado. Parece que las historias en las que están implicados clones están de moda, pero ¿cuánto de lo que nos presentan estas ficciones es real?

Aunque ni siquiera es la primera vez que el cine o la literatura hablan sobre la clonación. Películas como La isla, protagonizada por Ewan McGregor y Scarlett Johansson, o, incluso si nos vamos más atrás en el tiempo está Los niños del Brasil. No es nuevo en el pensamiento de la ficción ni mucho menos en la mente de los científicos, que ya en 1996 presentaron al primer animal clonado. El Instituto Roslin en Edimburgo (Reino Unido) dio a conocer su hazaña: habían clonado al primer animal y como resultado tuvimos a la oveja Dolly, que murió en 2003.

Sin embargo, no hay que irse tan lejos para hablar de clonación. La propia naturaleza produce clones sin intervención tecnológica alguna. Por ejemplo, cualquiera que tenga unos pocos de conocimientos de plantas de jardín sabe que para tener geranios nuevos lo que hay que hacer es trasplantar un esqueje en otro lugar y nacerá, a partir de ahí, otra planta. "Y será un clon de la original", tal y como afirma Arcadi Navarro, catedrático de genética de la Universidad Pompeu Fabra, profesor de investigación ICREA y director del archivo europeo de genomas y fenomas en el Centro de Regulación Genómica (CRG).

Pero no hay que irse al mundo vegetal para hablar de este tema ya que existen los gemelos monocigóticos que, al fin y al cabo, son clones que se dan de forma natural durante el embarazo. Este tipo de clonación sería a nivel celular y se produce al principio de la etapa de crecimiento: "El grupo de células que forman el embrión original a partir del cigoto, en vez de dividirse de manera conjunta y crear un solo bebé, en algún momento determinado se separan, por muchos motivos posibles, y dan lugar a dos bebés". Esto solo puede suceder en fases muy tempranas del embarazo ya que cuando el cigoto comienza a formarse esta separación no sería viable y no se crearían dos bebés. "A veces ocurre que si el grupo de células no está totalmente separado, puedes acabar teniendo hermanos siameses", añade Navarro.

Pero ¿cómo se crean los clones? Desde hace casi 25 años, las técnicas han evolucionado y mejorado los resultados que se obtienen, pero la base continúa siendo la misma. Navarro explica de forma muy sencilla que los clones se crean de varias formas: o usando una célula madura y diferenciándola hasta que se puede reproducir sola o se extrae el ADN de la célula y se pone dentro del núcleo de un óvulo sin ADN, la célula empieza a multiplicarse sola y es como si se hubiera producido un embarazo. El organismo resultante será como un hermano gemelo del original, pero con menos edad.

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Además, cuando se clonó a la oveja Dolly apareció un problema, aunque con la mejora de las técnicas ya se ha solventado. Los telómeros, es decir, los extremos de los cromosomas, se acortan cada vez que se reproducen y marcan la edad genética que tiene uno. Con Dolly no se sabía cómo hacer que los telómeros se reiniciaran, es decir, que fueran tan largos como debían. Pero ahora sí sabemos hacerlo: "Históricamente ha habido problemas con los primeros organismos que se clonaron al no ser las técnicas totalmente perfectas, eran muy nuevas. Por ejemplo, la longitud de los telómeros es importante a la hora de ver cuál es la edad de sus células, según se van dividiendo las células, los telómeros se hacen cada vez más cortos. Con estos primeros organismos no se sabía cómo resetear los telómeros, cómo hacer que el nuevo clon tuviera los telómeros jóvenes, por decirlo así. Eso fue un problema que técnicamente se ha ido solucionando", explica Navarro.

Clones: no son solo los genes

Incluso dentro de los hermanos gemelos siempre encontramos alguna diferencia: uno es un poco más alto o tiene la oreja más separada; es más moreno o tiene más peso... Y el material genético, es decir, el ADN de los dos es idéntico. Pero aún así se diferencian. Y esto también sucedería con los clones, más allá de la edad. Porque si uno decidiera clonarse a sí mismo en este momento, el resultado sería el de un hermano o hermana gemela joven, "como si a uno de los gemelos lo hubieras dejado en una capsula del tiempo mientras el otro envejece", explica este experto. "Esto es todo lo que la tecnología de la clonación permite: obtener algo que se parece mucho, mucho a un hermano gemelo", añade.

El ADN, que se encuentra en cada uno de los núcleos de todas nuestras células, no es lo único que nos hace ser como somos: "Lo que nos hace ser nosotros no es solamente el ADN sino también algo que es personal e intransferible: nuestra trayectoria vital, cada una de las experiencias que tenemos", afirma Navarro. Esto es tan importante que ni siquiera los gemelos criados en las mismas condiciones tienen una personalidad y una forma de ver el mundo que es idéntica totalmente.

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Para Navarro la única manera de hacer que un clon se comporte de una forma similar al original sería hacerle pasar por exactamente las mismas experiencias. "Otra cosa es si tú manipulas, de forma antiética, de manera muy precisa a esos dos organismos para que tengan exactamente las mismas experiencias, para que pasen las mismas enfermedades, hagan las mismas dietas, lean los mismos libros... Todo tendría que ser igual y, en ese caso, se parecerían un poco más, pero seguirían siendo organismos distintos, con opiniones y perspectivas distintas sobre el mundo".

En la película y la serie se plantean diferentes tipos de clonación. Mientras que en Géminis, los creadores han decidido dotar a clon y original con la misma personalidad, en la serie protagonizada por Rudd no es así y ya al principio se ven algunas diferencias a pesar de que comparten recuerdos. Por otra parte, mientras en la película han decidido usar CGI para rejuvenecer a Smith, en Cómo vivir contigo mismo han decidido explicar que clon y original tienen la misma edad (y recuerdos) por otras tecnologías. Ninguna de las dos es perfecta, pero con esta información extra uno entenderá mejor el tema que se está tratando.

Clonar humanos: ¿problema ético?

Para Navarro está claro por qué aún no hemos clonado humanos: "No clonamos humanos fundamentalmente por ética", afirma. "Las sociedades democráticas se han dotado de unos códigos éticos muy rigurosos que hacen que las personas seamos sujetos de derecho y no podemos ser tratados como objetos", explica el experto. "Clonar es crear una vida en el laboratorio que es idéntica a otra y tiene unos condicionantes que no tenemos los humanos normales. Y si se permite la clonación humana abre la puerta a dilemas éticos interesantes como el que se plantea en la película de La isla", es decir, tener clones en previsión de que se tengan que realizar trasplantes, pero mientras los tienes prisioneros.

"Este tipo de dilemas éticos, que serían graves, en las sociedades democráticas en las que se cumple o se aspira a cumplir con los derechos humanos, se vigila que no suceda", indica Navarro. "Otra cosa es en otro tipo de regímenes, que podría ser que toleraran y hasta fomentaran estas tecnologías, pero lo harían a escondidas porque la reputación de quien haga estas cosas no sería muy buena", concluye.

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