El 11 de octubre se estrena Géminis, la nueva película protagonizada por Will Smith en la que interpreta a Henry, un francotirador de élite del Gobierno norteamericano a punto de retirarse. El último peligro al que debe enfrentarse es a sí mismo en una versión más joven, Junior, un clon al que han ordenado acabar con su vida. Esta es la historia que nos propone Ang Lee, director de trabajos tan dispares como La vida de Pi, Hulk o Brokeback Mountain.
El gran reclamo de la cinta recae en sus efectos especiales, ya que ambos personajes los encarna el propio Will Smith, con los efectos antiedad del CGI en el caso del clon de 23 años. La excelencia de estos efectos es de una maestría innegable, a cargo de la misma empresa que ha llevado Vengadores: Endgame o Star Wars: Los últimos jedi. *Entre el Will Smith rejuvenecido por CGI y aquel veinteañero que se presentó al mundo en El príncipe de Bel-Air hay muy pocas diferencias físicas*. El problema es que ahí empieza y termina todo lo destacable de esta película.
Se nota que han contado con un buen presupuesto, pero todo avance tecnológico de cara a embellecer el resultado visual no sirve de nada si flojea el guion. En Géminis el guion no flojea; el guion es un insulto a la inteligencia del espectador y, sobre todo, contra las expectativas que ha generado la cinta. Se compone de diálogos vacíos, chistes fáciles y frases intensas que no llevan a ningún sitio. Por si fuera poco, se esfuerzan en explicarte la propia película en un monólogo del protagonista antes de abrir el tercer acto, como si no llevaras una hora y media metido en el cine. Una carambola que le debemos, en parte, a David Benioff, guionista de Juego de Tronos.
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Nadie espera que una película de acción sea una obra de arte cinematográfica. Cuando lo son, es una grata sorpresa, pero cuando no, no es ningún drama. Lo que sí podemos exigir como espectadores es que, después de invertir tanto dinero y nuevas tecnologías en el apartado visual, los guionistas y director se esfuercen un poco en ofrecernos algo que merezca la pena ir a ver. Géminis no aporta nada nuevo al género. Si acaso, refuerza los tropos más machacados —y criticados— de las cintas de acción y las deja en muy mal lugar.
Sin tener nada que ver, Géminis llega en un momento en que *es posible compararla con Ad Astra*. La recién estrenada cinta de James Gray es un relato intimista sobre las relaciones paternofiliales que escoge el espacio exterior como escenario, pero es también una reflexión sobre los problemas de un hombre heterosexual norteamericano en plena crisis de mediana edad*. Will Smith pasa por esa misma crisis en Génesis*, aunque en un contexto diferente.
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En este caso, sus penas pasan por el prisma de las oportunidades perdidas. Henry ve en Junior un reflejo de sí mismo a su edad; es la oportunidad de enmendar sus propios errores. En su mente, si consigue apartar a Junior del camino de la violencia a sueldo será como un éxito propio, como si a él le dieran la oportunidad de comenzar de nuevo. Es la historia de quien llega a la cincuentena con un buen puñado de malas decisiones, arrepentimientos y “qué hubiera pasado si” a la espalda. Lo demás, es solo ruido de fondo, una mera excusa para contarnos esta metáfora de la forma más gráfica posible.
Lo más sangrante del filme es el potencial desperdiciado de la historia. Una premisa que podía haber dado mucho de sí se queda en nada por culpa de un guion mal desarrollado. Apenas se profundiza en las implicaciones de la existencia de los clones. Además, se trata a Junior como si fuera una versión más joven de Henry, en ningún caso como una persona independiente.
Por ejemplo, se describen sus miedos y manías exactas a las de Henry, implicando que todas las trazas de nuestra personalidad se hallan exclusivamente en el ADN e ignorando las consecuencias que tienen sobre nosotros las experiencias y el entorno en el que nos desarrollamos como personas. No podemos pedirle a esta película que sea científicamente exacta, porque sería imposible, pero qué menos que echarle un poco de sentido común a la hora de crear personajes.
Una enorme decepción
Géminis le ha dado a Will Smith la oportunidad de interpretar, en una misma película, los dos papeles que mejor se le dan: el de padre preocupado y el de príncipe de Bel-Air. Aun así, el resultado es pésimo. Ya se anunció hace algunas semanas que la película había arrancado en Rotten Tomatoes y Metacritic con puntuaciones nefastas, de las peores que ha recibido el actor a lo largo de su carrera. No es para menos con un filme que te arranca carcajadas por no echarte a llorar.
El último trabajo de Ang Lee es una decepción con todas las letras, que desperdicia, no solo la actuación de Smith, también las de Clive Owens, Douglas Hodge, Benedict Wong y Mary Elizabeth Winstead —aunque el personaje de esta última, todo sea dicho, tenía poco de espectacular y el resultado borrándola del mapa hubiera sido el mismo—. **Génesis una película de acción que parte de una buena premisa, pero se queda en nada**, y solo se puede salvar por sus persecuciones, tensos tiroteos y luchas cuerpo a cuerpo -al menos, son entretenidas-. Nada que no haya en cualquier thriller de sobremesa sobre espías y conspiraciones del Gobierno.