Viajar en avión puede desentrañar más peligros de lo que uno pueda pensar en un principio. No porque el vehículo aéreo pueda tener algún tipo de accidente sino porque los compañeros de trayecto puedan tener problemas de gases. O, peor aún: que sea uno mismo el que pase todo el viaje incómodo para evitar soltar flatulencias y molestar a sus vecinos con los posibles malos olores.

Sea como fuere, sí que es normal que, al ir en avión, uno pueda notarse más hinchado y tenga más flatulencias. Y, por supuesto, tiene una explicación científica y hasta nombre: Flatulencia de Gran Altitud (HAFE por sus siglas en inglés). La ley de Boyle parece ser el culpable de este tema. Sabemos que a una temperatura constante, según baja la presión, el volumen aumenta. Por lo tanto, si se generan en el intestino entre 0,7 y 1 litro de gases, esto significa que, al bajar la presión del avión mientras este sube, el volumen de las flatulencias aumenta y puede generar molestias, por lo que es más probable que el pasajero necesite liberarse.

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Aunque las personas jóvenes pueden aguantarse los gases sin que tengan ninguna consecuencia sobre su salud, no sucede lo mismo con las personas mayores: "Si eres joven y saludable no es un problema, pero para la gente mayor puede representar un esfuerzo cardíaco de riesgo", advirtió en declaraciones a la BBC Jacob Rosenberg, un profesor en la Universidad de Copenhague, en Dinamarca. No obstante, puede tener efectos engorrosos en todos los cuerpos: "Molestias e incluso dolor, hinchazón, dispepsia y pirosis (ardor)", enumera este experto en un estudio que publicó en la revista New Zealand Medical Journal. Pero no queda ahí ya que "las respuestas fisiológicas al intestino distendido son presión arterial y pulso elevados y oxigenación reducida de la sangre, lo que puede ser grave para las personas que ya corren el riesgo de complicaciones cardiovasculares", añade en su investigación.

Así pues, para Rosenberg la mejor opción es hacer como dice Elsa, la protagonista de Frozen, en su canción estrella: déjalo ir (Let it go). Que las flatulencias salgan es la única forma de que una persona no sufra todas estas incomodidades y que llegue, incluso, a tener problemas cardíacos.

Toda la idea de este estudio, y también la solución a por qué se producían las flatulencias, llegó a la mente de Rosenberg por azar. Él estaba en un trayecto largo hacia Nueva Zelanda y comenzó a sentir estas molestias. Pero la respuesta llegó cuando observó su botella de plástico vacía: durante el vuelo se había hinchado y, al bajar, estaba comprimida. De esta forma, tanto la botella como el cuerpo del investigador cumplían con una de las leyes básicas de la física.

Pero no siempre dejarlo salir es la opción más segura. Como se señala en el propio artículo, en el caso de la liberación de gases por parte de astronautas en el espacio puede producir una explosión. Por el momento, no se ha dado el caso y no hemos presenciado ningún accidente de este tipo. Es más, hace unos años la Agencia Espacial de Canadá sugirió añadir soja fermentada a la comida de los astronautas para evitar este tipo de situaciones. La soja fermentada contiene bacterias prebióticas que parecen reducir la hinchazón abdominal, así que podría ser una buena solución para evitar que unos gases mal controlados hagan explotar una nave llena de astronautas.

Evitar los gases para viajar

lácteo
Unsplash | Sara Cervera

En la literatura médica se ha tratado tanto qué produce los gases hasta cómo resolver este tipo de problemas. Si estamos en un avión nos puede ser más difícil acudir a ciertos remedios, así que es mejor ir preparado si ya sabemos que tenemos este problema o somos propenso a acumular gases. Entre los alimentos que más flatulencias causan están los que tienen alto contenido en fibras, comidas grasas o los frijoles, que se suman a otros factores como el "aire ingerido durante las comidas, la fragmentación bacteriana, la difusión de gases desde la sangre hacia la luz intestinal, la secreción gastrointestinal y la ingestión de ciertos tipos de alimentos", indica en su estudio Rosenberg. Las bebidas gaseosas tampoco es que sean la mejor de las opciones ni antes ni durante el viaje, claro.

Por otra parte, si uno tiene flatulencias molestas puede pasear, para que se muevan un poco, y así de paso ir al baño, o tomar agua. Pero también metiendo carbohidratos en la dieta pueden reducirse los gases antes del trayecto. Aunque parezca extraño, el yogur es uno de los alimentos que más ayudan a apaciguar las aguas o, en este caso, los gases que se acumulen en el intestino.

Y si ninguna de estas cosas ha funcionado con tu vecino durante el trayecto: no se lo tengas en cuenta, no todo el mundo sabe que sufre de flatulencias de gran altitud y cómo solucionarlo.