No solo en Gran Canaria el fuego devora el bosque. Además de otros problemas en el Amazonia (como se llama realmente esta selva), ahora se suma una oleada de incendios jamás vista antes en la zona. De hecho, las llamas y el humo que está arrasando con uno de los pulmones de nuestro planeta se puede ver desde el espacio, según ha publicado en sus redes sociales la NASA.
Desde el 9 de agosto el fuego corre por esta selva tropical de la cuenta del río Amazonas. No se sabe exactamente cuál es la causa, pero además de tratarse de época de quemar rastrojos, hay que tener muy en cuenta la deforestación que se está produciendo en la zona de Brasil. Este país, junto con Perú, son los que más extensión de selva tienen dentro de sus fronteras, aunque el Amazonas cubre parte de otros 7 países más (Bolivia, Colombia, Venezuela, Ecuador, Guyana, Francia -Guyana Francesa- y Surinam).
These forests have long absorbed more carbon, a greenhouse gas 🌡, than they released, storing it deep underground. Younger and drier forests don’t have enough of a protective layer of soil to keep fires from burning through the stored carbon, releasing ♨️ it into the atmosphere. pic.twitter.com/hGb5IDEfQv
— NASA Earth (@NASAEarth) August 21, 2019
La deforestación parece ser clave en estos incendios y desde la llegada a la presidencia brasileña el pasado mes de enero de Jair Bolsonaro, un escéptico del calentamiento global, ya que el sector agropecuario del país siente que tiene carta blanca y quiere grandes áreas para el pastoreo y sembrado. El nivel de deforestación desde su llegada al poder es tal que ha aumentado un 273%, tal y como recoge ElPeriódico. Es más, la situación no queda aquí, también han aumentado las ocupaciones ilegales de tierras de la selva y gracias a la deforestación pueden especular y venderlas. Así pues, la deforestación unida a la sequía que sufre la zona de la cuenca del Amazonas son, posiblemente, las causas de este gran incendio.
La falta de interés en la protección medioambiental del Gobierno de Brasil parece ser la causa de que, también, hayan aumentado el número de incendio en todo el país, según apuntan los expertos. Hasta el pasado 15 de agosto se habían producido 33.000 incendio forestales en Brasil, lo que significa un 60% más respecto a los últimos tres años. De hecho, las áreas destruidas de selva en junio fueron un 80% más que en el mismo mes del año pasado y la deforestación tan solo el mes pasado fue del 270% frente a lo sucedido en julio de 2018.
¿Y qué dice al respecto de los incendios Bolsonaro? El ultraderechista ha dejado entrever que los que están detrás de los incendios no son nada más ni nada menos que las ONG que, tras la retirada de fondos por parte de su Gobierno, "se han sentido afectados por la falta de dinero", ha comentado este jueves. Y que en ese caso habría "acción delictiva", aunque señalaba que no estaba "afirmando" que así fuera. Y lo que estas personas pretenderían, siempre según él mismo, sería "para llamar la atención" contra su persona. A pesar de sus palabras, el presidente de Brasil no ha presentado ningún tipo de prueba que confirme que detrás de las llamas están las organizaciones no gubernamentales.
A Bolsonaro se le ha preguntado de forma directa si estaba acusando a las ONG de provocar los incendios, el presidente brasileño ha comentado que "tenemos que combatir el delito, luego vamos a ver quién es el posible responsable". "Pero, a mi modo de ver, hay intereses de esas ONG, que representan intereses de fuera de Brasil", ha señalado.
Smoke from wildfires in the #AmazonRainforest spreads across several Brazilian states in this natural-color image taken by a @NASAEarth instrument on the Suomi NPP satellite. Although it is fire season in Brazil, the number of fires may be record-setting: https://t.co/NVQrffzntr pic.twitter.com/4JTcBz9C8f
— NASA (@NASA) August 21, 2019
Todo esto pone en riesgo a miles de especies, tanto de fauna como de flora. En los más de 7 millones de kilómetros cuadrados que tiene la selva de la Amazonia conviven monos, jaguares, pumas, ciervos o tapires. También reptiles como las tortugas, tanto terrestres como acuáticas, caimanes o serpientes (la más conocida, la anaconda). Y entre las aves que destacan dentro de esta selva están el guacamayo, el tucán o el águila harpía. Mientras que entre la flora se encuentran itahuba, caricari, tajibos, cedro, ruta barcina, mandrilo... Además de que el 50% de las especies de madera que habitan en el Amazonas son exóticas.
Todo esto forma un ecosistema que ahora mismo está en peligro por la mano del hombre. Además, para el calentamiento global también supone un grave problema. Los árboles o, más bien, la flora en general, ayuda a captar dióxido de carbono (CO2) de la atmósfera y a mantenerlo atrapado. Mientras esas especies no se quemen, el CO2 seguirá atrapado, pero ahora que los incendios calcinan sus maderas y hojas, todo ese dióxido de carbono se está volviendo a nuestro aire.
Ciencia para controlar los incendios
Con el incendio del Parque Natural de Tamadaba aún en la mente, hay que empezar a pensar en cómo usar la ciencia para controlar los incendios. La prevención es casi tan importante (o más) que la propia extinción de las llamas.
Factores como "el aumento de las temperaturas, la frecuencia e intensidad con la que se producen episodios extremos como olas de calor, sequías o fuertes tormentas, o la falta de gestión preventiva favorecen la generación y propagación de los incendios forestales", apuntan desde Fundación Gadea Ciencia en un comunicado de prensa. Además, parece que existe una correlación directa entre estos factores y los incendios forestales: “La probabilidad de que se inicie un incendio forestal aumenta cuando la vegetación, que actúa como combustible, tiene menos contenido de agua, ya que lo han perdido por evaporación y transpiración. Naturalmente, la humedad del suelo es menor en verano y el riesgo aumenta”, tal y como afirma Jaume Terradas, catedrático de Ecología y miembro de la Fundación Gadea por la Ciencia. “El control de incendios requiere estrategias y material de extinción, pero también gestión preventiva. Con buenos medios se extinguen muchos fuegos, pero cuando afectan a grandes territorios, también se pueden extender más. Sin embargo, la buena gestión no compensa con los beneficios económicos que se obtienen de la explotación forestal y en este sentido todavía queda mucho por hacer”, añade.
El pino canario, un ave fénix que resurge de sus cenizas
“Se puede predecir el comportamiento de un incendio si se dispone de buenos datos históricos previos para poder testar los modelos y posteriormente hacer predicciones fiables", asegura Wenceslao González, catedrático de Estadística e Investigación Operativa de la Universidad de Santiago. "Si existiese una red de sensores capaces de tomar la información sobre las condiciones medioambientales del terreno, la temperatura, la humedad, la dirección y velocidad del viento, junto con imágenes de satélite y datos históricos, se podrían crear patrones de comportamiento y mecanismos de ayuda para la prevención de incendios”.
González trabaja en estos momentos en tres proyectos relacionados con la extinción de incendios y comenta que las matemáticas pueden ser usadas para tomar decisiones estratégicas ante un incendio forestal: “Fundamentalmente, usamos datos procedentes de imágenes térmicas capturadas por la cámara de la aeronave del director técnico de extinción. A partir de ellas, hemos desarrollado algoritmos relacionados con el análisis de la evolución de los incendios: perímetro de un incendio, frentes de llama, velocidades de avance, zonificación con criterios de ingeniería...”, concluye.
La prevención es el futuro para evitar incendios como el de Gran Canarias o el que está devorando la selva amazónica, pero por el momento hay que centrarse en apagar este fuego que es tan grave que hasta los satélites de la NASA han capturado su humo. El Amazonas es el pulmón del mundo y el escepticismo de Bolsonaro con el calentamiento global podría abocarnos a un desastre medioambiental.