El mercado de las tablets en Android no se puede prodigar, como lo sí lo hace Apple con sus iPad, de contar con una salud particularmente buena. Muchos han sido los intentos durante los últimos años por parte de diferentes fabricantes para conseguir crear, en cierta medida, una tendencia que empujase a los consumidores a los brazos de los dispositivos con el sistema operativo de Google de la misma manera que ha ocurrido en el segmento de los smartphones. Casi tantos como los que han fracasado por el camino.
La última ha sido la propia tecnológica de Mountain View, anunciando recientemente el cese de su actividad en este campo. Otros, como Samsung, mantienen la compostura –en parte gracias a la inmensa capacidad operativa, de segmentación y de recursos que tienen detrás– y continúan lanzando nuevos modelos para complementar su extenso por folio de dispositivos en todos los segmentos.
Entre las apuestas más recientes en el ámbito de las tablets se halla la Galaxy Tab S5e, en la cual me encuentro escribiendo estas líneas y que es un claro intento por hacerse eco de la tendencia instaurada con el iPad de usar estos terminales para la productividad y tareas que vayan más allá del consumo de contenido. Es necesario que así sea, porque los mayores márgenes de beneficios se ubican en los usuarios profesionales y, por ende, en los dispositivos que ofrezcan más capacidades.
Un hardware lo suficientemente bueno... para según qué cosas
Hay pocas cosas más efectivas que un diseño llamativo para atraer la atención del respetable, y este es uno de los puntos en los que la Galaxy Tab S5e sobresale por encima del resto de opciones del segmento Android. Con unos marcos reducidos, una gran delgadez y cuerpo de aluminio, es inevitable evocar al más reciente iPad Pro de Apple cuando uno lo ve y lo tiene en mano, haciendo gala de un juego que ya es frecuente entre los fabricantes competidores de la tecnológica de Cupertino.
El resultado es notable, ofreciendo un buen equilibrio entre autonomía, grosor y tamaño de pantalla, que gracias a sus 10,5 pulgadas de diagonal permiten hacer uso de la misma en el conjunto de actividades diarias sin quebraderos de cabeza ni muñecas dislocadas. El panel AMOLED tiene buena parte de la culpa, al mismo tiempo, del disfrute del terminal en lo que a consumir contenido se refiere, que es el enfoque primario de esta tablet, bien sea en forma de vídeos, juegos, texto o cualquier otra opción. Sus 4 GB de RAM y procesador Snapdragon 670 se encargarán de recordarnos, eso sí, de que no está pensada para grandes excesos en potencia. Acompaña al apartado multimedia, de manera muy especial, una calidad de sonido en estéreo excelente que no hace sino reforzar lo anterior.
Pero es aquí, más o menos, donde acaban las bondades de la Galaxy Tab S5e, de la que comenzamos a echar de menos otros factores en cuanto comenzamos a alejarnos un poco de las tareas más básicas y extendidas entre los usuarios. Donde comprendemos las razones por las cuales continúa siendo más complicado recomendar una tablet Android para quienes se inclinen por no limitarse a la circunscripción de los usos más asentados entre el grueso de los usuarios.
Un terminal para consumir, no para crear
Poder contar con un teclado anexionado a una pantalla liviana, delgada y fácilmente transportable allá donde uno vaya es algo que, como alguien que invierte buena parte de su día haciendo uso de uno, me llama especialmente la atención. Tanto igual para aquellos que priman el poder realizar tareas de ofimática con un dispositivo teóricamente perfectamente capacitado para ello –más aún con el modo de escritorio DeX integrado–.
En el caso de la Galaxy Tab S5e, este se puede adquirir de manera separada al terminal por un precio cercano a la centena de euros, conectándose de manera automática a través de los pines magnéticos que tiene la tablet en uno de sus laterales y haciendo las veces de funda una vez se encuentra plegado. Las conclusiones tras unos días haciendo uso del mismo para redacción y navegación son mixtas: por una parte, es agradable disponer de una entrada de texto que no sea tan limitada como el teclado virtual, facilitando una escritura más rápida y capaz cuando nos encontramos lejos del ordenador; por otra, a su reducido tamaño se suma una sensación de tecleo poco agradable al tacto propiciada por unos acabados que, en términos generales, podrían estar más trabajados.
De igual forma, se echa de menos que este accesorio pueda ser configurado en distintas posiciones para aquellas ocasiones en las que la inclinación por defecto no es la óptima. Si miramos a la competencia, Apple, por su parte, que ofrece un teclado opcional desde el iPad Air en adelante, resuelve mucho mejor la experiencia de uso a todos los niveles. Si uno se encuentra lejos casa y la necesidad de hacer uso de un teclado es acuciante, el de la Galaxy Tab S5e es apto para salir del paso, pero es difícil encontrarse deseando que sea la herramienta por defecto con la que trabajar a diario.
Algo parecido ocurre si queremos echar mano de accesorios enfocadas al dibujo o el diseño, como el S-Pen, no soportado en este dispositivo. Esto delimita de manera importante las capacidades del mismo y es un motivo con suficiente peso como para descartar la compra si se tiene en mente efectuar este tipo de uso. Nuevamente, mirando a Apple, nos encontramos con que la firma de Cupertino soporta el Apple Pencil en toda su gama de tablets, desde las más básicas, como el iPad mini, hasta los iPad Pro.
El software, pieza clave
Todo lo anterior se ve aglutinado, y en cierta medida acrecentado, por la falta de un software que acompase cada uno de los pasos que damos a diario en el manejo del terminal. Es una de las críticas que más se ha repetido a lo largo de los años en lo que al espectro de tablets fuera del ecosistema iOS se refiere, las cuales son incapaces de exprimir su verdadero potencial en buena parte por la falta de recursos en forma de aplicaciones, de gestión de las interacciones y de, en definitiva, diferenciación respecto a lo que uno puede encontrar en cualquier smartphone Android.
Una tablet, como concepto, está cada vez menos definida por el mero hecho de contar con una mayor pantalla sobre la que visualizar contenido o ejecutar acciones, sino por las posibilidades que ofrece al usuario a diferentes niveles. Con el fragmentado Android, lamentablemente, es muy complicado disfrutar de una experiencia que difiera en más aspectos al margen de, como mencionaba, contar con una versión ampliada de lo que ya tenemos en el teléfono. Teclado y lápiz son dos ingredientes para lograrlo, pero sin el apoyo de un sistema vitaminado y una nutrida oferta de apps que lo acompañen, el panorama es harto complicado.
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La Galaxy Tab S5e es un buen producto, que transmite agradables sensaciones en mano y que, si el enfoque es exclusivo para consumo de contenido multimedia, juegos y alguna edición de texto ocasional, no decepcionará. Para todo lo que se salga de estos límites, las barreras se antojan demasiado altas como para poder sortearlas sin sacrificar demasiado por el camino.