Por fin, después de varios retrasos, el lanzamiento de la misión Chandrayaan-2, de la Organización de Investigación Espacial de la India (ISRO), está programado para esta semana, el próximo domingo 14 de julio.
Si todo va bien, el viaje finalizará en septiembre, con la llegada de la nave al polo sur de la Luna, donde liberará un rover y un módulo lunar cargado de instrumentos que se encargarán de analizar esta zona menos conocida de nuestro satélite.
El segundo paso de la India hacia la Luna
El domingo, a las 23:21 (hora peninsular española), la misión Chandrayaan-2 partirá del Centro Espacial Shatish Dhawan, en la costa este hindú, con ayuda del lanzador más potente de ISRO, el GSLV-MK3. Empezará así la segunda fase de un proyecto que comenzó el 22 de octubre de 2008, con el lanzamiento de Chandrayaan-1 y su posterior llegada a la Luna. Aunque en un inicio estaba programado que la sonda permaneciera en nuestro satélite durante dos años, solo estuvo allí 10 meses, pero bastaron para obtener información muy valiosa de cara a futuras investigaciones.
De hecho, a partir de los datos extraídos por su instrumento Moon Mineralogy Mapper (M3), el pasado mes de agosto un equipo de científicos de las Universidades de Hawaii y Brown logró detectar la presencia de hielo en la superficie lunar. Pero eso no fue todo. También logró tomar más de 70.000 imágenes, con las que se ha compuesto un extenso mapa en 3D, e incluso recogió información de gran interés sobre la actividad tectónica del satélite.
Confirman la existencia de agua congelada en la superficie lunar
Dado el éxito de Chandrayaan-1, estaba previsto lanzar la segunda fase en 2013. Sin embargo, la retirada de la Agencia Espacial Rusa (Roskosmos) del proyecto obligó a posponer varias veces la salida. Finalmente, se había programado para el pasado mes de mayo, pero el aterrizaje fallido de la misión israelí Beresheet alentó a los científicos detrás del lanzamiento de Chandrayaan-2 a tomar algunas precauciones adicionales, aunque eso supusiera volver a posponer la fecha de salida hasta el próximo domingo.
Tres componentes para estudiar el polo menos conocido de la Luna
A diferencia de la utilizada en 2008, que era mucho más simple, la nave que se lanzará el domingo consta de tres componentes. El primero es el orbitador, cuyo objetivo, como su propio nombre indica, será colocarse en órbita, a unos 100 kilómetros de distancia de la Luna. A bordo de él viajan el módulo de aterrizaje Vikram y el rover Pragyam. El primero se separará del orbitador y viajará hasta la superficie, donde se desplegará y liberará en ella el rover. Además, tiene un papel vital en la comunicación entre la Tierra y todos los componentes, y también lleva consigo instrumentos científicos para tomar mediciones durante los 14 días posteriores al alunizaje. Finalmente, Pragyam es un vehículo robótico con la capacidad de moverse de forma autónoma en un radio de 500 metros. Para ello cuenta con una serie de paneles solares de 50 vatios de potencia, que le permitirán obtener la energía necesaria, tanto para su propulsión como para las comunicaciones y la puesta en marcha de los instrumentos científicos. Entre las herramientas que contiene, destaca el espectrómetro de rayos X, que analizará la composición de la corteza lunar. Las mediciones se tomarán en torno al lugar de aterrizaje, que está planeado aproximadamente a 70º de latitud sur, o incluso más cerca del polo sur, según algunos informes.
El Beresheet se estrella contra la Luna
Esto convierte a Chandrayaan-2 en una misión única, ya que la presencia de múltiples cráteres y terreno accidentado hace que el aterrizaje en esta zona de la Luna sea complicado y, por lo tanto, el resto de vehículos hayan optado por posarse mucho más al norte. A pesar de estas dificultades logísticas, se considera que el polo sur del satélite podría ser mucho más propicio para la colocación de asentamientos futuros, de ahí que sea tan importante estudiarlo y extraer muestras para su posterior análisis.
Con su primera fase la India ya obtuvo un gran hito en la historia de las misiones espaciales. Ahora está muy cerca de dar un nuevo paso, aún más grande. Sin duda es una gran forma de celebrar que este año hace medio siglo que la humanidad pisó por primera vez la Luna.