Hace apenas unas semanas se daba a conocer la noticia de que una especie de rata australiana se había convertido en el primer mamífero extinto con motivo del cambio climático de origen antropogénico. No era el primer animal que se extingue a causa de la actividad humana, pues pocos meses atrás desaparecía de la faz de la tierra una especie de caracol hawaiano después del fallecimiento de su último ejemplar, el viejo George.

Ahora, un estudio publicado por investigadores de la Universidad de Yale en Nature Climate Change pone de manifiesto que si el ritmo establecido no cambia la cosa no va a mejorar, sino que empeorará notablemente, poniendo en serio peligro a casi 1.700 especies en los próximos 50 años.

Esta rata recién extinta es una de las primeras víctimas del cambio climático

Ecosistemas que se desmoronan

La intensa actividad humana en los últimos años ha llevado a la destrucción masiva de bosques, selvas y otros enclaves, con el fin de crear nuevas tierras de cultivo o terreno para construcción.

Como resultado, muchas especies han perdido buena parte de la superficie de su hábitat natural, quedándose sin las zonas en las que normalmente se alimentaban y se cobijaban. Esto es algo que preocupa a muchos científicos, como los autores de este estudio, que decidieron realizar modelos computacionales que permitieran vaticinar el destino de un total de 19.400 especies de todo el mundo. Para ello utilizaron cuatro escenarios posibles, que fueron acordados a partir de las tendencias que se han establecido hasta ahora. Todas las opciones representan expectativas razonables sobre futuros desarrollos en la sociedad global, la demografía y la economía.

De este modo, comprobaron que los cambios generados en el planeta supondrán para 2070 un claro aumento del riesgo de extinción de 1.698 especies, compuestas por 886 anfibios, 436 aves y 376 mamíferos. La evolución que tendrá lugar en cada una de las trayectorias definidas puede observarse online en lo que han calificada como “el mapa de la vida”. Al introducir en él el nombre de una especie, se ve su distribución por el planeta y cómo está clasificado actualmente en la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. A continuación, se puede seleccionar uno de los cuatro escenarios posibles y el año, desde 2015 hasta 2070. Una vez introducidos los datos, aparece un nuevo mapa en el que se observa su posible distribución futura y cómo se ha visto afectada con el paso del tiempo.

George, el caracol hawaiano cuya muerte supone la primera extinción de 2019

Así, se puede ver que algunas de las especies más perjudicadas son la rana Oreophryne montícola, de Indonesia, un antílope africano, conocido como cobo del Nilo (Kobus megaceros), y dos aves sudamericanas, el cazador de árboles de ceja pálida (Cichlocolaptes leucophrus) y la pajonalera piquicurva (Limnornis curvirostris). En general, parece ser que las zonas más afectadas serán África central y oriental, América central, Sudamérica y el sudeste asiático, aunque todo el planeta se verá afectado en mayor o menor medida.

Además, como bien advierte uno de los autores del estudio, Walter Jetz, en un comunicado de prensa, no solo las actividades realizadas en esas zonas son culpables del declive de todas estas especies, pues la demanda ejercida en otras partes del mundo también tiene mucho que ver. Este es el caso de las extensiones de terreno que deben ser deforestadas para la implantación de cultivos dedicados a la producción de soja o aceite de palma. Al menos, 50 años antes sabemos qué puede pasar si no se toman las medidas adecuadas. Hay tiempo para decidir cómo actuar.

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