Hay historias que nunca pasan de moda y otras que, además, vuelven de vez en vez a nosotros. Nace una estrella es una de estas obras. En este siglo XXI, casi al final de su segunda década, la historia del famoso en decadencia y la chica talentosa que alcanza el estrellato ha vuelto con Bradley Cooper al frente y detrás de cámaras, y Lady Gaga encabezando el reparto. El resultado es un largometraje de impecable hechura aunque con una historia por demás predecible.

Nace una estrella es el tercer remake de la película de 1937 protagonizada por Janet Gaynor y Fredric March, dirigida por William A. Wellman. Aquella primera cinta fue nominada a los premios de la Academia en siete categorías, entre ellas, mejor dirección, mejor película y mejor guion original. Los otros largometrajes que recrearon esa historia también tuvieron buena recepción, aunque la ópera prima de Cooper se destaca de las anteriores con sus ocho nominaciones a los Premios Óscar, entre ellas mejor actor y actriz principal —para Cooper y Gaga—, así como la prestigiosa categoría de mejor película del año.

La historia es simple: Jack —Bradley Cooper—, un cantante de country-rock muy famoso, conoce a Ally —Lady Gaga—, una chica talentosísima que canta precioso, y por supuesto se enamoran perdidamente. Jack y Ally disfrutan su amor por un tiempo, sin embargo, pronto se dan de frente con los demonios del cantante: exceso de alcohol y pastillas. La decadencia de Jack (Cooper) y el asenso de Ally (Gaga) hacen aun más difícil su relación y pronto se hace imposible su convivencia. Además, la opinión pública y de los amigos cercanos terminará de trazar el desenlace de la historia de ambos.

¿Pero qué hace de Nace una estrella tan especial? En resumidas cuentas la historia del amor a primera vista, así como el de ver hecho realidad el sueño de una chica con pocas oportunidades pero con mucho talento. Eso sí, el gran mérito del remake de Bradley Cooper radica en cómo está hecha y cómo fueron recreados los personajes principales. Los protagonistas funcionan a la perfección en pantalla; hacen creíble su intensa relación y su profundo amor.

Desde que inicia la película es imposible no enrolarnos con los personajes o no interesarnos por ellos. La química de los protagonistas es grandiosa, de esas que pocas veces se logra capturar en la pantalla; sin duda se trata de una pareja para la posteridad en la historia del cine hollywodense. Lo que se le puede reprochar a Nace una estrella es que su historia no es sorprendente y muy pronto llega a ser predecible; claro que eso no le quita nada a su hechura impecable y que logra transmitir muchas cosas a lo largo de ella. Sin embargo, sí que deja personajes sin resolver o que uno no termina de entender para qué fueron presentados; otros tienen demasiado peso en la resolución de la historia sin que esto llegue a ser verosímil.

Eso sí, una nominación más que merecida de las ocho que ha conseguido para la nonagésima primera edición de los Premios Óscar es la de mejor música original. No podía ser de otra forma tratándose de un filme sobre músicos, y debe decirse que las actuaciones de ambos protagonistas en este sentido es impecable. La canción "Shallow" es emotiva, entrañable y memorable. El resto de las canciones presentadas y de la música que viste toda la película es excelente.

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Recordemos que esta cinta se encuentra nominada a mejor película en los Premios Óscar, categoría que comparte con: _La favorita_, Black Panther, Green Book, Vice, Roma y Bohemian Rhapsody. Ya veremos cuantas estatuillas se llevará a casa este 23 de febrero en la noche de gala de los Premios de la Academia.

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