Si uno lo piensa bien, lo mínimo que se le puede exigir a una serie de televisión que se ubica en el cosmos desquiciado de Batman y la tenebrosa ciudad de Gotham, o sus alrededores, es una oscuridad rotunda, no las medias tintas con las que en muchas ocasiones se colorea la multitud de historias de superhéroes en la gran pantalla o en la pequeña; para que resulten más agradables y digeribles por un público más amplio, sobre todo. De manera que **Titanes, la ficción televisiva creada por Greg Berlanti* (You*), Akiva Goldsman (A Beautiful Mind) y Geoff Johns (*Wonder Woman 1984*) en 2018 para Warner Bros. y ser difundida desde DC Universe y, luego, a través de Netflix en todo el mundo, respeta la idiosincrasia gótica en el drama desapacible que nos ofrece y no incumple lo tanto de lo que de ella se esperaba.
Así, pese a contar con un famoso personaje de DC Comics como es Dick Grayson, más mentado con el sobrenombre de Robin en la esfera del hombre murciélago, por sus elementos sombríos no da la impresión de que esta obra pertenezca a las aventuras típicas de superhéroes, y por **la gravedad de su tono se separa sin discusión de la ligereza que caracteriza a las series del Arrowverso* que componen, sí, Arrow (Berlanti, Marc Guggenheim y Andrew Kreisberg, desde 2012), The Flash (Berlanti, Johns y Kreisberg, desde 2014), Constantine (Daniel Cerone y David S. Goyer, 2014-2015), Supergirl (Berlanti, Kreisberg y Ali Adler, desde 2015), Vixen (Guggenheim, desde 2015) y Legends of Tomorrow* (Berlanti, Guggenheim, Kreisberg y Phil Klemmer, desde 2016).
Más sangrienta que las anteriores, con un sadismo que siempre cuadra con la perturbada villanía en las peripecias de Bruce Wayne —sin su elocuencia habitual— y como rara avis pero no en cuanto a su nivel y sus excéntricas abstracciones, sería semejante a *Legión* (Noah Hawley, desde 2017) entre las series televisivas de Marvel, tanto las defenestradas como las que siguen en pie. Combina el peso del pasado en los personajes de mayor popularidad y el recorrido de autoconocimiento de los nuevos superhéroes o de los que lo podrían llegar a ser; y la decisión de que Batman y Alfred Pennyworth se mantengan fuera de plano se reconoce muy acertada, pues sus figuras míticas no deben eclipsar el protagonismo de Robin ni el tutelaje que le corresponde a él en estos episodios.
Las opciones audiovisuales que escogen los cineastas pivotan entre lo funcional y una planificación más reflexionada y evidente y un agradecido y esporádico fuera de campo, y así le ahorran a los espectadores parte de la lucha cuerpo a cuerpo que podría volverse reiterativa y que, en verdad, no es necesario ver con todo lujo de detalles, de manera que lo sentimos por los que únicamente quieran contemplar mamporros. Se revela más entretenida e interesante que, por ejemplo, esa otra ficción periférica, protagonizada por personajes menores, que es *The Gifted* (Mat Nix, desde 2017) en Marvel. Y su mejores capítulos quizá sean el persuasivo paréntesis de origen “Hank and Dawn” (1x09) y el onírico y apetitosamente gótico “Dick Grayson” (1x11), con el que se cierra la temporada.
**Ningún miembro del reparto recibirá galardones de prestigio por su labor en Titanes, pero todas las actuaciones gozan de la suficiente credibilidad**, desde la de Brenton Thwaites (Son of a Gun) como Robin, Teagan Croft (Rescate en Osiris) encarnando a Rachel Roth, Anna Diop (24: Legacy) como Kory Anders y Ryan Potter (Big Hero 6) en la piel de Gar Logan hasta Minka Kelly (Friday Night Lights) como Dawn Granger, Alan Ritchson (*Black Mirror) interpretando a Hank Hall, Conor Leslie (El hombre en el castillo) como Dona Troy, Curran Walters (Mujeres del siglo XX) poniendo rostro a Jason Todd, Rachel Nichols (Mentes criminales) como Angela Roth, Reed Birney (House of Cards) en los zapatos del Dr. Adamson o Seamus Dever (Castle*) como un villano imprevisto.
La banda sonora compuesta por Kevin Kiner (*Narcos: México*), poco conocido a pesar de su carrera de casi treinta y tres años, y el reputado Clint Mansell (Requiem for a Dream) tiene momentos de virtuosismo electrónico. Las referencias gratuitas de la serie a su contemporánea *Juego de tronos* (David Benioff y D. B. Weiss, 2011-2019), que no se proponen con ninguna función en la trama ni tan siquiera metafórica o humorística, sólo sirven para comprobar hasta dónde ha llegado la obra basada en las novelas de George R. R. Martin. Es muy dudoso que a Titanes le espere tanto éxito porque **no alcanza el grado de complejidad o brillantez de los grandes triunfos para la seriefilia, pero su dignísimo espectáculo de final disruptivo le gana a uno lo bastante para que quiera ver más**.