Aunque para muchos los mosquitos solo son un incordio por las molestias ocasionadas por sus picaduras, en algunos países son un verdadero problema de salud pública, causante de todo tipo de enfermedades, desde la malaria hasta el virus del Zika.

Por eso, aparte de las medidas preventivas, como evitar los estancamientos de agua o utilizar ropa que cubra el máximo posible de piel, también es importante el desarrollo de insecticidas que eviten su proliferación. Sin embargo, esto último va unido a un problema ecológico grave, ya que las sustancias que atacan a los mosquitos pueden actuar también sobre otros insectos, mermando su población, a pesar de no suponer ningún peligro.

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Por eso, un equipo de investigadores de la Universidad de Arizona decidió analizar varias bases de datos genómicas, en busca de secuencias de ADN comunes a varias especies de mosquitos transmisores de enfermedades, pero inexistentes en otros insectos. La búsqueda ha dado sus frutos con el descubrimiento de una proteína, cuya ausencia provoca problemas en el desarrollo de los huevos y, por lo tanto, impide el desarrollo de descendencia.

Cortar de raíz

Para la realización de este estudio, publicado hoy en PLOS Biology, los investigadores utilizaron una serie de herramientas bioinformáticas para analizar varias bases de datos genómicas de dominio público. Concretamente, buscaban alguna secuencia que se encontrara en los tres principales vectores de enfermedades causadas por mosquitos: Aedes, Culex y Anopheles.

Entre otras patologías, el primero es el principal transmisor del dengue o el Zika, mientras que los de la especie Culex son responsables de la fiebre del Nilo Occidental y los Anopheles de la malaria. Finalmente, encontraron un grupo de genes que se encontraban en el genoma de las tres especies, pero no en otros insectos muy estrechamente relacionados con ellos evolutivamente.

El siguiente paso fue comprobar qué ocurría si la expresión de esos genes se inhibía. Para ello utilizaron una técnica conocida como ARN interferente, que bloquea al intermediario que lleva la información del ADN hasta las proteínas, evitando por lo tanto que esta se exprese.

De esta forma estudiaron un total de 40 genes diferentes, todos ellos en hembras de mosquitos Aedes aegipty. Al comprobar qué ocurría con sus huevos, descubrieron que no se generaba correctamente una proteína llamada factor 1 de organización de la cáscara de huevo (EOF1) y que, como consecuencia, la cáscara se volvía frágil, dando lugar a huevos no viables.

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Identificado esto, el siguiente paso de estos científicos será implementar un protocolo que permita evitar específicamente que se exprese el gen responsable de codificar dicha proteína, a través de técnicas como el ya famoso CRISPR-Cas9.