El verano es época de insectos, un placer para los amantes de la entomología y una tortura para los que padecen alergia a las picaduras de algunas especies.

Sin embargo, en algunas ocasiones no sólo suponen un riesgo para los alérgicos, ya que algunos insectos son los responsables de la transmisión de enfermedades muy peligrosas, como la malaria, el tifus o el virus del Nilo Occidental.

Por eso, en los países en los que frecuentemente habitan estos insectos se deben tomar ciertas precauciones, como evitar los estancamientos de agua, utilizar manga y pantalones largos y, sobre todo, tener siempre insecticidas y repelentes a mano. El problema viene cuando, de un modo similar al de las bacterias y los antibióticos, moscas y mosquitos se vuelven resistentes a estas sustancias, haciendo inútil su uso.

Esto ha llevado a un equipo de investigadores de la Universidad Estatal de Iowa a desarrollar un nuevo tipo repelente, basado en ingredientes de origen natural y con menos efectos secundarios para el medio ambiente que los habituales. Sus resultados han sido presentados recientemente en la edición 256 de la reunión anual de la Sociedad Americana de Química.

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Más allá de los piretroides

Los piretroides son un grupo de compuestos químicos artificiales, que comenzaron a fabricarse a finales de los años 40, con el objetivo de emular la actividad insecticida de la piretrina, presente de forma natural en el crisantemo.